Andalucía

Carlos Cuarteroni, el andaluz que inspiró la figura de Sandokán

Carlos Cuarteroni

Carlos Cuarteroni

El pirata Sandokán comenzó a conocerse a en la década 1880, cuando comenzaron a publicarse las novelas de aventuras protagonizadas por este marino y escritas por el autor, periodista y navegante italiano Emilio Salgari. 

Su parte más allá de los mares de la literatura llegó en forma de adaptaciones en televisión y cine, así como al cómic y series de animación. En España tuvo gran éxito la adaptación de 1976, una miniserie dirigida por Sergio Sollima y protagonizada por el actor indio Kabir Bedi en el papel de Sandokán, a quién también interpretaría en otras películas. 

Sin embargo, la relación entre el tigre de Malasia y España va más allá del éxito cosechado por el personaje de Salgari en nuestro país, sino que se encuentra basado parcialmente en el gaditano Carlos Cuarteroni Fernández.

El gaditano que inspiró a un pirata 

Carlos Domingo Antonio Genaro Cuarteroni Fernández (o Carlos Cuarteroni Fernández para abreviar) fue el cuarto de los nueve hijos que tuvo el matrimonio formado por el comerciante italiano Giovanni Cuarteroni y la sanluqueña Ramona Fernández. Nació en Cádiz en septiembre de 1816 y en su casa natal una placa recuerda su figura.

Su familia estaba relacionada con el mar, ya que su padre era dueño de un establecimiento de aprovisionamiento de buques en la ciudad, como destacan en su biografía en la Real Academia Española de la Historia. 

Carlos Cuarteroni realizaría su primer viaje a Filipinas como agregado de piloto en 1829 y cuando consiguió el título de 'piloto de todos los mares' partió de Luzón a diferentes puertos asiáticos a bordo de un bergantín que tenía el nombre de 'Cántabro'.

Fue capitán de la Marina Mercante y Sutil de Filipinas, aunque en 1842 dejó su carrera en la Marina, se compró una goleta a la que bautizó como 'Mártires de Tonkín' y se dedicó a la pesca de perlas. Ese mismo año se convirtió también en cazatesoros, tras encontrar un barco inglés hundido con un inmenso tesoro.

También lucharía contra la esclavitud tras ser consicente en sus viajes del sufrimiento de los esclavos filipinos por piratas "moro-malayos". Esto llevó a Cuarteroni a tomar el hábito de los trinitarios y recorrer los puertos, pagando los rescates de los esclavos y llevando a estos a sus ciudades de origen.

En 1849 fue nombrado sacerdote en Roma, a manos del papa Pío IX.  Sería nombrado prefecto apostólico en el año 1857 y tomó posesión de las misiones católicas en Borneo y Labuán. Hasta el final de su vida en 1880, la Real Academia de Historia destaca que Cuarteroni siguió luchando por la liberación de los cautivos filipinos, impulsando tratados en los que pedía ayuda a la corona española por ser estos súbditos españoles. Presionó también a las autoridades españolas para la protección de estos en la isla de Borneo. Al final de su vida regresó a Cádiz, ya sin fortuna y con problemas de salud, muriendo a los pocos días de su llegada.

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