Andalucía

Un colectivo al que la sociedad intenta ocultar

  • Profesores de la Universidad de Huelva analizan la situación legal de las madres adolescentes en España

Pese a los avances en los derechos de las minorías, hay un colectivo que deliberadamente o no, ha sido esquivado pero que no ha pasado desapercibido para un grupo de investigadores de la Universidad de Huelva (UHU). Se trata de las madres adolescentes y en concreto, de las inmigrantes, sobre el que han trabajado Octavio Vázquez, Pablo Álvarez y Manuela Fernández-Borrero, docentes del Departamento de Sociología y Trabajo Social, que han realizado el proyecto de investigación Derechos implícitos no reconocidos, leyes explícitamente inexistentes. La invisibilidad de las madres extranjeras adolescentes: un desafío para el trabajo social en España.

Vázquez intenta ver esa falta de visibilidad en que "la maternidad de las adolescentes se siente como un fracaso que además desafía los límites sociales". Tal es la situación que ningún tipo de legislación o normativa contempla la figura de la madre adolescente que casi por arte de magia, se ha de convertir en persona adulta con todos sus derechos y responsabilidades.

El trabajo argumenta que esa maternidad prematura "pone de manifiesto lo que se considera en la sociedad occidental como problema por sus efectos adversos a niveles educativos, de inserción laboral y posible monoparentalidad". Aunque comparte buena parte de las características, la maternidad prematura entre las adolescentes inmigrantes conlleva otras connotaciones. Inmersas en un ambiente de mayor vulnerabilidad social -bajos ingresos y bajo nivel formativo-, estas chicas están rodeadas en muchas ocasiones de valores culturales distintos, como el latino en el que se mantienen con cierta fuerza conceptos como el familismo (familia como fuente de apoyo, pertenencia e identidad), marianismo (que enfatiza como principal rol femenino, el de madre y esposa) y machismo (padre como proveedor de recursos para la familia).

Según datos oficiales, entre 2000 y 2011 nacieron en España 47.428 niños de madres adolescentes de los que nada menos que el 27% fueron de progenitoras extranjeras. No son cifras desdeñables y suponen un fenómeno que legislativamente se ha soslayado.

Ante esta situación de desamparo, los investigadores se plantean si la maternidad prematura llega a convertirse en un eslabón más de la exclusión social ya que una de sus consecuencias más habituales es el abandono del sistema educativo por parte de la madre. De este modo, plantean la siguiente pregunta: "¿Si están fuera del sistema educativo, indica ello que estas maternidades tienen lugar generalmente en población ya desfavorecida y excluida socialmente donde una maternidad adelantada no es sino un eslabón más en una cadena de exclusión social?" Lo que sí evidencia el trabajo es que el hecho de que estas chicas opten o no por el matrimonio no les exime de que en su inmensa mayoría, acabe por dedicarse a las tareas del hogar y se lamentan de que no existan "mecanismos de control ni ayudas especiales para facilitar la continuidad de estas madres jóvenes en el sistema educativo".

Pese a que una de las repercusiones más habituales de la maternidad adolescente es el abandono del sistema educativo, las madres de nacionalidades latinoamericanas prosiguen en él en mayor medida que las de otras nacionalidades e incluso que las españolas. La opción del matrimonio, seguida casi en exclusiva por las marroquíes, supone "la aceptación de facto de los roles tradicionales que priorizan la vida privada en detrimento de la pública".

El trabajo social aparece como uno de los pocos recursos al alcance de este colectivo. El grupo de investigación invoca las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS): "Las políticas deberían estar encaminadas a reducir el estigma social, ayudar a las madres a desarrollar un proyecto de vida libremente decidido y facilitar/mejorar el acceso a los padres para que formen parte del crecimiento de los hijos".

Los investigadores sugieren que "es una tarea del trabajador social, concienciar a los profesionales sanitarios de que el fenómeno en cuestión no debe pasarse por alto y no atender exclusivamente las demandas explícitas de las adolescentes, sino aprovechar el acercamiento al dispositivo de salud para poder ofrecer una atención integral que incluya la perspectiva bio-psico-social de la salud". Y como principio básico que debe seguirse, los docentes de la UHU apuestan porque se escuche más atentamente a las propias madres: "Quizás por la consideración legal de ser menores, no se les escucha todo lo que se debiera, por lo que las estrategias están todas pensadas desde una postura adultocentrista. Y la pregunta sería, ¿hasta qué punto se han escuchado sus demandas?

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