La selección española llegó en torno a las 13:00 a la estación de AVE de León, donde varios centenares de aficionados la recibieron. También los hubo que se desplazaron hasta su hotel de concentración.

En poco más de un año, el combinado nacional ha visitado en dos ocasiones la capital leonesa: en junio de 2015 para disputar el amistoso ante Costa Rica, y ahora, con motivo del duelo frente a Liechtenstein, en el que será el arranque en la fase de clasificación para el mundial de Rusia de 2018.

El recibimiento de ayer tuvo el mismo calor que su antecesor, con muchos seguidores cubiertos con los colores de una selección que los volvió a ilusionar después del estreno ante Bélgica.

Nolito y otros menos conocidas, como Marco Asensio, Paco Alcácer o Sergi Roberto se toparon con unos gritos de apoyo que subieron de decibelios al bajar del autobús clásicos como Sergio Ramos; también al ver a uno que vuelve, Pepe Reina; y hasta al vislumbrar a Gerard Piqué.

Muchas de las miradas y los comentarios previos a la llegada de la expedición se centraban en la figura del defensa del Barcelona, ya que en la anterior visita a León se produjo ese divorcio entre el jugador y un sector de la afición que lo abucheó reiteradamente en el partido ante Costa Rica.

Pero en esta ocasión Piqué se encontró con un respaldo y apoyo mayoritario. Incluso se detuvo nada más bajar del AVE para firmar los primeros autógrafos. Al llegar al hotel también recibió gritos de cariño, lejos de los improperios de la anterior ocasión, que lo aclamaron como Piquenbauer. Menudo cambio.