A bote pronto, la pregunta era obligada. ¿Entendió la decisión de Aíto de no alinearle más tiempo en el Palau? "Es algo que no depende de mí, son cuestiones para el entrenador. Yo soy un profesional e intento hacer lo mejor para el equipo. A partir de ahí, el entrenador es el que decide si tengo que jugar más o menos". Quizás otros lo hubiera hecho, pero Cabezas eludió montar un lío y optó por mirar hacia delante. Su buena actuación en el Palau no valió para que Aíto le confiara el grueso del último cuarto. Pero capítulo cerrado y la mente en mañana.

Cabezas redundó en la idea de que en el vestuario no existe conformismo: "Por supuesto, ambición hay. El equipo no ha tirado la toalla. Queremos hacer un partido fuerte ante la afición. Hemos sido capaces de competir muchos minutos en el Palau y ahora somos conscientes de que tenemos un match ball delante. A este equipo ya le hemos ganado y tenemos que dar todos un paso adelante", insistió el base malagueño, que admitió la decepción por perder el domingo: "Más que estar muy tocados, lo que pasó es que se fue una gran oportunidad. Lakovic y Navarro tuvieron mal porcentaje de tres y estaban dubitativos. Fue una ocasión de dar un gran zarpazo allí y sacar una victoria importantísima, pero ya no se puede hacer nada".

La experiencia esta temporada dice que el Barcelona ha sido un rival abordable y eso ha calado en el vestuario. "Por plantilla y calidad parece que son superiores, pero por juego y resultados, no tanto. En todos los partidos hemos competido hasta el último minuto. Es verdad que se nos complican esos pequeños detalles, pérdidas de balón, esos tres o cuatro minutos en los que quizá queremos resolver antes de tiempo. A ver cómo podemos mejorarlo", afirmó Cabezas, que evita referirse a su futuro cuando se le cuestiona si ha pensado en que el de mañana puede ser su último partido en Málaga: "No, no me he planteado que sea mi último encuentro en el Carpena. De momento, pienso en el partido de mañana y ya está. Esperemos que no sea el último".