Chavanel lanza el órdago

El francés se impone en la primera etapa alpina, logrando el maillot amarillo, en un día en el que los favoritos no movieron ficha antes de la dura etapa de hoy

Un aficionado anima a Chavanel en la subida a la estación de Rousses.
C. De Torres (Efe) / E. Des Rousses

11 de julio 2010 - 05:02

Sylvain Chavanel (Quick Step) se reencontró con el maillot amarillo y con otro triunfo de etapa tras firmar una exhibición en solitario en la primera jornada alpina, en la que los favoritos no entraron en la batalla y mantuvieron sus diferencias.

El francés brilló en el ascenso a la inédita cima de la estación de Rousses con un ataque incontestable que le permitió llegar a meta en solitario, a pesar de la persecución de Rafa Valls (Servetto), que llegó segundo a 57 segundos del ciclista galo, quien ya ganó en Spa. Valls, de 23 años, abrió el camino de los secundarios españoles. El de Cocentaina (Alicante), se presentó en sociedad con un segundo puesto que le supo "a victoria", como la que consiguió de verdad este año en su estreno de profesional en la lejana Vuelta a San Luis, en Argentina, donde además fue líder.

Los favoritos, sin el menor ataque entre ellos, pasaron página a 1.47 minutos. Pacto de no agresión. Ninguno de ellos lo intentó, ni siquiera el australiano Cadel Evans, a quien el recorrido le venía de maravilla. Los jerarcas aplazaron el pulso para la etapa reina de los Alpes de hoy. El suizo Fabian Cancelara se diluyó como un azucarillo y se despidió del jersey amarillo al dejarse en la meta más de 13 minutos. Sin embargo, el aspecto combativo que les faltó a unos le sobró a Chavanel, que ahora encabeza la general con 1.25 minutos sobre Evans (BM) y 1.32 respecto al canadiense Ryder Hesjedal (Garmin).

El calor hizo mella el día que el Tour entró en los Alpes, macizo donde las montañas hablan de historia y ofrecen terreno para ver las cartas de los mejores. El primer capítulo alpino era muy liviano, tanto que se puede hablar, para ser más exactos, de una etapa de media montaña. Territorio Contador, dicen, aunque el madrileño no quiere oír historias que tengan que ver con la responsabilidad. Ni suya ni de su equipo. Ya llegarán los Pirineos en la última y definitiva semana.

Tres puertos pequeños para empezar, o sea, tachuelas, donde un quinteto de escapados lucieron sus respectivos maillots. Ahí se metió el navarro Rubén Pérez, como el día anterior, como casi siempre, a ver si pescaba algo valioso. Aventuras con kilometraje de caducidad, aunque tuvieron una ventaja superior a los ocho minutos. Y otros tres puertos hasta la inédita meta de la Estación des Rousses, estos más serios, de segunda categoría, anónimos, y concentrados en los últimos 60 kilómetros. Rubén Pérez se descolgó y se quedaron en cabeza Jerome Pineau (Quick Step), líder de la montaña y Danilo Hondo (Lampre). Antes de cruzar el alto el Radioshack de Armstrong abrió la danza, lo que obligó a Contador a presentarse en primera línea de cabeza, a controlar movimientos. Un fuego de artificio.

El definitivo ascenso al Col de Lamoura (14 kilómetros al 5%) cambió el panorama. Se hundió Pineau y lo rebasó el incansable Chavanel, que emprendió el camino imparable hacia una nueva hazaña. Ídolo de la afición francesa, jugó sus bazas en el momento oportuno, con fe e inteligencia. No se tomó el día de trámite. Por eso le llegó el premio en forma de maillot amarillo.

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