Valencia-málaga

A la Estrada y a la salida (3-0)

  • El árbitro decanta el partido en Mestalla con una pila de decisiones contrarias a un buen Málaga, especialmente por una roja extremadamente rigurosa a Darder en el minuto 26

El soplo arbitral a favor que recibió el Málaga en la primera jornada ante el Athletic, ese gol anulado a Iraizoz en el descuento, se le volvió en contra de forma huracanada en Mestalla. Desde el primer minuto, además. Puñetazo de Alves en la cabeza de Santa Cruz al llegar tarde a un balón dividido en el primer minuto dentro del área. Obviado. Se tuvo en el suelo, bien puesto, el equipo de Javi Gracia tras el error. Con dinamismo, con gusto por el balón, con buenas ideas y propuestas, como ante el Athletic.

Pero tras 25 minutos de fútbol fresco y descarado, por momentos excelente, Estrada Fernández decantó el partido de manera inopinada. Sergi Darder entró a Parejo con la pierna a una altura que no debía pero sin fuerza para que aquello fuera lo que interpretó el colegiado catalán. Expulsión para el mallorquín ante la incredulidad generalizada. Y ahí, en el minuto 26 de partido, el encuentro se decidió. Hay errores y errores. Y este se cargó la competitividad que tenía el duelo, que era mucha. El partido podía acabar 3-0, como acabó, después, aunque no apuntara a ello. Pero Estrada impidió competir. Mestalla parece un campo maldito. Sólo hay que remontarse a aquel infame arbitraje de Rubinos Pérez tres años atrás, en el que el Málaga acabó con nueve y perdió 4-3. Seguro que es casualidad, pero dio la impresión de que Estrada se cobró lo de Iraizoz y pagó lo de De Paul, expulsado la jornada atrás en el Pizjuán. Dos piscinazos de Feghouli quedaron en el limbo y podía haber equilibrado con una segunda amarilla a Andre Gomes. Ahí quedan en el inventario.

Puede reprochársele a Gracia que no sacara a Recio por alguno de los mediapuntas para recomponer y asentar el estropicio de Estrada, pero la sensación es que el partido hizo crack en ese justo momento y el dominó era imparable. Y, no obstante, prueba la osadía del navarro, con una etiqueta de conservador que no está demostrando en absoluto en Málaga.

Cinco minutos después de aquello, una pérdida en el centro del campo de Luis Alberto que jamás se debe tener cuando se está en inferioridad propició una buena internada del interesante Gayà, el peúltimo de ese molde de laterales izquierdos que parecen clonar en Paterna, para colocar un balón al corazón del área. Y allí, Alcácer,novedad en la lista de Del Bosque, se infiltraba entre Sergio Sánchez y Weligton para con la puntera batir a Kameni y demostrar una vez más que desparrama gol aunque no rebose cualidades vistosas.

Antes de aquello, Roque había disparado seco rozando el poste, Alves desvió con la punta de los dedos un disparo de Juanmi que se envenenó en un defensa y el paraguayo, soberbio en su pelea con los centrales y a la hora de dar oxígeno, a punto estuvo de embocar una magistral pizarra de Gracia. Y, justo después del gol, Horta sacó un latigazo con la diestra que mandó a corner Alves con un paradón de categoría. Un Málaga osado y valiente se había encontrado con un enemigo inabordable.

En ese momento se percibía ya el riesgo de que el Valencia matara en una contra por el riesgo malaguista y llegó en otro traspié. Un pase de Feghouli fue interceptado por Weligton entre el sobaco y el brazo izquierdo. No hubo voluntariedad pero sí penalti. Kameni detuvo el disparo de Parejo, que, como Luis Alberto en la primera jornada, convirtió el rechace con tranquilidad. Ya era al filo del descanso.

El 2-0 era una losa durísima. Pero uno de los asistentes dio el puntillazo al Málaga. Mágico pase picado de Luis Alberto para habilitar a Juanmi, muy activo y suelto en la banda izquierda, que el coineño transforma en gol. Banderazo del juez de línea. Barragán salía dos metros atrás. Con tanta fatalidad arbitral era imposible reponerse. Pocos ataques después, una gran dejada de Alcácer para Piatti, que desde la frontal sentenciaba el encuentro. Castigo injusto para el Málaga, que intentó dar la cara. Los Samus salieron al campo y Castillejo estuvo a punto de marcar tras un robo, pero Alves lo frustró. Antes lo había frustrado Estrada, más sus ayudantes, que con sus decisiones decantó un partido en el que el Málaga no mereció ese 3-0 engañoso. Había debutado Castillejo y después lo haría Juanpi. Dos guiños en el día de Estrada.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios