Horario y previa del Real Madrid - Athletic de Bilbao de la Supercopa

Málaga no es Jeddah (21:00)

  • La Rosaleda acoge la semifinal de la Supercopa, que se celebra en Andalucía en vez de Arabia por los efectos de la pandemia, entre el Real Madrid y Athletic de Bilbao

  • La ciudad, en un escaparate mundial

El Real Madrid entrena anoche en La Rosaleda.

El Real Madrid entrena anoche en La Rosaleda. / Real Madrid · Efe

Huérfana de fútbol de Primera desde que, desgraciadamente, se constató el descenso a Segunda División del Málaga, La Rosaleda acoge este jueves un partido de máxima atención a nivel nacional y también atracción internacional, con más de 20 operadores que ofrecen el partido en 100 países distintos. Concebido este formato de Final Four para celebrarse en Arabia Saudí, como el año pasado, para conseguir fondos, Andalucía ha emergido como alternativa provisional este año por los efectos de la pandemia. No ha sido la Supercopa un título de un prestigio relevante, pero con esta fórmula en mitad de la temporada y con cuatro equipos compitiendo mientras se para la Liga se le da cierto empaque. Paradójicamente, que el Barcelona echara a Ernesto Valverde tras perder en semifinales el año pasado ante el Atlético de Madrid le dio realce, una imagen de trascendencia real del torneo que no se adivinaba.

Málaga no es Jeddah, sede del año pasado, no está en el Mar Rojo, sino el Mediterráneo, y no paga los millones de euros saudíes (aunque sí hay una inversión de las instituciones andaluzas y malagueñas para colocarse en este escaparate) para albergar el evento. Pero se ha convertido en esta pandemia en un bastón de apoyo importante para la Federación Española. En la provincia se han celebrado fases de ascenso a Segunda B y Segunda A, partidos de la sub 21, se han resuelto todas las competiciones de fútbol sala y se negocia para traer en marzo a la selección absoluta. El nombre de la ciudad ha estado desde principios de semana en muchos lugares por la presencia del Real Madrid en la Costa del Sol por el mal tiempo en la capital. La imagen de Sergio Ramos tomando el sol en enero, mientras España está colapsada en muchos puntos, en la terraza del imponente Miramar puede tener más impacto que alguna campaña publicitaria. El reclamo del Madrid ha hecho vivir alguna escena vergonzante de agrupación de gente en los alrededores del hotel o del Ciudad de Málaga mientras el equipo se ejercitaba, por la acumulación en estos tiempos en los que la distancia social debería ser sagrada.

Y, aunque lo pueda parecer por el bombardeo mediático, no juega sólo el Real Madrid. Será a partir de las 21:00 horas (#Vamos) cuando contiendan el equipo blanco con el Athletic de Bilbao, que se clasificó para la final de la Copa en ese derbi vasco con la Real aún no celebrado, otro efecto colateral de la pandemia. Ambos clubes acordaron aguardar para que pudiera haber público, pero está prevista la final para abril, una semana antes de la de la temporada 2020/21, en Sevilla. Y la perspectiva no es muy buena. Son tiempos convulsos en Ibaigane, con las cuentas y la gestión del presidente Elizegui rechazadas por los socios. Y con un cambio de entrenador, Marcelino por Garitano, efecutado tras una victoria. Había cierto hartazgo con el técnico que había devuelto a una final al club. El último título rojiblanco se remonta justamente a otra Supercopa, la de 2015, que rompió una racha de 30 años, que se remontaba a los 80. Justamente estaba Valverde al frente. Es otro de los alicientes de este formato, abre la mano a clubes que no pisan tanto las finales.

Marcelino es el último técnico que ganó la Copa del Rey, el Valencia sobre el Barcelona, en el verano de 2019. Cuenta con la baja importante de Yuri Berchiche, aunque recupera a Yeray Álvarez. El debut del técnico asturiano fue una derrota (2-3) en casa ante el Barça. Empezó ganando, pero acabó perdiendo en el mejor partido en tiempo de los azulgranas. El temporal de nieve impidió que jugara el fin de semana pasada en Madrid ante el Atlético. Hace poco más de un mes, Madrid y Athletic se enfrentaron en Valdebebas con un triunfo blanco (3-1), en un partido muy igualado. De hecho, el tanto definitivo fue en el descuento después de una clarísima ocasión del Athletic para el 2-2.

El Real Madrid es el actual campeón, se impuso en los penaltis en Jeddah al Atlético. Sus últimos empates en Elche y Pamplona han bajado de un dulce momento a los de Zidane, que en estos años al frente del equipo blanco se ha ganado que no se dude de él aunque esté discutido por su juego. Pero el ruido es inherente a los clubes gigantes. Estos días en Málaga ha recibido el calor de aficionados blancos en la provincia. Y hoy jugarán en un estadio que fue escenario del alirón de la penúltima liga blanca, en 2017, año de un doblete Liga-Champions inédito desde mediados del siglo anterior para los blancos. Poco antes de ganar al Juventus (4-1) en Glasgow en el esplendor de Isco Alarcón, en aquella época esencial para Zidane. Se ha ido apagando la estrella del del Arroyo de la Miel. Zizou sorprende habitualmente con las alineaciones, aunque en los dos últimos meses se ha entregado a un once de seguridad que sólo ha cambiado por obligación, pero hace tiempo que Isco no es titular. Se habla de su salida, a la Premier, al Calcio o, últimamente, al Sevilla. El estadio con el que celebraba el título del Madrid con unos pantalones con el 22 blanquiazul, donde explotó con el Málaga de Champions, y trabajar un par de días en el Ciudad de Málaga, donde Pellegrini forjó ese mítico equipo que, por ejemplo, le ganó 3-2 al Madrid (con gol de Isco) de Mourinho el día que decidió sentar a Iker Casillas y alinear a Adán, seguramente habrá despertado grandes recuerdos en el malagueño. Se le ve taciturno, como si hubiera perdido ilusión quien siempre tuvo magia en las botas. Invocar a sus musas malagueñas igual resulta.

La Rosaleda, pues, decide, sin público en las gradas, quién es el finalista de esta extraña, qué no es extraño estos días, Supercopa 2021. Un duelo entre dos de los tres equipos que sólo jugaron en Primera en la historia del futbol español, con mucha solera. Y un deseo latente. ¿Podrá jugar alguna vez el Málaga un partido de estos?

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