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Jeremy I el coloso (3-1)

  • Toulalan se echa el equipo encima para abanderar la remontada ante el Mallorca: marcó el 2-1, que sirvió para revertir el curso del encuentro, y robó 19 balones sin necesidad de hacer falta

Da miedo imaginar qué sería de este errático equipo sin Toulalan, su punto de aplicación. Málaga podría ofrecerle sus playas, su Catedral o hasta la mismísima calle Larios a cambio de la eternidad en blanco y azul. Él diría que no, que sólo se limita a hacer su trabajo. No quiere coronas ni laureles, pero su fútbol multiusos vale un imperio y le eleva a los altares de la admiración. Hasta esas canas le confieren la mística regia de aquellos gobernantes que pasan a la historia. En plena dialéctica de guiñol con Francia, el fútbol español se rinde a la elegancia del galo, quien mueve los hilos de un Málaga que de nuevo husmea la zona de Liga de Campeones.

Se le computaron 19 intervenciones defensivas exitosas ante el Mallorca sin necesidad de hacer una sola falta. A estas alturas, queda claro que si algún día se cuela un ratón en su casa, lo buscará, lo esperará con esa pose semiagachada y brazos abiertos y, con paciencia, acabará cansándolo hasta atraparlo. Sin chillar, sin estridencias, como cayeron los de Caparrós en su guante. Si mejoró su habitual servidumbre de mosquetero es porque pasó de tramoyista al centro del escenario. Diez minutos después del intermedio un puñetazo de Aouate al balón le llegó en la frontal; acolchó el pecho y probó un disparo repleto de fe, porque había una manifestación de piernas hasta la red. Encontró el gol y adelantó San Valentín dos días. A la francesa, donde la fama de los romances se multiplica. Eso mismo hizo ayer con la afición, a la que sin necesidad de hacer goles ya tenía enamorada.

Como efecto añadido, atrajo a las musas. Por espacio de diez minutos, el Málaga tiró al Mallorca contra las cuerdas. Aouate evitó la sentencia por tres veces hasta que Rondón corroboró el subidón en un contragolpe iniciado, huelga decirlo, en un robo de Toulalan. Cazorla, Isco y Sergio Sánchez, éste con regate y asistencia de extremo dentro del área, fueron los eslabones hasta la sentencia del venezolano, que a trompicones sigue echándose goles al bolsillo. Ya son cinco y continúa convencido de que doblará la apuesta. Así que el feo partido que pintó a los cuatro minutos Pereira acabó conectando al Málaga con su versión más desatada.

La conclusión fue el mejor homenaje posible a José Carlos Pérez, una victoria tan digna como el minuto de silencio y la nueva posición clasificatoria. Esta vez no hubo gatillazos pese a los resultados previos. Los tres puntos dejan al Málaga como bisagra entre los seis equipos que sacan los codos en un pañuelo de dos puntos. El reparto final parece que premiará a los que menos veces tropiecen con la misma piedra; sólo el Atlético ofrece fiabilidad en estos momentos.

La victoria fue otra moraleja más para el camino que mejor descorcha la calidad del Málaga: la intensidad. Lo recordó pronto Sebas Fernández. No dio tiempo a que el rocoso planteamiento del Mallorca cobrara fuerza con el 0-1 porque apenas cinco minutos después el uruguayo restó drama. Remató Rondón como pudo, con remate acrobático desesperado, y marcó el charrúa como supo, porfiando un rechazo de Aouate en el que sólo creyó él. Se ganó el mate Sebas con otra ración de carreras llenas de compromiso y contagio para sus compañeros.

Aunque el Mallorca realmente hincó la rodilla ante Toulalan. A falta de opciones para Recio, a quien rescató Pellegrini para desatascar el encuentro, los de Caparrós gritaron "¡Que viene el galo!" ante un jugador con la astucia de Astérix y la fuerza de Obélix. Sí, fuerte. Que nadie se confunda cuando le vea en su habitual pose con las manos apoyadas en las rodillas y la boca abierta. No está cansado, lleva el Málaga a su espalda. No hay más que ver la foto que ilustra la página, en la que empuña la bandera del proyecto.

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