Barcelona-unicaja

Punto de partida (83-77)

  • Un sobresaliente primer tiempo recuerda al Unicaja que puede jugar bien al baloncesto, pero no basta para vencer en el Palau Blaugrana Cooley (17 puntos) brilló tras la marcha de Hendrix

Un primer tiempo brillantísimo, al tope de posibilidades ofensivas del actual Unicaja sucedió a un baño de realidad en la segunda, donde salieron a flote las carencias baloncestísticas del equipo malagueño. La consecuencia fue una nueva derrota, muy previsible, en el Palau Blaugrana (83-77). Para quien quiera ser optimista hay motivos para pensar en que la temporada aún no está perdida, aunque el margen de error vaya menguando. Habrá que ver cómo afecta la revolución que se prepara en el equipo a mitad de temporada. De momento, la marcha de Hendrix dejó espacio para un espléndido Cooley y para un más que correcto Fran Vázquez. Hay un término que se suele emplear en la NBA, addition by subtraction (adición por substracción), por el que se refiere que la marcha de un jugador puede repercutir positivamente en un equipo. Hendrix, al peso, es el mejor pívot de esta plantilla. Pero su conexión con Plaza no era precisamente óptima.

 

No debe ser Cooley la piedra angular, evidentemente, de esta reacción. Pero en esta situación de crisis hay que volver a lo básico, a lo elemental. Practicar el Control+z informático, descartar lo que sobra y quedarse en los huesos pero que el esqueleto ande.  En esa búsqueda, el Unicaja compitió durante 35 minutos. Del 25 al 35 por inercia, tras haber alcanzado un tope de 11 puntos de renta (46-57) tras un triple de Kuzminskas. Pero ya es mucho más que lo presenciado en el último mes de competición.

 

Aferrado a una zona 2-3 desde el inicio, el Unicaja hizo pensar a un Barcelona que está, en su escala, en una espiral negativa casi tan molesta como la del equipo malagueño. Perder en primer ronda de la Copa y estar contra las cuerdas en el Top 16 es mascar fracaso en el lenguaje azulgrana. De manera inesperada, se vio al mejor Unicaja de 2016, con mucha diferencia. Como si se hubiera despojado de una mochila de presión, era el Barcelona el que porteaba con esos kilos  de más. La defensa zonal no era la panacea porque el equipo de Xavi Pascual también metía a buenos niveles. Pero la llave para que el Unicaja mandara estaba en el ataque, en un inusual buen trato del balón (17 asistencias y tres pérdidas al descanso), compartido con criterio, con pases para hacer daño y no para quitarse el balón de encima. Siete jugadores habían dado un pase decisivo, cuatro de ellos tres veces. Como si la inminente marcha de Hendrix hubiera descorchado un tapón, Cooley emergió burbujeante para fustigar al rival (5/5 en tiros de dos y 4/4 en libres al descanso) aprovechando esa circulación y esos espacios libres.  14 puntos sin fallo lucía al descanso. La colaboración colectiva en el rebote (muy bien Díez en la protección del aro), la solidaridad para compartir la bola y, evidentemente, el acierto ante el aro rival, dibujaban un panorama inesperado. Después de un 5-14 de arranque, Navarro dio la primera ventaja del partido (27-26) al Barcelona. Sorteó la embestida de manera notable el equipo malagueño. Triples de Suárez y Díaz y sendos dos más uno de Cooley permitían al Unicaja marcharse otra vez hasta los ocho puntos (39-47, 42-49 al descanso). Cuando se está preparado para una tormenta y se ve el sol es inevitable que el optimismo se contagie y uno se crea mejor de lo que es.

 

Con porcentajes de tiro por encima del 50%, una extrañeza en este Unicaja, se ve todo más sencillo. Pero el equipo de Plaza vivía más del acierto que del esfuerzo. La actitud era buena, pero empezaron a caer las pérdidas y a obturarse la buena circulación. Es una certeza que dejar de anotar triples constriñe el aro. Y si se habían metido ocho en el primer tiempo sólo uno más tocaría red. De los tres balones perdidos, cifra casi fisiológica, se pasaron a 13 (10 más). Si se habían dado 17 asistencias tras 20 minutos, sólo cuatro tras el paso por el vestuario. Hay que darle su crédito a un Barcelona que de esta manera se mantiene en el liderato en la ACB y que estaba necesitado. Plaza prefirió no sobreutilizar a Kuzminskas. Quizá Nedovic jugó más de lo que debía hacerlo Jackson. La segunda mitad, tras ese pico marcado tras el triple del lituano (46-57), fue un ejercicio de impotencia. Desde ahí casi anotó a ritmo de punto por minuto el equipo malagueño. Aguantó hasta el inicio del último cuarto (71-70), pero un parcial de 10-0 de los azulgranas dejó el triunfo en casa. Hay, no obstante, un punto de apoyo con el que girar la errática trayectoria del Unicaja. Hacía tanto tiempo que no se le veía jugar bien al baloncesto que 20 minutos bastaron para pensar que se puede. Con qué poco nos conformamos.

Ficha técnica:

83 - Barcelona Lassa (21+21+23+18): Satoransky (9), Ribas (11), Perperoglou (8), Doellman (9), Diagné (-) -cinco inicial-, Arroyo (15), Navarro (12), Oleson (-), Ericksson (-), Vezenkov (13), Samuels (-) y Tomic (6).

77 - Unicaja (24+25+15+13): Nelson (4), Jackson (11), Kuzminskas (12), Thomas (3), Cooley (17) -cinco inicial-, Díaz (5), Nedovic (5), Díez (4), Suárez (6) y Vázquez (10),

Árbitros: Pérez Pizarro, Araña y Munar. Sin eliminados.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima segunda jornada de la Liga Endesa disputado en el Palau Blaugrana ante 4.029 espectadores.

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