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La Rosaleda desoyó la petición de sus jugadores

  • Martiricos registró la tercera peor entrada de la temporada, a pesar del reclamo formulado por los jugadores días atrás l La lluvia retrajo a bastantes aficionados

Nunca llueve a gusto de todos, siempre es inoportuna la lluvia en el fútbol. Muchos se escudarán en la explicación meteorológica cuando descubran que la de ayer fue la tercera peor entrada de la temporada, pero lo cierto es que se produjo justo cuando se esperaba la mejor del curso, cuando los jugadores habían pedido a los suyos apoyo en vísperas del tramo definitivo de la competición. 12.581 espectadores registraron los tornos, es decir, apenas el 2 por ciento de la población malacitana. Un paupérrimo dato.

Tan triste fue comprobar la ausencia como mérito se ganaron los valientes que se metieron bajo un paraguas o un chubasquero para demostrar que están con la causa. En torno a 10.000 seguidores infalibles pueden presumir de fidelidad a unos colores. La guerra por convencer a los que sólo acuden por incentivos (entradas gratis o visita de grandes conjuntos a Martiricos) tampoco encuentra en la ilusión del ascenso a su mejor aliado.

estreno de los ex

Dos malagueños que sí estuvieron, no en el campo sino en el césped, fueron Perico y Mario Rosas. Ambos se estrenaron de rojo, el primero pisando por primera vez La Rosaleda como rival y el segundo marcando un tanto. Lo celebró con rabia, como se fajó en el encuentro. La bonanza del resultado hizo que la grada aplaudiera al rubio cuando entró (el ruido de palmas engulló más de un silbido) y despidió con ovación a un malagueño que nunca jugó en el Málaga y que, en contra de lo que muchos piensan, nació en Ciudad Jardín, aunque se crió en Portada Alta (equipo del que lo incorporó a temprana edad el Barcelona).

Quien sí debutó de blanquiazul fue el asturiano Peláez. Lo hizo tras su cuarta convocatoria de la campaña (ya había jugado en Copa del Rey). Salió hipermotivado al campo y eso le hizo jugar acelerado; la sonrisa que le inundaba la cara al abandonar Martiricos hacía sincera su felicidad por el debut.

calleja en el epicentro

Volvió a jugar Calleja encastrado en el medio. Apoyó a Hidalgo con un trabajo encomiable y devolvió al equipo su peligro en la segunda línea, tal y como sucedía en el imponente arranque. Ante Alavés y Córdoba fue una variable improvisada, con el Castellón jugó ahí desde el arranque hasta que fue sustituido. Un invento efectivo, pero breve, puesto que vio su quinta amarilla y no estará en Eibar. Dicha amonestación llegó en el sexto partido estando apercibido. Meritorio.

eliseu, a lo uche

El reverso de la moneda será la continuidad de Eliseu en Ipurúa como titular. Ayer regresó a la alineación inicial once jornadas después de Anoeta, su último encuentro en el once y el inicio de su castigo por una absurda expulsión. Cuajó uno de sus mejores partidos merced a una asistencia (ya van seis esta temporada) y a su primer gol con la camiseta blanquiazul. Trasladó su juego atlético a la celebración dando dos volteretas a lo Uche. No se recuerdan festejos así por estos lares.

adiós al gafe

Si alguno de los que no fue al campo lo hizo pensando en el gafe del Canal+, es decir, ninguna victoria en los dos encuentros televisados esta temporada en casa hasta ayer (victoria del Numancia 0-1 y empate a uno con el Celta), a partir del siguiente podrá hacerlo con tranquilidad.

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