Salvación con adrenalina (1-1)
Liga bbva
El Málaga al fin sella su sexta permanencia consecutiva con un sonoro empate en el Calderón que deja una última jornada de infarto por el título. Caballero salvó la derrota en el minuto 95.
Acabó el viaje de la montaña rusa; la cara al bajar del vagón es una de esas sonrisas giocondescas que no se sabe si interpretar como de resuello o de satisfacción. Porque finalizó la pesadilla con un empate de quilates. Hubiese valido la carambola desde otros campos, pero el Málaga firmó la salvación con sus propios pies. Arrancando un punto que casi son tres en una atmósfera brutal para que el Atlético entonara el alirón. El final resume el año de inestabilidad, un sufrimiento constante intercalado por notas muy coloridas. La de ayer, entre las mejores. El equipo contuvo al Atlético, luego se animó a destrozarlo y casi lo logra. Las decepciones de Getafe y Elche pasaron página; la permanencia matemática, la sexta consecutiva, deja un poso de adrenalina y un final de Liga tremebundo.
La última fotografía del libro de la salvación es cualquiera de tantas de Caballero esta temporada, pero esta con eco mundial. Si llega a entrar el tiro de Adrián en el minuto 95, el Atlético hubiera celebrado la Liga, pero igualmente se habría quedado el Málaga en Primera. Pero tenía que ser uno de los guantes del argentino protagonista el último día. Recortó el ex del Málaga y chutó empujado por todas las almas que alentaban en el Calderón. El tiro se acercaba a la zona de la escuadra izquierda, con un marchamo de alirón tremendo que se deshizo cuando, a mano cambiada, Willy voló para aplazar el epílogo liguero y reclamar, por enésima vez esta temporada, su cuota de protagonismo en la salvación. Dijo el arquero que una permanencia no era digno de celebración, así que no festejó el paradón. Hoy su mano dará miles de vueltas por televisión, pero el aficionado del Málaga tiene un catálogo muy extenso para elegir con cuál se queda este año. Incluso casi para exigir un 2x1 en rotondas al Ayuntamiento y que no sólo el jeque Al-Thani se quede con la suya.
Tremendo Caballero, héroe del año, quién sabe si dando el último empujón para convencer a Zubizarreta o para atraer al escaparate a otro buen puñado de equipos más; parece que a Sabella, ni siquiera con lo de ayer, lo convencerá. Hacerse querer más para el malaguista era complicado, pero es lo que consigue a cada parada, a cada partido. Antes de esa cacareada mano, demostró ante Villa que no sólo es portero de reflejos. Dos tiros del asturiano a apenas unos metros los repelió porque no se vence nunca, puede que ni siquiera parpadeara.
Fue un gigante, como el nivel coral. En el Calderón, el Málaga marcó, sólo seis lo habían logrado; y puntuó, sólo tres lo habían conseguido. Y durante muchos momentos no es que el equipo supiera frenar al Atlético, es que le creó unas dudas tremendas. Si algo caracteriza al equipo del Cholo es su cohesión, nunca bajar los brazos, la intensidad. Y el Málaga provocó un cortocircuito en esa fe inquebrantable, lo que no había conseguido nadie en el Calderón lo lograron los blanquiazules. El cambio de la confianza al miedo lo fraguó una contra de Amrabat y Samu que Santa Cruz estrelló en el cuerpo de Courtois en su salida desesperada. El Atlético vislumbró que se le podía escurrir la Liga y en esas apareció Samu para aprovecharse. Un mal despeje de Alderweireld y un mal entendimiento entre la zaga y el portero, raro, raro, recordó que el malagueño ha madurado a pasos agigantados. Salvó al meta y a Miranda con un sombrero y, lleno de tranquilidad, remató de cabeza la faena. La Liga se ponía patas arriba, todos los ojos se iban para Elche, pero lo importante era que, por derecho, Schuster y los suyos sellaban la permanencia.
El partido había sido perfecto. De aguante en el previsible arreón inicial atlético, maniatándolos luego y comiéndoles la moral, saliendo a la contra en búsqueda del gol. Faltaba rematar la faena aguantando la última acometida local. Pero hubo una fuga en un córner y Alderweireld rehizo lo que había desecho antes. Con Angeleri expulsado, había que aguantar como fuera. De esa misión se encargó Caballero, como hizo durante todo el año. El título saldrá del Camp Nou el próximo sábado; lo trascendente es que allí volverán los blanquiazules el próximo año.
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