Tierra a la vista (1-2)
El Málaga logra una valiosísima remontada en el tramo final que le mete media salvación en el bolsillo y elimina al Betis de la pelea. Amrabat y Juanmi cambiaron drama por euforia.
En el fútbol de la zona baja la taquicardia va por barrios. Y por aceras. Va de unas manos a otras como quien se quita una bomba de encima. En el minuto 80 el Betis estaba reabriendo su tumba y el Málaga con el traje de nuevo lleno de fango hasta los ojales. El Villamarín, un manicomio bajo la lluvia, dejó un tramo final de los que electrifican al espectador neutro e infartan al que defiende una u otra camiseta. Los de Schuster se pasaron tanto tiempo del partido moribundos que sólo podían renacer en los últimos compases del reloj; el Betis, que había hecho todo bien salvo sentenciar, quedó condenado a su falta de contundencia y postrado ante Amrabat y Juanmi, héroes al rescate.
El fútbol se lee de final a principio, de pitido final a inicial. Porque el Málaga era un desastre y acabó como un ciclón. Ahí está la semblanza de Caballero, un portero blando e irreconocible en el gol de Lolo Reyes y un pie salvador ante N'Diaye, que tenía el 2-1 en sus botas. El equipo no tuvo presencia en el área de Adán y Juanmi acabó siendo aquel Butragueño en el Bernabéu ante el Cádiz, un funambulista por la raya de gol haciendo diabluras. Emergió el delantero de Coín, que hizo un partido que lo definió a la perfección. Juanmi siempre fue un perro viejo con cara de niño. Ese oportunismo es su virtud, que se transforma en ángel de la guarda cuando ingresa en el área. Cómo se desmarcó a la espalda de la zaga de Paulao, aguantó hasta que Amrabat diera el pase para no entrar en fuera de juego y definió con un giro de tobillo porque sabía donde estaban colocados tanto la portería como Adán.
Juanmi puso el sentido común en un final atropellado, con unos cambios extraños pero certeros de Schuster que acabaron cambiando la película de terror por una tragicomedia donde al Betis no le quedó ni una sola sonrisa. El Betis, de nuevo ese equipo valiente al que la gasolina apenas le dura una hora. Valiente y generoso, acabó de rodillas ante Amrabat, que tiene un combustible en cada pulmón. Nunca dejó de intentarlo todo, pero le empezó a salir cuando a todos los demás les llegaba la lengua a las botas. Sus cambios de ritmo perforaron por izquierda y derecha, aunque fue por esta banda donde desplegó su mejor repertorio. Fundió a Chica en dos chispazos decisivos en los últimos diez minutos. En el segundo Darder mandó con el alma el tiro a la escuadra. Antes, Rescaldani, que en pleno caos y escenario de reivindicación practicó un fútbol inteligente, la dejó pasar. Quedó tiempo, el descuento, para que una pelea de judo entre Camacho y N'Diaye la transformara Mateu Lahoz en penalti y Rubén Castro en la última patada a su equipo hacia Segunda. En el larguero murió el Betis de Primera, ahí se escribió otro año de Primera del Málaga.
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