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70 años de historias

  • 'Malaga Hoy' reúne en La Rosaleda a Antonio Berdugo, socio número uno del Málaga, que presume de no haber faltado a ningún partido en el feudo de Martiricos, y a Paco Martín Aguilar, el miembro del club que más tiempo lleva en el mismo, quienes rememoran desde su óptica experta el aniversario del estadio

La de Antonio Berdugo y el Málaga es una verdadera historia de amor. De esas que a uno le ponen la piel de gallina y llegan a lo más hondo. "El Málaga es mi vida", dice con profunda emoción el socio número uno del club, quien vivió ayer junto a Málaga Hoy una jornada de recuerdos en la que considera su segunda casa. Fue, como no podía ser de otra manera, en su asiento de Tribuna, el único que ha querido utilizar tras el que ocupó en los inicios del campo, y desde los que ha presenciado todos los partidos de su Málaga en los 70 años que cumple hoy La Rosaleda. "No he faltado a ningún partido. Hasta llegué a engañar a mi padre para no perderme alguno por enfermedad", dice tajante. Él fue de los privilegiados que estuvo en aquel envite ante la Ferroviaria de Madrid el 13 de abril de 1941. Hace hoy 70 años exactos. "Como tuvimos que salir de los Baños del Carmen huyendo porque un temporal había tirado hasta una portería, fuimos a La Rosaleda sin que estuviera terminada", explica.

Para acompañarle en este pequeño repaso a una gran historia se brindó gustoso uno de los mejores anfitriones que tiene el Málaga: Paco Martín Aguilar, actualmente consejero consultivo de la entidad, quien además profesa el orgullo de ser el integrante del club que más años lleva ligado a él. "Así es", responde con una modestia que caracteriza a este otro apasionado de lo blanquiazul, quien recuerda cómo se tituló en prensa su llegada al club: "El Málaga ficha a Martín Aguilar, un joven entusiasta del Málaga. Tenía que haber dicho alguien que está loco por el fútbol". Tal es así que a punto estuvo de costarle su matrimonio: "Dejé los papeles firmados para lo que quisiera. Al final mi mujer no se pierde ningún partido".

En este estreno apresurado de La Rosaleda, la figura del padre de Antonio Berdugo, "el culpable de que sienta esta pasión", como él mismo reconoce, le acompaña. La historia no tiene desperdicio. "Vengo del colegio de El Palo y me dice mi madre que está el agua en los Baños del Carmen hasta más de medio campo por el temporal. Había tirado todas las tapias de madera que había detrás, la portería, todo. Estaba allí José González Barba, con mi padre y con Atencia, el que hizo La Rosaleda. 'Allí no tenemos agua para que se duchen el domingo', decían. Mi padre llamó a la plaza de toros para que fuera la cubeta", rememora Berdugo. "¿La que tenía para regar la plaza?, cuestiona Martín Aguilar". "Sí", responde el que fuera empresario cinematográfico para concluir la explicación de cómo se llegó a La Rosaleda.

Su primer encuentro también está en su memoria como si lo estuviera viviendo ahora mismo. "No se me olvida que llegamos aquí y por un sitio había tres escalones y por otro cuatro. Los demás estaban todos llenos de tierra por encima. El día de la Ferroviaria cada uno se sentó donde pudo. También recuerdo que nos saludó a mi padre y a mí ese día Fuentes, el delantero del Málaga que luego metió cuatro goles".

En un inciso para recordar las diferentes modalidades de carnés que ha habido en estas siete décadas, "desde los que se renovaban cada mes, hasta los actuales, pasando por los que eran como un pequeño talonario que tenía los tickets de cada partido", el recuerdo despierta más emociones. "No veas la que teníamos que liar aquí para entrar por la cuestación de la Falange", evoca Berdugo los inicios de los años 40 a Martín Aguilar, quien rememora sus inicios: "Aquellas temporadas era un crío. Venía al fútbol con mi hermano. Traía mi talonario de tickets infantil. Me acuerdo que una vez cogí una solanera y me puse enfermo. Mi madre me dijo que no venía más al fútbol".

Emociones, sobre todo eso, es lo que le despierta al primero de los abonados malaguistas y al consejero consultivo el mero hecho de visitar el feudo blanquiazul. Éstas se diversifican en alegrías y sufrimientos. Sus privilegiadas memorias conservan muchas anécdotas. De entre las felices no cabe lugar a la duda. "Me quedo con los nueve goles de Bazán y uno que dio en el poste, que hubieran sido diez. Fue un 9-2 al Hércules en la temporada 48/49", esgrime firme Berdugo. "Yo no había nacido, lo he leído en nuestra historia. De lo que he vivido en La Rosaleda me quedo con los ascensos de Segunda B a Segunda y de Segunda a Primera División. El cuarto gol de Pablo Guede el día del Terrassa, que salimos del pozo de la Segunda B, es mi favorito. Estallé de alegría y casi me rompo la cabeza por el salto que di con el techo de la entradita al palco antiguo", cuenta con la mirada iluminada el dirigente malaguista, resaltando la imagen de Joaquín Peiró, otro mito, y reconociendo su tremenda superstición: "Cómo sufrí ante el Terrassa. Fernando Puche, nuestro presidente, me dijo que dónde íbamos a celebrar el ascenso días antes. Yo le dije que me perdonara, pero que no organizaba nada hasta que no termine el partido y hayamos ascendido. Le prometí que, por contactos, por moverme, por gestionar, no iba a quedar. Y así fue. Nos fuimos a Santa Paula, desde donde gestioné la celebración del lunes en 22 coches de caballos. Y el año siguiente repetimos".

"El día más grande que he pasado con un ascenso fue en el ascenso de Luis Urquidi, cuando vinieron en el Flecha Azul", cuenta Berdugo acordándose del histórico autobús, con el que Martín Aguilar desvela una sorpresa. "Lo tenemos localizado. Pronto va a ser noticia".

Entre sus muchas vivencias, el socio número uno rememora con especial cariño las charlas antes de los partidos que pudo presenciar: "En el hotel Biarritz iba el Málaga concentrado los viernes por la noche. Yo era amigo de González, de López, de Bazán, de Ascues. Luis Urquidi, que era un caballero, me dejaba entrar a la charla que daba a los jugadores antes del partido. Luego vino Ricardo Zamora un par de años y Pedro Bazán me dice: 'Vamos a ver con Don Ricardo, que es un huesecillo'. Yo le respondí que me iba a meter con ellos. Entonces, Don Ricardo preguntó que quién era el chico que estaba allí. Y Bazán le dijo que su sobrino. Ya él se me dejó". "Lo que era el fútbol. Que te lo permitan hoy", salta entre risas Martín Aguilar.

Todos estos años han a Berdugo dado para preconcebir el que sería su once ideal en la historia del Málaga: "Deusto; Montero, Arias, Vallejo; Migueli, Viberti; Juanito, Bazán, Pepillo, Velázquez y Esteban. El mejor equipo todos los jugadores que ha tenido el Málaga".

También ha habido tiempos menos agradables. Aquí tiene clavado un hecho muy reciente: "El gol que más me ha impactado es el que metió Osasuna el otro día, de cabeza. Sergio, que no ha metido en su vida un gol. Yo no me podía ni levantar, me tuvieron que ayudar". Martín Aguilar no puede mas que reírse por la gracia y la vehemencia con la que se expresa Berdugo, quien de entre lo menos bueno saca algo destacado: "Cuando peor ha jugado el Málaga han sido los seis meses que ha estado Helenio Herrera, excepto el día que vino el Real Madrid y le metió 6-0. Después de haber oído su charla, llegué a la Tribuna y conté a nuestros compañeros de grada que iba a sacar a Bazán por el lado izquierdo. Le dijeron a mi padre que si me iba a cachondear de ellos. Pues salió por el lado izquierdo y volvió loco al Madrid. ¡Qué partidazo dio el Málaga aquel día!".

Coincidiendo en la grandeza de Viberti y tantos hombres que han pasado por Martiricos, finaliza este entrañable paseo, "muy corto" para un Berdugo que tiene mucho que contar. Todos estos recuerdos son un pequeño paseo por las memorias del único hombre que puede presumir de haber vivido todos los encuentros que se han disputado en los 70 años que hoy cumple La Rosaleda y una de las mejores compañías posibles, la de Paco Martín Aguilar. El club va a celebrar esta tarde dicha efeméride y el sábado espera prolongarla con todos sus fieles en su casa de Martiricos, el lugar que tan bien conocen Berdugo y Martín Aguilar.

Bueno, no, no acaba allí. Berdugo tenía un último mensaje, tan entrañable como él: "No hacerme sufrir más, que vamos a ver si puedo llegar a los 90 años y ver 10 años al Málaga con estas personas que se han hecho cargo. A mí me da igual que hagan otro campo, yo voy a ir o si no me llevarán, pero hay que ver lo que yo sufro aquí". "Sueño con un futuro mejor siempre y este año más que nunca. Todavía sueño en que es posible seguir soñando", responde Martín Aguilar. "Estoy convencido que vamos a seguir en Primera y que con estos señores nuevos no las pasemos canutas más", ahora sí concluye Berdugo.

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