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La dura realidad de Schumacher

Si los dos primeros Grandes Premios de la temporada de la Fórmula 1 no fueron buenos para el retornado Michael Schumacher, el tercero ayer en Malasia aún fue peor, ya que se retiró en la vuelta diez por un problema mecánico.

Mientras su compañero en el equipo Mercedes, Nico Rosberg, peleaba y lograba la tercera plaza, Schumacher hacía tiempo que estaba mirando por televisión la carrera en su box, al que llegó en moto, con chófer y con el casco en la mano. "En la curva seis, el coche de repente era muy inestable y apenas se podía conducir", explicó Schumacher, de 41 años, que está sufriendo en su regreso al gran circo tras tres años retirado. "He mirado y me he dado cuenta de que una rueda no iba, iba por su cuenta", dijo de forma gráfica.

"Lo siento, esto no puede pasar", se disculpó públicamente con el heptacampeón del mundo el jefe deportivo de Mercedes, Norbert Haug. "Lo investigaremos y lo solucionaremos. En todos los tests fuimos una muestra de fiabilidad", agregó sin encontrar explicación.

Schumacher se quedó ayer sin puntos, por lo que continúa con su tendencia negativa en el inicio de campaña: había sido sexto en el debut de Bahrein y décimo en Australia. El Kaiser suma apenas nueve puntos en tres carreras y ya está muy lejos de los 39 del líder, el brasileño de Ferrari Felipe Massa, y de los 37 de su compatriota Sebastian Vettel, ganador ayer.

El multicampeón, ganador de 91 Grandes Premios, se mostró a pesar de todo muy relajado. "Es una pena, pero estas cosas son parte del automovilismo. Uno se puede enfadar o decir que es parte del juego. Estoy actuando según el plan; nuestro coche, todavía no. Pero Nico (Rosberg) mostró hoy que podemos seguir casi el ritmo de los de delante", se consoló.

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