Fc barcelona | málaga cf · el otro partido

El mariscal juega al fútbol

  • Weligton responde a los pitos repetidos del público con una lección defensiva · El central, que estrenó página web esta semana, se reivindica hablando sobre el césped

Los 105x68 metros del Camp Nou conforman una pradera verde inabarcable. La carrera de Valdo hacia la gloria efímera del empate se hizo eterna, nunca llegaba el área de Valdés. Y cuando las avispas azulgranas comienzan a revolotear, ponerse a salvo resulta complicado. Es menos complicado cuando el mariscal Weligton Robson Pena de Oliveira se pone el traje y los galones de mariscal para multiplicarse para apagar fuegos. Sólo una genialidad de Xavi encontró una fisura en el bloque de hormigón.

A Weligton le persigue el estigma del partido de la primera vuelta contra el Barcelona, con ese pisotón a Messi y el puñetazo a Piqué. Fue el peor Weligton, tanto en el juego como en actitud sobre el césped. Reconoció que ese día se le peló un cable. Sufrió el linchamiento de la prensa afín al Barça y no lo olvidó el público, que le recibió con una pitada cuando su nombre fue anunciado por la megafonía. Curiosa la vara de medir con la centralista de Madrid. Cada palo que aguante su vela. Guardiola aplaudía irónicamente cuando Rubinos Pérez perdonó a Manu Torres la segunda tarjeta tras llegar tarde a un balón dividido con Alves. No se mostró la reacción del de Santpedor cuando el colegiado se tragó el silbato mediado el primer tiempo al parar el brasileño un balón con la mano en el área y dejarlo muerto. También miró para otro lado en los primeros compases del segundo tiempo cuando Maxwell arrolló a Baha en zona de máximo castigo. Una falta de manual si se hubiera producido en el centro del campo. Maneras de verlo.

El sonido de viento perseguía a Weligton cuando sacaba el balón jugado. Pero el central zurdo ahora es otro, nada que ver con su pobre versión de octubre. Es un mariscal jugando a la pelota, que lo hace muy bien, y da lecciones defensivas. Semana reivindicativa del brasileño, que el miércoles estrenó una completísima página web (www.weligton03.com). Quería hablar sobre el césped. Lo hizo tapando un tiro diáfano ante Munúa a Messi lanzándose al suelo felinamente. O elevándose hasta el larguero para meter la cabeza y sacar un envenenado remate con la testa de Ibrahimovic, que acabó placándole un par de veces, fruto de la impotencia. O barriendo cualquier balón suelto, incluso cuando Messi le superó. No le importó cambiar de pareja de baile tras la lesión de Stepanov. Juanito retrasó su posición y dejó hueco a Edu Ramos, que cumplió esta semana 18 años y recibió el mejor regalo posible al debutar en el Camp Nou. Con el mariscal era más fácil.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios