Olimpismo l Vancouver 2010

Un oro por obligación en el día del hockey

  • Canadá se enfrenta a la invicta Estados Unidos en la final, que busca la venganza del oro perdido en Salt Lake City en 2002

Si Canadá gana hoy el oro en el torneo olímpico de hockey sobre hielo de los Juegos de Vancouver, será probablemente el triunfo más anticipado, obsesivo, perseguido, soñado y exigido que nunca haya conseguido un equipo en cualquier deporte.

Si lo inesperado fuera lo único que produce una noticia, el oro canadiense no aparecería en los medios al día siguiente. Pero como influyen otros factores, sí llenará páginas de periódicos, generará incontables links en Internet y ocupará minutos de televisión. Y si los locales pierden la final ante Estados Unidos, también. La audiencia prevista en Canadá para el superdomingo, será de unos 12 millones, un tercio de su población, aunque se antoja poco teniendo en cuenta que cuatro millones siguieron en diciembre el nombramiento de los 23 jugadores.

Es el partido de los partidos, la batalla del paralelo 49, el choque más significativo disputado nunca en Canadá, donde el hockey es el indiscutible deporte nacional que une a un país con dos idiomas, seis husos horarios, casi diez millones de kilómetros cuadrados de superficie y 35 millones de habitantes. Es como una final del Mundial de fútbol entre Argentina y Brasil en Maracaná. El anfitrión, en este caso Canadá, no puede perder.

La victoria es una obligación, una rutina que se debe cumplir tras cuatro años de preparación. La derrota, una puñalada que rasgaría por la mitad la hoja de arce. Y más si el verdugo es Estados Unidos. "No hay nada mejor que la rivalidad Estados Unidos-Canadá", afirma el jugador canadiense Jonathan Toews.

Los vecinos tienen cuentas pendientes. Estados Unidos vio cómo Canadá se llevaba el oro en la final olímpica de Salt Lake City 2002. El domingo pasado, en la fase de grupos, los del sur sorprendieron a los locales, pero entonces había una posibilidad de tropiezo ahora inexistente. Estados Unidos llega con el papel de víctima, con el que partió. "Si vas a Las Vegas antes de los Juegos, nadie apostará un centavo por nosotros", dijo Brian Burke, manager del equipo y artífice de una renovación generacional que provocó que a Vancouver llegará una selección muy joven y sin grandes expectativas, pero que está invicta en la competición tras deshacerse de Finlandia en las semifinales por 6-1.

Canadá es la voluntad y el talento de una pléyade de estrellas. Nueve de los diez mejores goleadores de la NHL presentes en Vancouver están en el bando rojo y blanco. La exhibición en cuartos ante Rusia y el sufrimiento final ante Eslovaquia (3-2) en semifinales le han hecho crecer.

Y más allá de las paradas en el arco de Luongo y de los goles de Crosby, el principal factor a favor de los locales serán los 19.300 privilegiados que estarán en el Canada Hockey Place. "Va a haber un ambiente increíble", se ilusiona Crosby. "Será un partido físico. Nos gusta jugar así y a ellos también", agrega Jarome Iginla.

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