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Un reloj y una Bola decidirán la Vuelta

  • Nibali se centra en la crono para abrir hueco con Purito y Mosquera cree que se lo jugarán en la montaña de Madrid

La contrarreloj de Peñafiel, de 46 kilómetros, llega con las plazas del podio a una distancia de menos de un minuto entre sí, por lo que puede marcar el destino final de la Vuelta a España. En ella, Joaquim Purito Rodríguez, maillot rojo, y Ezequiel Mosquera, tercero en la general, se batirán sin reservas a pesar de estar convencidos en ambos casos de que el italiano Vincenzo Nibali es superior, pero con el claro objetivo de llegar con opciones el sábado a la Bola del Mundo.

Las montañas cántabras y asturianas seleccionaron el trío de candidatos. Ahora falta decidir el orden. Dos españoles contra un italiano. El ciclista transalpino cuenta con el reloj como aliado, mientras que los dos corredores locales miran con cara golosa el muro de la Bola del Mundo. A partir de ahí toca sacar la calculadora.

¿Cuánto sacará Nibali a sus adversarios en Peñafiel?. Es la pregunta del millón en la víspera de la etapa. El líder no se presiona, ni siquiera salió ayer a reconocer el recorrido en la jornada de descanso. Prefirió entrenarse un par de horas y velar armas.

Mientras, el líder de la carrera no se resiste a claudicar de antemano, aunque sabe que su terreno no es el de hoy. "Me gustaría salir de Peñafiel vestido de rojo, porque sería un gran paso para ganar la Vuelta. Espero una crono igualada, intentaré no perder el liderato y estar lo más cerca posible de los rivales directos", señaló Purito, jefe de filas del Katusha, que sabe que si las cosas salen mal aún tendrá una bala en la recámara. "En la Bola habrá muchas diferencias, es un puerto largo y muy duro. Si en la etapa de Cotobello hubo diferencias, en la sierra de Madrid puede suceder lo mismo. Allí hay que darlo todo y morir encima de la bicicleta para sacar tiempo", explicó.

Mientras, Mosquera sí se molestó en ir a conocer el trazado de la contrarreloj. El jefe del Xacobeo lo pasó mal en Cotobello, pero también los demás, empezando por Nibali, y admite que el italiano es superior, pero para él hay premisas a tener en cuenta. "En condiciones normales me sacará bastante tiempo, pero no se puede hablar de condiciones normales porque estamos al final de la Vuelta. Es una crono larga y para todos las fuerzas ya van muy justas", señaló el gallego, que está ante la ocasión de su vida para pisar el podio en Madrid. Su batalla está enfocada a Frank Schleck , que le aprieta por detrás, y a Purito, a quien siempre ha superado en la lucha contra el reloj, aunque este año "no tiene nada que ver con los anteriores".

La Vuelta llega emocionante a su tramo final. Si en Peñafiel no queda todo clarificado, la etapa inédita de la Bola del Mundo, con sus terroríficos últimos 3,5 kilómetros con rampas de hasta el 20 por ciento garantizará el espectáculo si el reloj no es definitivo.

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