Tribuna Económica

carmen pérez

Draghi: "Es el momento de la política fiscal"

Las reuniones del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo, lejos de pasar desapercibidas, siguen teniendo igual o más intensidad incluso que en plena crisis. Las expectativas con la de ayer eran muy altas. En julio Mario Draghi ya dio señales de que volvería a actuar y de manera contundente. Y lo ha hecho, a él no le tiembla el pulso para apoyar desde su ámbito a la economía de la eurozona. Estableció un pack completo, interviniendo de varios maneras. Sin embargo, lo más importante fue el mensaje que trasmitió durante su conferencia, la penúltima antes de darle paso a Christine Lagarde, a los países del euro: "Es el momento de que la política fiscal coja el testigo de la política monetaria".

Justificó las medidas adoptadas por los datos estadísticos recibidos desde la última reunión, que apuntan a una debilidad más prolongada en la economía de la zona euro: "La desaceleración económica de la zona euro ha sido más acusada de lo esperado", y porque "los riesgos en torno a las perspectivas de crecimiento de la Eurozona siguen inclinados a la baja". De hecho, el BCE ha rebajado una décima las previsiones del crecimiento del PIB para este año (1,1%) y dos para el próximo (1,2%). Y de igual modo, corrige a la baja las previsiones de inflación: 1,2% para este año desde el 1,3%, y del 1% para 2020, desde el 1,4% pronosticado anteriormente.

La intención con este paquete de medidas es seguir apoyando el acceso a la financiación, en particular para las pequeñas y medianas empresas. En concreto, se elimina el límite temporal -verano de 2020- que estaba marcado para la subida de los tipos de interés, dejando esta posibilidad abierta, indefinida, hasta que haga falta. Continuarán las reinversiones de los activos que vayan venciendo, pero además se establece un nuevo programa de compras netas de activos -sin especificar cuáles- después del descanso de 9 meses. El ritmo será de 20 mil millones de euros al mes a partir del 1 de noviembre, sin plazo. Se baja el tipo de depósito del -0,4% al -0,5%-, con un nuevo sistema escalonado para compensar parte del impacto negativo en la rentabilidad bancaria. Y, por último, se retoca la nueva serie de TLTRO III en términos financieros más favorables para la banca.

Conforme a su mandato, el BCE ha brindado de nuevo, y seguirá haciéndolo en el futuro, apoyo monetario. Pero por sí solo será claramente insuficiente. Al pedir Draghi el relevo de la política monetaria está declarando su desconfianza en la eficiencia que puedan tener más estímulos monetarios en una economía ya completamente estimulada. Las medidas están perdiendo efectividad para conseguir potenciar la inversión privada. No sirven para nada si el apetito por la deuda no las acompañan. Así, el protagonismo han de cogerlo necesariamente los gobiernos de la eurozona, acometiendo reformas estructurales, bajando impuestos o gastando. Aunque de ningún modo debería tratarse de gastar por gastar, por mucho margen fiscal del que se disponga, sino de invertir, de acometer proyectos -de infraestructuras, en redes de comunicación, digitalización o descarbonización- que no supongan para el futuro contribuyente una carga.

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