Feria de Málaga

Los comercios de Málaga, al límite: "Se podrían llevar toda la Feria al Real"

Calles abarrotadas en la Feria del centro de Malaga

Calles abarrotadas en la Feria del centro de Malaga / PEPE GÓMEZ (Málaga)

Como en una especie de mantra se recitan cada día los mismos sonidos, ruidos y palabras. Una acústica en repetición que no anhela conseguir un estado de meditación precisamente. Un templo convertido en griterío y desesperación para algunos negocios de toda la vida. No son budistas, ni el centro de Málaga es un templo -o sí-. Al menos para aquellos empresarios que ansían la serenidad en sus calles.

Como el resto de ferias andaluzas, la de Málaga es música, folclore, bailes y arte que implican ruido lo mires por donde lo mires. Esto no es como subir la exposición y bajar un poco el contraste. Un filtro embellecedor que se olvida de la letra no tan pequeña y se topa con la realidad de los efectos: los pequeños comercios que viven en el centro, algunos, incluso, desde hace más de medio siglo.

Irene, empleada en la Joyería Apodemia Irene, empleada en la Joyería Apodemia

Irene, empleada en la Joyería Apodemia / VALERIA VEIGA (Málaga)

La gran mayoría de comerciantes que no se dedican a la restauración revelan que las ventas en sus negocios no están siendo mayores ni más beneficiosas, aunque las calles estén saturadas y por ende no debería ser así. Irene es empleada en Apodemia, una pequeña joyería en una bocacalle de Larios. El local se encuentra en el meollo de la Feria y es primeriza en estas fiestas. Denuncia que la primera parte en la que se ven afectados es en el cambio horario. Menos horas, menos ingresos. "A partir de la 13:00 ya viene algún graciosillo para decirte algo desde la puerta", se queja. Como ella, hay cientos. Los establecimientos hablaron entre ellos para conocer las condiciones y normas por las que se regirían en estos ochos días y que mantendrán hasta el final.  

Confitería Aparicio, con más de 85 años de historia Confitería Aparicio, con más de 85 años de historia

Confitería Aparicio, con más de 85 años de historia / VALERIA VEIGA (Málaga)

En la tarde del miércoles, una guitarra y una voz que le acompañaba, cantaban por Antonio Carmona y C Tangana, formando un corrillo de jóvenes que le seguían el compás con palmas. Un éxito nacional. Casi parecía la puesta en escena que tiene El Madrileño en sus directos. En frente,  la Confitería Aparicio, a los pies de la plaza Uncibay, con más de 85 años de historia en la Costa del Sol. Allí trabajan Rocío y Verónica desde hace más de 13 años. "Nos gusta la Feria y no queremos que se vaya del centro, pero queremos su esencia no sus excesos, los bailes, el arte de la gente, la música, pero no los botellones descontrolados de las tardes", explican. Además de alabar y exponer su profundo agradecimiento a la limpieza que les dejan las calles y la puerta de su comercio "como una patena". "Al día siguiente, temprano, parece que no haya habido Feria", aseguran. 

Empleadas en la puerta de la Farmacia Utrera Empleadas en la puerta de la Farmacia Utrera

Empleadas en la puerta de la Farmacia Utrera / VALERIA VEIGA (Málaga)

Algo similar le ocurre a la Farmacia Utrera que lleva más de medio siglo en la plaza de la Constitución. Una opinión generalizada recorre todas las calles. Sonia es empleada y asegura que aunque no hayan sufrido ningún tipo de incidente, tampoco les da ningún beneficio extra. "Los repartidores no pueden acceder bien con el camión para entregarnos muchos de los medicamentos", denuncia. Comenta que el ambiente está más apacible que otros años y que verían totalmente "adecuado" y "normal" que se trasladara toda la Feria a un solo recinto: el Cortijo de Torres. 

Ilde Nárváez en su tienda de segunda mano, Época Ilde Nárváez en su tienda de segunda mano, Época

Ilde Nárváez en su tienda de segunda mano, Época / VALERIA VEIGA (Málaga)

Por último, en la ruta de comercios, la tienda vintage de segunda mano, Época. Tiene un recorrido de más de 25 años en las calles del centro de Málaga. Fue la primera tienda de ropa de segunda mano en la Costa del Sol. Ilde Narváez plancha un vestido azul mientras explica que es la primera vez que abren la tienda durante toda la semana de Feria y, además, ampliando su horario. "La Feria de Málaga es cultura y se debería aplicar en todos los negocios, no sólo en las calles", señala. "Necesitamos turismo de calidad y no tanto turismo durante la Feria". Desde una mirada de optimismo hacia la ciudad y sus fiestas, opina, como muchos de los anteriores, que el ambiente está algo más "calmado" y "sereno". 

Eso sí, la amabilidad y la cortesía con la que cientos de empleados continúan trabajando durante estos incansables días son extraordinarias. Algunos rostros parecen muy cansados y agotados; con ganas de volver a la normalidad en sus calles y en sus puertas. El turismo sin abusos, sin barullos ni líos constantes. La rutina marca la estabilidad que muchos de ellos reclaman y es que la Feria, vista desde dentro, es muy diferente. Lo que verdaderamente no ven los ojos del visitantes ni del que vive la Feria. Como dice el tópico, "desde fuera, todo se ve mucho más fácil".

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