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Carla Simón: "Seguimos confiando poco en el poder del cine como medio para exportar cultura"

Carla Simón momentos antes de la entrevista.

Carla Simón momentos antes de la entrevista. / Javier Albiñana

La directora Carla Simón (Barcelona, 1986), responsable de dos largometrajes multipremiados, Verano 1993 y Alcarrás, ganadora nada menos que del Oso de Oro a la mejor película en la Berlinale del pasado año, siente el Festival de Málaga como su "casa". Aquí presentó sus dos largometrajes y a él llega de nuevo para recibir el Premio Málaga Talent del 26 Festival de Málaga. Horas antes de subirse a las tablas del Teatro Cervantes charla con Málaga Hoy sobre sus proyectos y el cine de su generación.

-Llega de nuevo al Festival de Málaga, ¿Cómo lo percibe?

-Cuando pienso en el Festival de Málaga lo asocio a un sitio muy luminoso. Siempre que vengo es a celebrar cosas y no sé lo que es no estrenar una película en Málaga porque es lo que he hecho con mis dos largometrajes. También con dos cortometrajes.  

-¿Qué supuso llevarse la Biznaga por su ópera prima, ese arranque con Verano 1993?

-Fue muy importante. La película ya venía con un premio de Berlín y estaba muy nerviosa cuando la presentamos aquí, por si se cumplían o no las expectativas. Cuando ganamos la Biznaga fue una alegría absoluta. Con Alcarrás como veníamos con el Oso la quitamos de competición, no tenía sentido, pero igualmente tenía esa sensación de ver cómo iba a funcionar. El estreno en casa también te pone muy nerviosa. 

-¿Cuando una directora joven tiene dos largometrajes tan premiados cómo se si sitúa ante nuevos proyectos, hay más miedo?

-Yo ahora estoy muy tranquila. Creo que como viví mucha presión entre Verano y Alcarrás, porque hacer una segunda película siempre es muy difícil y ahora pienso que otro Oso de Oro no lo vamos a ganar, pues de alguna manera estoy relajada. Al final para nosotros, lo más importante de los premios es que te abren la puerta a hacer una siguiente peli. Para los cineastas que queremos continuar en esto toda nuestra vida lo principal es que una película te lleve a otra. En ese sentido ahora me siento muy tranquila. Voy a poder hacer otra historia de la manera que me apetezca y contando lo que yo quiero. Me apetece que sea algo un poco más ligero, porque Alcarrás fue un proyecto muy difícil. 

-¿Qué busca en los nuevos proyectos?

-Pues que supongan un reto, de alguna manera, que tenga algo nuevo que quiera explorar. Es cierto que ahora me siento distinta al momento en el que me puse a escribir Alcarrás, que sentí mucha más presión. Pero es una decisión, al final, sentir esta presión o no y he decidido que ya no quiero sentirla más y que quiero disfrutar el proceso de esta película que viene y que la vamos a poder hacer de la manera que sea necesario. 

-Finalmente el cine consiste en contar historias...

-Totalmente. Sí, es lo más importante. También tiene que ver mucho con mi familia, con el hecho de tener esta familia tan grande, con muchas historias, de ahí que mis primeras películas hablen de ello. 

-¿Por qué se está dando esa vuelta al cine rural?

-España, al final, es un país muy rural y estamos volviendo a ese cine por el hecho de que la industria se está democratizando. Hay gente de clase media que se ha criado en un pueblo, como es mi caso y el de muchos, que hemos estudiado fuera pero volvemos a nuestros pueblos a contar nuestras historias. Eso ha hecho que de repente se vuelva a contar esta parte de España que está muy presente. Te das cuenta de cómo la gente se identifica. Todos tenemos un pueblo, incluso la gente de ciudad, algo que conecta realmente con la gente y tiene su público. 

-¿Sigue costando mucho levantar un proyecto cinematográfico en España?

-Sí, sobre todo a nivel independiente. Estamos en un momento en el que se está produciendo mucho, pero el cine independiente sigue siendo una lucha. Seguimos confiando poco en el poder del cine como medio para exportar cultura. Yo me he dado cuenta con mis dos películas que nos han contado al mundo porque han viajado mucho. Hay gente que sabe que existe el catalán gracias a haber visto Alcarrás y eso me parece muy bonito y una razón suficiente para invertir más en este tipo de cine. Cuando se suman otros países, cuando coproducimos y los presupuestos son más grandes, las películas llegan más lejos porque nos da la posibilidad como directores de llevar a cabo lo que tenemos en la cabeza de una manera que no es tan precaria. Invertir en el cine tiene una devolución muy grande y deberíamos de apoyarlo más. 

-Este año hay siete directoras entre los veinte largos a concurso de la Sección Oficial. Aún queda para alcanzar la paridad pero son cifras impensables hace unos años... 

-Estamos en un momento que me gusta llamar de reparación histórica. Al final nosotras somos la mitad del mundo y deberíamos de contar la mitad de historias y aún estamos muy lejos. Hay mecanismos para empujar esto, como los puntos desde las ayudas... Estamos ahí con una conciencia mucho mayor que la de hace años. Todo esto es importante pero hay que seguir luchando. No estamos aún en nuestro sitio. Pero sí que creo que hemos llegado para quedarnos y eso me tranquiliza un poco. También hay muchas productoras produciendo, un interés claro del público para esas historias. La reparación histórica pasa también por ser una reparación temática. Hay cosas que no se habían contando antes sobre la maternidad, sobre nuestra visión de la mujer, del hombre... Nos estamos dando cuenta de que es muy necesario que estas historias tengan un sitio. La visibilidad es lo último de la cadena, para que haya más mujeres ahí y las películas acaben en los festivales, como está pasando poco a poco. 

-No es que haya una mirada femenina que pueda globalizar el cine hecho por mujeres, pero sí puntos de vista diferentes, ¿no?

-Claro. Lo que está pasando es que hay cosas que no se habían contado antes y que necesitamos contarlas. Dentro de diez años, a lo mejor, vamos a empezar a hacer ciencia ficción y otro tipo de pelis, pero ahora mismo necesitamos contar todos esos temas en los que nunca hemos sentido que nos representaran. Ellos no han parado a hacer cine desde sus comienzos. Al principio del cine, de hecho, había mujeres pero luego las apartaron porque eran sitios de poder, evidentemente. Ellos se han contado de muchas maneras distintas en muchos géneros distintos. Nosotras ahora mismo estamos empezando y lo hacemos con historias más íntimas que nos representan, que nos cuentan y poco a poco vamos a ir abriendo este abanico de géneros, de presupuestos y de maneras de contar. 

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