Cultura

Emigholz ante 'la otra' Sevilla

  • El director alemán visita la Fábrica de Artillería, Hytasa y el Pumarejo en un recorrido por el patrimonio arquitectónico más singular de la ciudad.

Cada plano de Heinz Emigholz proporciona al espectador una experiencia estética abrumadora: la mirada del alemán muestra las creaciones arquitectónicas desde una minuciosidad asombrosa, y los espacios, los materiales o la luz se ofrecen al receptor en una intimidad inusitada, lejos de la fría contemplación con la que otros documentales se aproximan a la belleza de los edificios. El discurso de Emigholz, que prefiere envolver sus imágenes con el sonido ambiente de cada escena antes que aportar explicaciones desde la voz en off, se dirige a los sentidos antes que al intelecto, aunque sus trabajos sobre Adolf Loos, Pier-Luigi Nervi o Rudolph Schindler revelen las inquietudes de un cineasta preocupado por cuestiones como el papel del arquitecto frente al entorno, el pulso contra el tiempo que emprende toda obra de arte o el diálogo que entabla una construcción con la urbe en la que se levanta.

Los profesores de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura Julián Sobrino y Enrique Larive han querido aprovechar la visita de Emigholz, invitado estos días al Sevilla Festival de Cine Europeo, para que conociera también en su estancia escenarios de la ciudad ajenos a la "narración patrimonial" más previsible. La Real Fábrica de Artillería, Hytasa y el Cerro del Águila y el Pumarejo son los enclaves recogidos en el itinerario que ayer conoció Emigholz, para que pudiese combinar, como señala Sobrino, "lo que ya iba a descubrir, lo que viene en las guías, con una visión de Sevilla más interior", un panorama que fuera más allá de lo monumental y turístico y desvelara "problemas actuales de la ciudad, relacionados con los jóvenes, con personas sin empleo o con la cuestión de dar uso a espacios abandonados".

Las espectaculares dimensiones de la Fábrica de Artillería han impresionado al director, que gracias a sus naves ha conocido una parte del pasado de la ciudad que ignoraba. "Tenía una imagen de Sevilla en la que no estaba la industria histórica. Le hemos empezado a hablar de la Ilustración, de la importancia de la ciencia y la tecnología... y para él ha sido muy revelador", indica Sobrino, que en su paseo ayer por la Fábrica de Artillería lamentaba la nula atención que se dedica al patrimonio fabril, la pasividad con que las administraciones actúan ante él. "El problema es que ven desactivados estos espacios industriales, y ante ese cadáver sólo les queda o la indiferencia o la melancolía", afirma este profesor de Historia de la Arquitectura que defiende la grandeza de lugares como éste. "Son extraordinarios, y están en el centro del área metropolitana. Mientras se decide un proyecto mayor tiene que haber un programa de reactivación", argumenta un especialista para quien falla no sólo la percepción, "también la gestión. En estos temas no hay un interlocutor claro: no se sabe si es Urbanismo, si es Cultura o es Economía... Estos espacios industriales necesitan una administración más ágil, más dinámica, y no hay un planteamiento estratégico que coordine distintas áreas".

En la segunda parada del itinerario diseñado para Emigholz la siguiente parada era en el Cerro del Águila y en Hytasa, otro entorno de carácter industrial que con los años se ha reinventado. El director de Loos Ornamental o The Airstrip, su último filme, protagonizó un intenso encuentro en el que tuvo como interlocutor a Salvador Távora. En el teatro del director, el alemán y el andaluz debatieron sobre el concepto de espacio. "Uno hablaba de espacio arquitectónico y el otro de espacio dramático y del espacio de las palabras. Estaban los dos en el centro del teatro, iluminados por los focos, y ha sido algo muy emocionante", valora Sobrino. A Emigholz, apunta su guía, le ha cautivado el bagaje del profesional de la escena, que "al final de su carrera artística" apostara por volver a las raíces. El responsable de montajes como Andalucía amarga o Crónica de una muerte anunciada nunca olvidó sus orígenes:incorporó a su dramaturgia elementos de la industria en la que trabajó y acabó abriendo una sala en el mismo entorno, a unos metros de la tercera parada del recorrido de ayer, Hytasal, en la que Emigholz supo de un grupo de empleados que han sabido reciclarse. "Se trata de una cooperativa textil que cerró hace cinco años y en la que sus trabajadores, en lugar de desistir, volvieron a encontrar un puesto de trabajo invirtiendo parte de sus ahorros en la creación de huertos, reciclando material de la antigua fábrica para una nueva, dedicada al cultivo de seta ecológica", cuenta Sobrino.

En el Pumarejo, "en el corazón de la ciudad", y en las vivencias de sus habitantes, Emigholz también comprobó "un corazón que late, que es el de la gente, de los grupos alternativos que en unión con los vecinos intentan revitalizar el casco histórico con un proyecto cooperativo y respetuoso con el patrimonio". Al cineasta le ha sorprendido, destaca Sobrino, "cómo se combinan mentalidades de la gente joven, miradas más vanguardistas, con modos de vida más tradicionales, que en lugar de haber colisión haya simbiosis".

Emigholz, que presenta hoy en el Nervión Plaza a las 19:45 The Airstrip y mañana a las 13:00 hablará sobre Loos Ornamental en la Escuela Superior de Arquitectura, dejará Sevilla con la idea de una ciudad plural y vivida más allá de su monumentalidad. Unos modelos de convivencia que muchos de sus habitantes no conocen, como concluye Sobrino: "Sevilla necesita mirarse de nuevo hacia ella misma: se mira mucho hacia el exterior, preocupada por cómo quiere que la vean, pero la historia es afrontar soluciones avanzadas que permitan una ciudad más integral y generosa".

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