El Charco del Infierno, desde arriba.
El Charco del Infierno, desde arriba.
M. Á. G.

05 de febrero 2023 - 11:15

El Charco del Infierno es uno de esos rincones de la naturaleza que esconde Málaga a lo largo y ancho de su provincia. Esta en concreto nace y da forma gracias al embalse de Casasola, en Almogía, ya que al término de éste, hacia el norte, en su cola, está este cañón de aguas oscuras que le confiere un aspecto tenebroso a la zona, ideal para hacer una pequeña ruta con la que descubrir todos sus secretos. Damos un paseo por él, un denominado rincón singular por la Diputación de Málaga.

Para llegar al Charco de Infierno es recomendable hacer una parada previa en Almogía. El pueblo fue durante muchos años un punto estratégico a nivel bélico,, sobre todo en la Edad Media, por las numerosas colinas que envuelven toda la zona. El paisaje a día de hoy desde el pueblo hasta la cola del embalse de Casasola, podremos ver imágenes sensacionales. Este embalse tiene una capacidad de 23,45 hectómetros cúbicos y una superficie de 112 hectáreas. Afecta a una longitud de 6 km del río Campanillas, afluente del Guadalhorce sobre el que se encuentra situado.

La estructura montañosa de la zona.
La estructura montañosa de la zona.

Por el camino nos topamos también por el puente de las Palomas, que data de la época de los romanos, aunque si transcurres por el otro lado del embalse puedes ver un antiguo secadero de uvas, donde se producían pasas, muy típicas de la zona. Recomendamos seguir por el camino inicial, que justo cuando aparece una senda en él se podría decir que estás en la Charca del Infierno, una gran formación rocosa en la que la erosión del agua ha dado de sí pozancones, espacios profundos donde el agua se estanca.

Otra perspectiva del lugar.
Otra perspectiva del lugar.

Hay que andarse con varios ojos con las pendientes y las rocas apiladas, pisar firme y evitar cualquier bajada peligrosa, ya que no sería el primero que transcurre por esta zona y se tuerce un tobillo. Al superar una pendiente pedregosa, llegaréis a una loma que marca el final del camino y una oportunidad para otear todo el horizonte, el Charco del Infierno y el embalse que le da vida.

El Charco del Infierno.
El Charco del Infierno.

En todo este trayecto, se puede ver gran cantidad y variedad de flora y fauna, especialmente de gran cantidad de especies de pájaros, como pueden ser tanto el roquero solitario y el avión roquero. Son algo menos de tres kilómetros de trayecto, con escasa dificultad para los inexpertos en el senderismo. Si te quedas con ganas de más, existe la posibilidad de hacer alguna otra ruta cercana, como la ruta de la Ermita de las tres cruces o la ruta de Santi Petri, no sin antes hacer una parada en el pueblo y probar alguno de sus platos más típicos, como la chanfaina, donde los espárragos y la patatas son protagonistas.

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