El gazpacho es uno de los platos típicos de la dieta mediterránea. Elaborado a base de hortalizas de temporada (tomate, pimiento y pepino), se convierte en un indispensable llegado el buen tiempo, especialmente en Andalucía, y más aún en Málaga. Esta sopa fría, además de hidratación y frescura, aporta grandes valores nutricionales. Es rica en vitamina C, minerales, potasio y fitonutrientes que actúan como antioxidantes, antiinflamatorios y antibacterianos. Si no se cuela, gracias a la piel de las verduras, también será rica en fibra. Según las cantidades de pan y aceite de oliva, un gazpacho casero contendrá una media de 110 kilocalorías por vaso de 200 mililitros.

Aunque procede de Andalucía, su consumo se ha extendido hasta convertirse en un representante de la gastronomía española. Tanto es así que otras comunidades han desarrollado su propia receta. Es el caso de Extremadura, que lo sirve con tomate troceado sobre un picadillo de ajos y aceite de oliva, o el del gazpacho manchego, guiso de carne acompañado de tortas de pan. Las cocinas más innovadoras experimentan con una base de sandía, frutos rojos, coco o incluso piña.

Con la llegada de la primavera, los supermercados comienzan a llenar sus refrigeradores de este producto. El gazpacho envasado, muy logrado en algunas ocasiones y con un sabor diferente en otras, se presenta como una opción fácil y cómoda pese a que elaborarlo por ti mismo resulta sencillo. Pero el envasado permite al consumidor ahorrarse el tiempo de prepararlo, llevar la botella o brick (de litro o individual) a cualquier parte.

Sin embargo, el gazpacho industrial presenta diferencias respecto al casero. Pocos son los que incluyen pan en su receta y el contenido en aceite es muy bajo respecto al gazpacho tradicional. Una ración del envasado ronda las 90 kilocalorías, 20 menos que la media casera.

A pesar de las nuevas técnicas comerciales, por las que figura la palabra "fresco" en muchas de las etiquetas, los gazpachos industriales se someten a tratamientos térmicos para alargar la corta vida útil de este producto. En casa, no supera los 3 o 4 días de conservación. Después de someterse a dicho tratamiento, es importante mantener el producto refrigerado hasta su consumo. Cabe recordar que el gazpacho está considerado una de las mejores 10 sopas frías de Europa, tal y como detallan desde la prestigiosa web gastronómica Taste Atlas.