La farola

Todos los motivos por los que siempre volver a la Serranía de Ronda

Benalauría, pequeño municipio de la Serranía de Ronda.

Benalauría, pequeño municipio de la Serranía de Ronda. / M. G.

Viajar a la Serranía de Ronda es adentrarse en un mundo de encanto y autenticidad en pleno corazón de la provincia de Málaga. Los 23 municipios que componen la comarca ofrecen, en su conjunto, una experiencia única que combina historia, naturaleza y gastronomía, atrayendo a viajeros no solo locales, sino de la comunidad, nacionales e internacionales, que persiguen y buscan descubrir lugares especiales y rincones llenos de magia. Aquí todos los motivos para volver siempre a la Serranía de Ronda.

Los pueblos de la Serranía de Ronda, con sus estrechas callejuelas y fachadas encaladas, transportan al visitante a tiempos pasados, donde la vida transcurre en un ritmo pausado y las tradiciones se mantienen vivas. A lo largo de la historia, estos pueblos han sido refugio de comunidades que han sabido conservar su patrimonio arquitectónico y cultural, convirtiéndolos en auténticos tesoros de la zona. Algatocín, Alpandeire, Arriate, Atajate, Benadalid, Benalauría, Benaoján, Benarrabá, Cartajima, Cortes de la Frontera, Faraján, Gaucín, Genalguacil, Igualeja, Jimera de Líbar, Jubrique, Júzcar, Montecorto, Montejaque, Parauta, Pujerra, Ronda y Serrato son los municipios que componen la Serranía de Ronda.

Pasear por estos pueblos es como dar un paseo en el tiempo, donde cada rincón cuenta una historia y cada callejón encalado esconde secretos por descubrir. Poetas y escritores han encontrado inspiración en la belleza y el encanto de la Serranía de Ronda, describiendo sus paisajes y su atmósfera única en sus obras literarias.

Uno de los mayores atractivos de esta comarca es su entorno natural, que ofrece paisajes impresionantes y una variedad de actividades al aire libre. Desde senderismo en las montañas hasta paseos en globo aerostático sobre el valle, hay opciones para todos los gustos y niveles de aventura. Además, la Serranía de Ronda alberga la cueva de la Pileta, un yacimiento prehistórico que fascina con sus pinturas rupestres y grabados milenarios, ofreciendo una experiencia única de conexión con el pasado, o el Bosque de Cobre, un hito de color que nos regala la naturaleza con el cambio de hojas de sus castaños.

El legado histórico de la Serranía de Ronda se manifiesta en sus numerosos monumentos y sitios arqueológicos. El yacimiento romano de Acinipo, situado a pocos kilómetros de Ronda, es un ejemplo destacado de la presencia romana en la comarca, con su impresionante teatro y sus ruinas bien conservadas. Además, la influencia árabe se hace evidente en lugares como los baños árabes de Ronda, que son considerados los mejor conservados de España, y la mina del Palacio del Rey Moro, una obra de ingeniería islámica que desciende más de cien metros bajo tierra.

Ruinas de la ciudad romana de Acinipo. Ruinas de la ciudad romana de Acinipo.

Ruinas de la ciudad romana de Acinipo. / juntadeandalucia.es

Evidentemente no podemos pasar por alto uno de los emblemas de la Serranía de Ronda como es el Tajo de Ronda, un impresionante desfiladero que corta la ciudad en dos y ofrece vistas espectaculares desde sus miradores. La ciudad de Ronda misma es un tesoro arquitectónico, con sus callejones empedrados, plazas encantadoras y edificios históricos como el Palacio de Mondragón y la iglesia de Santa María la Mayor.

La gastronomía de la Serranía de Ronda es otro punto destacado, con platos tradicionales que destacan por su sabor y autenticidad. Desde el rabo de toro en salsa hasta las migas con chorizo, hay una variedad de delicias locales para disfrutar, acompañadas de vinos de la región y postres caseros como las yemas de Ronda. Ronda dispone además de uno de los dos restaurantes con dos Estrellas Michelin de la provincia, Bardal.

Sin duda, viajar a la Serranía de Ronda es sumergirse en un mundo de belleza natural, historia y cultura, donde cada rincón tiene algo especial que ofrecer. Ya sea explorando sus pueblos pintorescos, descubriendo sus sitios arqueológicos o degustando su deliciosa gastronomía, volver a ella siempre es un acierto porque nunca deja de sorprender y cautivar a quienes la visitan.

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