Este oasis escondido en Málaga parece un jardín japonés, cuesta solamente 3 euros y está en Torremolinos
A pocos minutos del centro urbano de Torremolinos, el Jardín Botánico Molino de Inca es un refugio natural lleno de historia y belleza
Entre manantiales, molinos y palmeras centenarias, este rincón recrea la serenidad de los paisajes orientales
Del molino nazarí al lunch real de Alfonso XIII: la historia que esconde uno de los lugares más sorprendentes de Málaga
A pocos minutos del bullicio de la playa se encuentra uno de los rincones más sorprendentes de la provincia de Málaga. Lejos de los grandes complejos turísticos y del tráfico veraniego, el Jardín Botánico Molino de Inca de Torremolinos ofrece un paisaje inesperado: un auténtico oasis verde donde el sonido del agua, la sombra de las palmeras y la quietud del entorno evocan la serenidad de un jardín japonés, transportándonos directamente hasta Kioto. Con una entrada de apenas 3 euros, este espacio se ha consolidado como uno de los enclaves más singulares y llenos de historia del municipio, uno que siempre sorprende a todo aquel que lo visita, especialmente entre niños y niñas.
El Jardín Botánico Molino de Inca se extiende sobre una superficie de más de 40.000 metros cuadrados, muy cerca del Pinar de los Manantiales. Su origen se remonta a la época en la que Torremolinos era conocida por sus molinos harineros, impulsados por las aguas que brotaban de los manantiales de la zona: el de La Cueva, el del Inca y el del Albercón del Rey. Estos nacimientos fueron fundamentales para el desarrollo del municipio, tanto por su valor hidráulico como por su relevancia histórica, ya que dieron vida a una de las zonas industriales más activas del litoral malagueño.
El centro del jardín gira en torno a una réplica del antiguo molino harinero de Inca, una construcción que recuerda el pasado agrícola e hidráulico de Torremolinos. Su restauración en 2003 permitió recuperar un legado que hunde sus raíces en la Edad Media, cuando los molinos eran parte esencial de la economía local. Ya a principios del siglo XV, los molinos de Torremolinos aportaban ingresos significativos al reino nazarí de Granada, hasta que en 1432 fueron atacados por tropas cristianas durante las campañas previas a la conquista de Málaga.
Tras la toma de la ciudad, los Reyes Católicos otorgaron a Málaga el control de estas infraestructuras hidráulicas, conscientes de su importancia estratégica. En 1501, una Real Provisión ordenó incluso a Antequera suministrar piedra de sus sierras para la construcción de nuevos molinos en la zona, dada la falta de materiales adecuados en el entorno.
El jardín botánico y su sorprendente estética oriental
El Jardín Botánico Molino de Inca combina patrimonio, historia y naturaleza en un mismo espacio. Alberga cerca de mil especies vegetales, entre ellas 150 variedades de palmeras, 300 tipos de árboles y más de 400 arbustos. Los caminos sombreados y los miradores se entrelazan con fuentes, estanques y pequeños cursos de agua que mantienen viva la memoria del antiguo molino. En la temporada de invierno, abre de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas.
Uno de los espacios más llamativos es su JardínJaponés, un área de 500 metros cuadrados diseñada al estiloTsukiyama, caracterizado por colinas artificiales, lagos, piedras y una cuidada disposición de plantas sobre una ladera rocosa. La recreación del paisaje oriental contrasta con el entorno mediterráneo que lo rodea, generando un efecto visual de serenidad y equilibrio.
El sonido del agua que fluye, las aves que habitan entre los árboles y la frescura del ambiente hacen de este lugar un auténtico refugio natural. Además, el jardín tiene una función educativa y cultural: acoge visitas escolares y actividades medioambientales impartidas por guardas forestales, reforzando su papel como espacio de aprendizaje y conservación.
De Joseph de Inca al lunch real de Alfonso XIII
El nombre actual del jardín se remonta al año 1700, cuando Joseph de Inca de Sotomayor obtuvo licencia para levantar dos molinos de harina en la zona. A partir de entonces, el lugar se conoció como Molino de Inca, denominación que ha perdurado hasta hoy. Durante los siglos siguientes, las instalaciones cambiaron varias veces de propietario, pero siempre mantuvieron su papel como punto de referencia para la obtención de harina y la gestión del agua.
Uno de los episodios más destacados de su historia ocurrió en 1926, cuando el rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia visitaron el Molino de Inca durante un viaje oficial por Málaga. Acompañados por las autoridades locales, el monarca conoció los proyectos de conducción de agua y disfrutó de un almuerzo en sus jardines. Según relató la prensa de la época, Alfonso XIII elogió las obras hidráulicas y bebió en una alberca que desde entonces se conoce como el Albercón del Rey.
Aquel encuentro quedó grabado en la memoria colectiva de Torremolinos. La habitación en la que descansaron los reyes y los lugares donde posaron aún pueden reconocerse dentro del conjunto actual, que conserva con fidelidad la esencia de aquel momento histórico.
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