La farola

Molino de Inca, refrescante parada de reyes en Torremolinos

Vista de los jardines del Molino de Inca en Torremolinos.

Vista de los jardines del Molino de Inca en Torremolinos. / Romero

Torremolinos es uno de los municipios turísticos más populares de la Costa del Sol, en la zona más alejada de la línea costera esconde un jardín botánico confeccionado en torno a uno de los antiguos molinos harineros que dan nombre a la zona desde hace siglos. El Molino de Inca conserva parte de su esencia histórica y cuenta con más de 40.000 metros cuadrados que albergan casi mil plantas diferentes, jardín japonés incluido, entre las que se cuentan 150 tipos de palmeras diferentes. Todo eso en torno al agua que mana de los montes que rodean Torremolinos y que llevan siglo siendo un punto clave a esta altura de la costa. Además, desde los Reyes Católicos a Alfonso XIII, han servido como parada de reyes.

La zona ya tenía infraestructuras hidráulicas de este tipo en la época de dominio musulmán del Sur de la península ibérica. De hecho, a principios del siglo XV, al rey de Granada Muhammed IX percibía mil doblones de oro por las industrias molineras de Torremolinos, que fueron atacadas por los cristianos en 1432. A finales de esa misma centuria, durante el sitio de Málaga, los Reyes Católicos visitaron el lugar y, conquistada la plaza malacitana, le otorgaron a Málaga la potestad de explotar estas infraestructuras hidráulicas. Es más, en 1501 dispusieron una Real Provisión desde Burgos ordenando a la ciudad de Antequera que diese permiso para sacar piedras de su sierra con destino a estos molinos ya que en los alrededores de Málaga no las había de esas características, idóneas para la molienda. Así pues, el agua de Torremolinos, sus infraestructuras hidráulicas fueron cuidadas y preciadas durante siglos. Sin embargo, el siglo XVI y los ataques esporádicos de musulmanes desde la costa hicieron que no fuese una plaza segura, pero aún así se pobló la zona y se trató de que no se desaprovecharan.

Joseph de Inca y el lunch de Alfonso XIII y Victoria Eugenia

 Es en 1700 cuando Joseph de Inca de Sotomayor recibe la licencia para explotar la zona y edifica dos molinos de harina. De ahí le viene el nombre a lo que hoy es un jardín botánico que aprovecha los caudales de agua de los manantiales torremolinenses para crear un ambiente fresco en el que pasear. Los molinos de Inca cambiarían de manos varias veces hasta que en 1923, el gobernador civil de la provincia de Málaga expropia sus servidumbres para acometer la traída de aguas de Málaga, como explica el trabajo de Juan Fernández Bonnemaison. Tres años después, Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia visitan el molino como parte de su itinerario por Málaga. La habitación en la que estuvieron se puede visitar hoy en día, así como los lugares en los que posó y bebió el monarca. De hecho, la alberca en la que se hidrató es conocida como el Albercón del Rey. El Diario Málaga recogió en su edición del 14 de febrero de 1926 que "Se mostraron al monarca los planos de la conducción de agua haciendo grandes elogios de ellos el Rey. Don Alfonso y su sequito e invitados fueron obsequiados con un lunch". Al acto acudieron todas las autoridades de la provincia y parte de la nobleza y aristocracia de la zona.

Estos pasajes históricos se pueden evocar en las instalaciones actuales que cuentan también con un jardín japonés, fuentes, canalizaciones de agua, aves y un entorno refrescante a base de la sombra de la gran cantidad de especies botánicas que componen este punto con historia de una de las localidades que más turistas acogen cada año en la Costa del Sol. Un lugar tranquilo en el que disfrutar del arrullo del agua y de un ambiente diferente.

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