Este pueblo de Málaga es una reliquia todo el año pero en noviembre cambia de color con el Bosque de Cobre

Faraján se transforma en otoño en un escenario de cuento, rodeado por los tonos dorados y rojizos del Bosque de Cobre

Calles blancas, cascadas ocultas y un paisaje que parece pintado al óleo hacen de este rincón del Valle del Genal un destino imprescindible en noviembre

El corazón del Valle del Genal se tiñe de oro con uno de los espectáculos naturales más bellos de Andalucía

Una panorámica de Faraján.
Una panorámica de Faraján. / malaga.es

En plena Serranía de Ronda, entre castaños, riachuelos y montañas cubiertas de vegetación, se encuentra Faraján, uno de los pueblos más pintorescos de la provincia de Málaga. Situado en el corazón del Valle del Genal, este pequeño municipio mantiene intacta su esencia andalusí y el encanto blanco de sus calles encaladas, que serpentean entre desniveles y miradores naturales.

El novelista estadounidense Ernest Hemingway lo describió con una frase que hoy sigue definiéndolo con precisión: “un cisne blanco en un estanque de verde esperanza”. Y es que Faraján conserva esa pureza visual que parece sacada de un cuento. Pero si hay una época en la que el paisaje alcanza su máximo esplendor, esa es el otoño, cuando el Bosque de Cobre tiñe de tonos dorados, ocres y rojizos los alrededores del pueblo, ofreciendo una de las imágenes más bellas de la provincia.

Calles con historia y alma árabe

El casco antiguo de Faraján es un auténtico laberinto de calles estrechas y empinadas, herencia directa de su pasado islámico. Su propio nombre, de origen árabe, significa “gozoso” o “deleitoso”, un reflejo fiel de la sensación que produce recorrer sus rincones.

El paseo por el centro comienza en la Plaza de Andalucía, presidida por la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, un templo construido en 1505 que ha sufrido diversas reformas a lo largo de los siglos. Su torre, de estilo mudéjar, fue reconstruida a mediados del siglo XX gracias a los mecenas que costearon la obra, y lleva el nombre de Federiquito Sierra en recuerdo del hijo de la familia promotora. Una curiosidad une a esta iglesia con la historia del arte: la esposa del benefactor era prima de Pablo Ruiz Picasso.

La Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Faraján.
La Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Faraján. / malaga.es

Desde la plaza, las calles conducen hacia la Calle la Fuente y la Calle Corchuelo, donde se conserva el trazado morisco del pueblo y se percibe la calma que caracteriza a las pequeñas localidades del interior de Málaga.

Naturaleza y senderismo en el entorno del Bosque de Cobre

El entorno natural de Faraján es uno de los más ricos del Valle del Genal. Los castaños dominan el paisaje, especialmente durante el otoño, cuando el Bosque de Cobre cubre la comarca con una gama cromática espectacular. Pero además de los castañares, el visitante encontrará encinas, alcornoques y pinares, junto a antiguas huertas que aún se cultivan siguiendo métodos tradicionales.

Entre los atractivos naturales más destacados está la Chorrera de Balastar, uno de los rincones más emblemáticos del municipio y declarada Rincón Singular de la provincia de Málaga. Este paraje, situado a algo más de medio kilómetro del casco urbano, forma parte del curso del río Balastar, que atraviesa un terreno escarpado antes de convertirse en dos cataratas de más de 50 metros de altura. A sus pies se conservan los restos de un molino árabe y un sistema de acequias talladas en la roca que aún hoy canalizan el agua.

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La ruta de senderismo a las Chorreras de Balastar, que parte de la calle Genal, es una de las más conocidas de la zona. Aunque el trayecto no es largo, presenta desniveles pronunciados, por lo que se recomienda recorrerlo con calma. La recompensa son las vistas de las cascadas y el contacto directo con la vegetación autóctona del valle.

Tradición, devoción y fiestas populares

Faraján forma parte de la Ruta de Fray Leopoldo, que recorre varios pueblos del entorno, como Cartajima, Pujerra, Igualeja, Júzcar o Alpandeire, siguiendo los pasos del venerado monje capuchino beatificado en 2010. La fe y las costumbres siguen muy presentes en la vida del municipio, que celebra con especial devoción la Festividad de la Inmaculada, con más de dos siglos de historia.

Durante la Semana Santa, destaca la procesión del Viernes Santo, cuando una vecina del pueblo enjuga el rostro de Cristo en la calle Amargura y le recita una poesía, una tradición que se mantiene viva generación tras generación.

El mes grande para los farajeños es agosto, cuando se celebra la Feria de San Sebastián, patrón del pueblo. Pasacalles, conciertos y actividades al aire libre llenan de música y color la Plaza de Andalucía, mientras el espíritu festivo se mezcla con el ambiente rural del verano.

Sabores del valle: la gastronomía de Faraján

La cocina de Faraján conserva la esencia de la gastronomía tradicional serrana. Entre sus platos más característicos destacan la sopa de alcachofas, el gazpacho o el conejo al ajillo, elaborados con productos de las fértiles huertas del entorno. Las migas son otro clásico, especialmente en los meses fríos, compartiendo protagonismo con los dulces de herencia andalusí, preparados con harina, aceite de oliva y especias como canela, ajonjolí o matalahúva. El bar Tropezón - El Rincón de María, que abre de viernes a lunes, es una gran opción para darle un bocado al pueblo.

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