La farola

Una Soyuz, un avión de Star Wars y otras joyas que se pueden tocar en el Aeromuseo de Málaga

  • El espacio expositivo es de los más sorprendentes e interactivos de la capital malacitana y sigue ampliando su colección a base de sus diferentes proyectos de restauración

Un astronauta se entrena en el interior de un simulador de la Soyuz.

Un astronauta se entrena en el interior de un simulador de la Soyuz. / NASA

Pasa desapercibido para muchos de los coches que utilizan la antigua Nacional 340 a la altura del aeropuerto malacitano. Sin embargo, un par de los aviones que forma parte del Museo Aeronáutico de Málaga se dejan ver en la zona más cercana a la rotonda que sirve del desvío a la zona aeroportuaria de la capital de la Costa del Sol, junto a la fábrica de San Miguel. El Aeromuseo de Málaga esconde en ese rincón cercano a las pistas del aeropuerto bastantes joyas de la aeronáutica de diferentes épocas: cuatro aviones, la terminal histórica del aeropuerto de Málaga con parte de sus herramientas, motores, un helicóptero antiguo, una torre de control histórica, cajas negras, vehículos de diferente tipo y dos simuladores de vuelo: el de una nave Soyuz que sirve para volar al espacio y el de un X-Wing de Star Wars. Eso es sólo parte de un inventario que cuenta, además, con una exposición temporal sobre las mujeres protagonistas del mundo de la aviación y todo está enmarcado con dos reglas que no suelen ser habituales en los museos: es gratis y se puede tocar. 

El Aeromuseo malacitano es uno de esos puntos de divulgación que a menudo pasa desapercibido, pero que cuando se visita sorprende y aviva las ganas de volver. Infalible ante la curiosidad de los más pequeños e interactivo en la mayoría de sus propuestas, es una iniciativa que crece gracias  a los proyectos que los voluntarios van creando y plasmando. Entre la Asociación de Amigos del Museo se cuenta con más de 30 restauradores que dedican sus horas desinteresadamente en rescatar elementos mecánicos de diferente tipo que tienen que ver con la navegación aérea. Así, poco a poco, se van poniendo en valor piezas que de otra manera acabarían como chatarra. Los proyectos están abierto a la colaboración de empresas y ciudadanos.

Pilotar una Souyz, un X-Wing o abrir una caja negra

Con ese particular modus operandi, el lema del museo es "toca y aprende" y la mayoría de piezas que se pueden encontrar e él cumplen la premisa. Entre lo más llamativo de las salas del museo está la de simulación. En ella se pueden encontrar, y pilotar, una nave espacial como la popular Soyuz y un X-Wing, que es uno de los modelos más señeros de aeronave que aparecen en la saga Star Wars. El simulador del cohete espacial permite vivir el despegue del cohete y la entrada en la atmósfera a los mandos de una de las naves más importantes en la historia de la carrera espacial humana. 

Más cinematográfico pero igual de excitante, especialmente para los seguidores de la saga, es el X-Wings en el que se pude pilotar mientras se huye de los ataques enemigos, todo un reto que supera en emoción a los videojuegos que simulan lo mismo y seduce a la mayoría de quienes lo prueban. Además, en otra de las salas del museo se pueden encontrar aparataje de los aviones, aeropuertos y utensilios de vuelo. La sala de la exposición permanente está situada en la antigua terminal de vuelos del aeropuerto malagueño. En ella pueden verse helicópteros de época, avionetas, aviones ligeros y antiguos, una ala delta con motor, globos aerostáticos y diferentes piezas de aviones como las famosas cajas negras, cuyo funcionamiento e importancia pueden aprenderse con una real en las manos. Además, hay una sala de motores de aviones históricos.

Aviones históricos y una exposición de mujeres aeronáuticas

Pero parte de lo más sorprendente del Aeromuseo de Málaga son los aviones antiguos restaurados. Tres e ellos son de gran espectacularidad y valor y, como casi todo en este museo, se puede visitar, tocar y estar en su interior. Uno de ellos es el Douglas DC-3: una maravilla de la ingeniería construida hace más de 80 años (primer vuelo en 1935) y que todavía tiene elementos en circulación por los cielos del planeta. Imponente, flamante tras ser restaurado y puesto en valor, es uno de los símbolos de la aviación militar, pero también del transporte de viajeros y mercancías. Pensado para ser sencillo, resistente y práctico es probable que se convierta en uno de los pocos modelos que vuele durante un siglo seguido. Eso está por ver, pero el apodo para él en el museo explica su importancia: La leyenda. De esa misma época (1937) es el Beechraft e18-s, un avión privado lujosamente personalizado que también luce en las instalaciones del museo.

Otro avión en las instalaciones del Aeromuseo es el Convair 440, el primero que llegó a la capital de la Costa del Sol como parte de una ruta turística aérea muy similar a las que conocemos hoy en día. Fue en 1959 y en el interior de este aparato se puede aprender cómo se distribuyen y funcionan las entrañas de un avión de este tipo. Más personas y muchísimo más peso podía llevar el McDonnel Douglas DC-9 que también tiene su cabina visitable y que supone un coloso de la aeronáutica previa a que la era digital. No son las únicas aeronaves que se pueden ver en el Aeromuseo, pero tal vez sí las más llamativas.

Otro de puntos expositivos del Museo Aeronáutico de Málaga es la muestra dedicada a las mujeres dentro de la aeronáutica. Un recorrido a los logros conseguidos por las mujeres en el mundo de las máquinas voladoras, en el que fueron importantes desde el comienzo, ya que cuatro años después de que los hermanos Wright consiguiesen su primer vuelo, una ingeniera autodidacta llamada Lilian Todd construyó su propio avión. Sólo un ejemplo de la muestra. El Aeromuseo cierra los domingos y los lunes y su horario de miércoles a sábado es de 10:00 a 14:00 horas, los martes abre de 10:00 a 20:00 horas.

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