El verano de los atardeceres en Málaga: miradores desde los que sorprender
A mediados de julio, el atardecer en Málaga se da en torno a las 21:39 horas, aunque a finales de agosto casi una hora menos, 20:45
De Torrox a Mijas pasando por Casares o Benalmádena, puntos icónicos para ver un buen atardecer en la provincia de Málaga
El pueblo mágico de Málaga, de los más frescos del verano y que cuenta con "un bello balneario de más de cien años de antigüedad"
En la provincia de Málaga, los atardeceres se han convertido en un auténtico fenómeno durante los meses estivales. Cada día, cientos de personas se congregan en diferentes rincones del litoral y del interior malagueño para observar cómo el sol se despide del cielo, tiñendo el horizonte de colores cálidos y dejando imágenes imborrables. Esta experiencia visual y emocional ha transformado numerosos espacios naturales y urbanos en auténticos miradores desde los que sorprender al visitante.
Durante el verano, el ocaso se produce entre las 21:39 horas a principios de julio y las 20:45 horas a finales de agosto, lo que permite disfrutar de estas escenas a temperaturas más suaves y en entornos privilegiados. Aunque lugares como los Baños del Carmen o el Peñón del Cuervo, en la capital, concentran buena parte del interés, existen muchos otros puntos a lo largo de la provincia que ofrecen vistas excepcionales y menos conocidas para contemplar la caída del sol.
Mirador del Faro de Torrox
Situado en el litoral oriental de la provincia, el mirador del Faro de Torrox combina paisajes naturales con una notable carga histórica. Este enclave ofrece una amplia visión del mar y del entorno costero, lo que lo convierte en un lugar especialmente atractivo para observar la transición del día a la noche.
El faro se encuentra en una zona donde confluyen restos arqueológicos de más de dos mil años de antigüedad. Aunque no goza de la misma popularidad que el cercano Balcón de Europa en Nerja, este mirador destaca por su tranquilidad y sus condiciones privilegiadas para disfrutar del atardecer. Las tonalidades del cielo se reflejan en el mar mientras el viento y el entorno natural aportan una experiencia visual envolvente.
Playa de La Campana en Mijas
Al suroeste de la provincia, en la localidad de Mijas, la playa de La Campana presenta un perfil costero recortado que ofrece una perspectiva singular del ocaso. Desde este punto, las formas del litoral permiten una vista abierta y despejada que se presta especialmente a contemplar el descenso del sol sobre el mar.
La cercanía del Faro de Calaburras, así como otros rincones naturales cercanos, hacen de esta playa un entorno con múltiples matices de luz y color. La interacción entre los relieves de la costa y la luminosidad del cielo crea una atmósfera que cambia cada minuto, intensificando la belleza del atardecer en esta zona del litoral malagueño.
Torre de la Sal en Casares
En la franja costera de Casares, la Torre de la Sal se alza como un mirador natural con un importante valor patrimonial. Construida en el siglo XVI, esta torre de vigilancia ofrece una de las vistas más amplias de toda la costa occidental de Málaga. Desde aquí, la caída del sol se contempla con África y el litoral gaditano como telón de fondo.
Este enclave proporciona una perspectiva única, no solo por su orientación, sino también por su ubicación junto a dos playas que permiten una conexión directa con el mar. A medida que el sol se oculta en el horizonte, la silueta de la torre se funde con los últimos rayos de luz, marcando uno de los puntos donde el sol se despide más tarde de toda la provincia.
Espigón de Puerto Marina en Benalmádena
En el corazón de la Costa del Sol occidental, el Espigón de Puerto Marina en Benalmádena ofrece una visión panorámica que combina mar, montaña y arquitectura urbana. Aunque el faro del espigón no está abierto al público, su entorno permite disfrutar de una imagen completa que incluye el puerto deportivo, el pueblo en la sierra y el horizonte mediterráneo.
A diferencia de otros puntos turísticos más frecuentados del municipio, este espigón suele pasar desapercibido, lo que favorece una experiencia más serena. El contraste entre la silueta montañosa y los reflejos del sol sobre el agua crea un juego de luces y sombras característico del final del día. Es un lugar donde naturaleza y paisaje urbano se funden con discreción.
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