Acribillado un secuestrador de Melodie
Alain Coelier, que raptó junto a Jean Louis Camerini a la hija del magnate Raymond Nackachian, muerto a tiros
Una vecina de la urbanización Sol Naciente de La Nucía (Alicante) escuchó en la media noche del domingo al lunes varias detonaciones. Pensó que en el chalé vecino celebraban la victoria de la selección española en el Mundial de fútbol. Poco después la Policía Local de este municipio halló en la vivienda los cuerpos sin vida de dos hombres que habían sido acribillados a tiros. Uno de ellos era Alain Coelier, un francés de historial turbio que fue condenado en los años 90 a 12 años de prisión por el secuestro de Melodie Nackachian, ocurrido en Estepona en 1987.
Era el 9 de noviembre, Melodie tenía 5 años y su hermano mayor la acompañaba al colegio cuando cinco encapuchados irrumpieron en el camino, raptaron a la niña y la introdujeron en un coche. La brutalidad del secuestro de una menor se sumó a la figura estelar de la familia. Su padre, el libanés Raymond Nackachian, era un personaje imprescindible de la jet set marbellí de los años 80. Aquella del petrodólar, los fastos y los lujos que se sucedían antes de la primera Guerra del Golfo. Era un potentado, luego venido a muchísimo menos, que sumaba al fulgor de su imagen de industrial con negocios tan fabulosos como desconocidos para el gran público, la presencia de su esposa, la cantante coreana Kimera, de la que se decía que era princesa.
El secuestro conmocionó a la opinión pública española y se convirtió en un acontecimiento mediático que se seguía al segundo. El rapto se prolongó durante 11 angustiosos días. Finalmente, el 20 de noviembre de 1987 los Geos irrumpieron en un chalé de Torre Guadiaro (San Roque, Cádiz) y liberaron a la niña.
La pérdida de una cartera fue esencial para el desenlace del suceso. Pocos días después del rapto una empleada de un banco de Benalmádena vio cómo un hombre que hacía footing perdía una cartera. Aunque trató de avisarle no pudo devolverle la billetera que, finalmente, optó por entregársela al párroco de la iglesia a la que solía acudir, quien, a su vez, se la dio a la Policía. Entonces se descubrió en el interior un papel con anotaciones inquietantes en las que se leían frases como "la paciencia tiene un límite" o "es muy fácil raptar a un niño". Los agentes enseñaron fotografías a la mujer que identificó a un ciudadano francés fugado 20 días antes de una prisión francesa como el propietario de la cartera.
Varios miembros de la banda fueron detenidos pero Alain Coelier y Jean Louis Camerini, considerado el cerebro del rapto, consiguieron darse a la fuga. Ambos fueron localizados en Barcelona casi un año después, en agosto de 1988, mientras que en agosto de 1989 fue arrestada Nadine Etienne, una francesa conocida de la familia Nackachian que tenía una hija de la edad de Melodie en el mismo colegio y que colaboró activamente en las movilizaciones sociales para exigir la libertad de la niña. Los tribunales dictaminaron después que ella se encargó de facilitar a la banda información sobre los movimientos de la menor.
La Audiencia de Málaga condenó a Camerini, Nadine Etienne y Alain Coelier y a otros tres integrantes de la red a 52 años de cárcel, aunque en el verano de 1993 el Tribunal Supremo elevó la condena de los dos últimos. A Coelier le impuso 12 años de prisión al entender que no había sido un mero cómplice, sino un actor principal del secuestro. A Etienne, inicialmente condenada a cuatro años de prisión, le subió la pena hasta los 12 años al determinar que el rapto se organizó en su casa. Esta mujer desapareció misteriosamente el día antes de notificarse esta sentencia que nunca llegó a cumplir. Del grupo de hampones no se llegó a saber durante años, hasta que en julio de 2003 Jean Louis Camerini fue detenido en Estepona. Estaba reclamado por un tribunal de Pau (Francia) para que cumpliera una condena de 13 años de reclusión impuesta en 1974 por atraco a mano armada en Bayona.
El rastro de Alain Coelier volvió a aparecer en septiembre de 2006, cuando fue intervenido en aguas de las islas Canarias un velero con 3.500 kilos de cocaína. La embarcación, presumiblemente de su propiedad, había abandonado el puerto inglés de Greenwich en abril de 2006 con rumbo a Venezuela. Allí estuvo atracada hasta agosto cuando emprendió el regreso a Europa con el cargamento a bordo. Los investigadores sospechan que su asesinato está relacionado con un ajuste de cuentas motivado por el tráfico de drogas.
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