Muchos esfuerzos físicos que llevan a problemas musculoesqueléticos y demasiados usuarios por cada trabajadora que derivan en ansiedad. Esa es, según CCOO, la realidad de las empleadas de las residencias privadas y la causa del “consumo abusivo” de fármacos entre este colectivo para sobrellevar los dolores físicos y el estrés.
Según el sindicato, mientras en los centros públicos la ratio es de dos empleadas por cada cinco usuarios, en el sector privado la carga de trabajo se duplica ya que la ratio es de dos por 10 dependientes. La responsable de Salud Laboral de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios (FSS), Irene Álvarez, ha advertido que incluso la situación va a peor porque cada vez entran personas con mayor grado de dependencia lo que supone más carga de trabajo.
Por eso, Comisiones ha exigido “ratios adecuadas” y que el Estado –que ahora asume solo el 19% de la financiación de la Ley de Dependencia– costee la mitad, como está estipulado en esa norma. De lo contrario, el sindicato advierte que las administraciones hacen conciertos “a la baja” con los centros privados, que a su vez se traducen en convenios que rozan la ilegalidad y condiciones que incumplen la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
De acuerdo a los datos facilitados por CCOO, en la provincia de Málaga hay unas 53.000 usuarios de la Ley de Dependencia –incluyendo residencias, ayuda a domicilio y teleasistencia– y 14.000 trabajadores, de los que el 95% son mujeres. Y según las cifras aportadas por CCOO, hay unas 21.000 personas en lista de espera.
La sobrecarga que, según el sindicato, padecen estas trabajadoras hace que CCOO baraje movilizaciones “para poner el asunto en la agenda política”. De acuerdo a un estudio hecho por la central sindical, en torno al 11% de estas empleadas consume hipnosedantes, un porcentaje que aumenta a medida que aumenta la edad y que llega al 22% en la década previa a la jubilación.
El responsable de Salud Laboral a nivel estatal del sindicato, José Rodríguez, detalló que para sobrellevar los dolores óseos, musculares y articulares toman antiinflamatorios y analgésicos, lo que a su vez les obliga a consumir protectores gástricos. Y para soportar los niveles de estrés y ansiedad acaban tomando ansiolíticos y antidepresivos. En síntesis, según CCOO, que acaban polimedicadas para resistir las condiciones laborales. Por eso, la FSS ha lanzado la campaña Tus derechos, la mejor medicina con la que pretende denunciar la situación que padece el colectivo.
Rodríguez insistió en que estas empleadas tienen que trabajar “a toda máquina” para cumplir con los horarios a pesar de las bajas ratios por usuario lo que les supone “un desgaste físico y emocional”. A su vez, Álvarez denunció “la falta de vigilancia” de la salud de las trabajadoras, el déficit de ayudas técnicas para asistir a los usuarios que provoca una sobrecarga física y la exposición a contagios que “con la exclusa de la protección de datos” muchas veces no se advierte al personal.
Debido a estas condiciones laborales, el secretario de la FSS a nivel estatal, Antonio Cabrera, indicó que cada vez las empresas tienen más dificultades para contratar por lo que puede que esta asistencia progresivamente “vuelva a la familia”.
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