Mariano sidrach de cardona. catedrático de física aplicada de la uma

"El Centro es un parque temático en el que ya no hay manera de vivir"

  • El experto asegura que el turismo de bajo coste por el que se ha apostado en Málaga no contribuye a lograr que sea una ciudad sostenible, en la que se opte por el transporte público

Sidrach de Cardona antes de la entrevista junto al cauce del río Guadalmedina.

Sidrach de Cardona antes de la entrevista junto al cauce del río Guadalmedina. / fotografías: javier albiñana

Entusiasta y fiel convencido de que otro mundo es posible. Otro mundo en el que las energías renovables ganen la batalla y los ciudadanos tengan mejor calidad de vida. Mariano Sidrach de Cardona (Albacete, 1954), catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Málaga y vicepresidente de la Fundación Renovables, trabaja con ahínco para hacer posible unas ciudades más sostenibles, en las que el turismo tenga coto.

-¿En qué consiste la transición energética?

-Básicamente es ir hacia un modelo de consumo de energía que no sea contaminante y que no ayude a los efectos del cambio climático. Es decir, actualmente hablar de cambio climático y no hablar de energía es una gran contradicción puesto que todo lo que tiene que ver con el consumo de energía tiene un 75% de responsabilidad en el cambio climático, de manera que si queremos mitigarlo tenemos que cambiar nuestra manera de consumir y producir energía. De lo que se trata es de descarbonizar la sociedad y abandonar por fin el uso de los combustibles fósiles, igual que la Edad de Piedra se acabó por evolución tecnológica y las piedras no se agotaron vamos a dejar el combustible fósil que queda y a utilizarlo con cabeza para abandonar esa era por el bien del planeta. Eso quiere decir consumir menos y consumir mejor porque somos grandes derrochadores de energía al estar en la parte del mundo donde por habitante más se consume energía para las actividades diarias.

-El nuevo Gobierno incluye un ministerio con ese nombre, ¿anima eso a la esperanza?

-Es una gran noticia porque desde la Fundación Renovables y otros organismos no entendíamos cómo la parte de energía y la de medio ambiente no estuvieran relacionadas y no sea el mismo ministerio quien gestione a ambos porque la energía es la responsable del cambio climático. Pero vamos a ver qué somos capaces de hacer ahora entre todos con el nuevo Gobierno para empezar la senda de la transición energética, aunque me consta que tanto Teresa Ribero como su equipo están por la labor de impulsarla y por fin parece que vamos a alinearnos con otros países que nos llevan la delantera .

-¿Podría España ser un país autosuficiente energéticamente con renovables?

-Está demostrado que es posible que todo el suministro energético de un país se base en energías renovables. Eso no quiere decir que lo vayamos a hacer mañana, sino que hay que ir dando los pasos para que eso ocurra. De hecho, ya hay países que tienen un porcentaje bastante alto.

-¿Por qué existen tantas trabas entonces a este tipo de energía y a quién le interesa que no se desarrolle?

-Cuando se producen revoluciones tecnológicas importantes como la de las renovables, que va a suponer para la Humanidad lo mismo que la Revolución industrial en el siglo XIX, siempre hay gente que ve amenazados sus negocios y sus intereses e intentan a oponerse a que se produzca el cambio. Pero al final el tsunami llega y o te subes a la ola o te arrasa por mucho que te resistas. Creo que todo el mundo está de acuerdo en que la transición energética hay que hacerla y que no podemos seguir consumiendo combustibles fósiles por el cambio climático. Lo que está en discusión no es si lo hacemos o no, sino a qué velocidad lo hacemos y eso está aún encima de la mesa.

-¿Es posible entonces un mundo sin combustibles fósiles?

-Sí, porque o el mundo es capaz de funcionar sin combustibles fósiles o vamos a acabar con el mundo. Es así de triste la cosa. No se habla ya de luchar contra el cambio climático, sino de mitigarlo porque es una realidad y está para quedarse. Pero a día de hoy el 75% del consumo mundial de energía sigue siendo de combustible fósil y estamos muy lejos de mitigar el cambio climático, porque seguimos mandando emisiones a la atmósfera y estamos a punto de llegar a los 1,5 grados de incremento de temperatura que se estableció como objetivo en la cumbre de París. Es decir, vamos tarde y mal, y cuánto más tardemos en hacer esa transición más en riesgo ponemos la supervivencia de la especie humana porque el planeta va a seguir sin nosotros y seguramente mucho más contento por haberse librado de nosotros. Y por primera vez tenemos tecnología suficiente para hacerlo a un precio competitivo y ningún motivo para no hacerlo.

-¿Cuál es la energía renovable más rentable?

-En grandes plantas, la fotovoltaica. Es la energía renovable que más se instala en el mundo por precio y en España tenemos inversores que están deseando invertir y que no lo hacen porque el Gobierno tiene cerrado el grifo. El que tiene el control de la energía tiene el poder, y la energía solar de pronto abre la posibilidad de que ese poder sea democrático porque llega a todo el mundo. El número de horas de sol es igual en cualquier rincón de la Tierra y por primera vez tenemos tecnología suficiente para democratizar la energía y de ahí la oposición de las eléctricas y petrolera.

-¿Es entonces la lucha contra el cambio climático una simple puesta en escena?

-Claro, porque se hace con la boca pequeña. ¿Por qué no se abandona en España la producción de energía con carbón si hay tecnología suficiente para apostar por fotovoltaicas o eólicas? O ¿por qué no se cierran las nucleares y tenemos que seguir con ellas pese al problemón que suponen sus residuos? Por eso hay que planificar la penetración de las renovables en las redes porque ya es factible.

-¿Eso se notaría en la factura de la luz?

-Sí, porque la factura eléctrica tal y como está concebida en España es un disparate. Primero porque no están contemplados los precios reales de la generación de la energía y segundo porque el mercado eléctrico funciona como un gran casino de manera que es fácilmente manipulable porque los que compran y venden energía son los mismos, aunque luego le echan la culpa a las energías renovables. El sol y el viento no se acaban, y así se liberan miles de millones de euros que cada año se pierden en comprar combustibles fósiles. No tiene ningún sentido que si yo en mi casa hago un agujero y encuentro oro, compre un recurso que no tengo con el consiguiente dinero que se va cada año para Arabia Saudí o Rusia. Es un poco estúpido cuando encima contaminas.

-¿Es más eficaz la estrategia local contra el cambio climático?

-Creo que las ciudades tienen una gran responsabilidad en el cambio climático porque actualmente el 52% de la población mundial vive en ciudades de más de 100.000 habitantes y porque en el año 2030 será el 75%. Eso requerirá cambiar el modo que tenemos en las ciudades de consumir energía o no vamos a poder hacer frente al cambio climático. Las ciudades están diseñadas como grandes consumidores de energía, que además traemos de otros sitios, porque son lugares dispersos dependientes de los combustibles fósiles.

-¿Es sostenible ese porcentaje al que se ha referido?

-Difícilmente, pero es lo que hay y tenemos que hacer frente a eso. No podemos impedir a la gente que se vaya a vivir a la ciudad. Es una tendencia mundial y vamos por muy mal camino. Las ciudades tienen que adoptar medidas correctoras para mitigar esos desastres urbanísticos y humanos porque al final la calidad de vida de las personas se ve amenazada.

-¿Qué se debería hacer para lograr una ciudad sostenible?

-No podemos tirar las ciudades y volver a construirlas de nuevo, pero sí podemos hacer que todo lo nuevo se haga de manera diferente y empezar a apostar por el transporte público para prescindir del vehículo privado, generar mediante fotovoltaica parte de la energía que consumimos en la ciudad y planificar la ciudad del futuro con otra perspectiva.

-En el caso de Málaga, ¿qué diagnóstico haría?

-Málaga es una ciudad que por condiciones climáticas, situación y tamaño debería afrontar la transición energética sin muchos problemas. Pero no se ha empezado ni se tiene percepción del problema. Prueba de ello es que los ciudadanos no conocen cuáles son los índices de la calidad del aire como en otras ciudades de Europa. Si uno quiere cambiar la manera en la que los ciudadanos consumen energía se les tiene que informar porque no se puede cambiar lo que no se conoce. La percepción aquí es que tenemos un aire limpio y no es verdad porque Málaga tiene muchos días con contaminación muy alta y si un día hubiera que tomar decisiones drásticas como ocurre en Madrid con la limitación del tráfico nadie lo va a entender.

-¿Es el tráfico entonces el principal problema?

-Málaga no tiene una buena red de transporte público ni hay una planificación integral de la movilidad. Además, el diseño de los carriles bici es un desastre porque están pensado sólo para pasear. La consecuencia de eso es que si se analiza el consumo energético de las distintas ciudades españolas te encuentras que en Málaga se gasta mucha más energía que en Madrid y Barcelona, donde existe una mejor red de transporte público. Encima, a pesar de llamarse la capital de la Costa del Sol, vivimos de espaldas al sol porque no aprovechamos la energía solar para producir parte de la energía que consumimos. Sólo se produce dentro de la ciudad el 6% de toda la energía que se consume, fundamentalmente por el aprovechamiento de los gases que se generan en el vertedero de Los Ruices. Pero placas fotovoltaicas hay muy pocas.

-¿Por dónde empezaría?

-Por un plan de movilidad de verdad de parte de la provincia y eso requiere dejar de invertir en nuevas rondas y nuevas autovías porque eso no soluciona el problema del tráfico. Lo primero es dar alternativas al ciudadano y apostar por el transporte público electrificado, que los autobuses sean eléctricos porque el gas no es una solución aunque sea menos contaminante que el diesel, y tranvías que nos hemos empeñado en quitar. El problema en política es que siempre se hacen las cosas pensando en las próximas elecciones y esto necesita un plan integral a largo plazo que se refleje en los planes urbanísticos porque no se puede seguir construyendo ciudad a costa de cosas que nos haga más dependientes de cosas que queremos cambiar.

-¿En ese plan de movilidad para Málaga ve necesario un Metro?

-Teniendo en cuenta que el número de personas que va a mover es pequeño, yo hubiera dado una pensada a hacer más transporte en superficie. El transporte subterráneo tiene la ventaja de que no hay que tocar el coche porque ese es el gran tabú. En Málaga tenemos una ventaja y es que tenemos poco consumo en calefacción y aire acondicionado puntualmente por lo que el consumo residencial es bajo favorecido por el clima, en el sector servicios es comparable a cualquier otra ciudad española, pero gastamos mucho en movilidad. Seguir haciendo infraestructuras para el vehículo privado es una gran equivocación. El transporte público, en cambio, sí es una gran inversión y en ese aspecto no entiendo por qué no puede ser gratis cuando se estaría mejorando la calidad de vida de las personas. Si se invierte en un tranvía y se pone a un precio barato e incluso gratis la gente lo va a usar porque nadie tiene interés en ir en su coche y sufrir los atascos si puede ir cómodamente sentado leyendo un libro.

-Porque lo que parece claro es que todo esto en la salud de las personas afecta…

-Totalmente, según la Organización Mundial de la Salud el número de muertes por contaminación atmosférica en las ciudades es mayor al de los accidentes de tráfico. Sin embargo, no se habla de ello.

-¿Ve viable que Málaga siga apostando por un modelo de desarrollo basado en el turismo con el consiguiente consumo de recursos que eso supone?

-Ese es otro problema que tenemos y que vamos a tocar en el curso Las ciudades como motor del cambio del modelo energético que organiza la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) la próxima semana. Si queremos que las ciudades sean sostenibles también el turismo tiene que ser sostenible. Aquí se ha apostado por un modelo de turismo a bajo coste que está trayendo muchos problemas a la ciudad. La gente está harta de vivir en el centro porque se ha convertido en un parque temático en el que ya no hay manera de vivir, sólo quedan oficinas y bares. Y luego el tema del alquiler vacacional que está disparando el precio de los alquileres y que va en dirección contraria al modelo de ciudad sostenible. La transición energética es una buena oportunidad de recuperar espacio para los ciudadanos de los coches y si eso lo vamos a rellenar con terrazas y bares, como está ocurriendo en el centro, pues la hemos liado otra vez. Hay que pensar en ir recuperando la calidad de vida de los ciudadanos y el turismo no está ayudando nada. Es un tema muy preocupante y hay que acometerlo

-¿Habría que ponerle coto entonces?

-Sí, yo no tengo ninguna duda. Si el turismo genera problemas a la ciudad hay que organizarlo, sino estaremos utilizando lo que los economistas llaman economías extractivas y que es lo que ha pasado en el centro. Es decir, se peatonaliza con dinero de todos para que el que los bares hagan negocio. Si un bar se va a beneficiar tendrá que pagar más impuestos para revertir eso luego en la sociedad. No puede ser que en el centro de Málaga no haya ni un banco para que la gente se siente en un espacio público. Todo son terrazas. La Plaza de las Flores es el peor ejemplo y eso no puede ser. Pero si eso va a ser así que sean los bares los que paguen la peatonalización de la ciudad. No todo lo que genera negocio es bueno para la ciudad.

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