Ciudades árabes reclaman apoyo económico para hacer su transición
El alto representante de la ONU insta a que el Banco Europeo de Inversiones promueva un plan para darles ayuda financiera y técnica respetando su diversidad cultural
"No se puede hacer una transición sin la ayuda económica sobre todo de Europa". El vicealcalde de Monastir (Túnez), Kamel Besber, lanzó ayer esta demanda en el seno del II Foro de Ciudades Euro-Árabes que se celebra hasta hoy en Málaga y que coincide con unos momentos muy convulsos en esos países. Besber apuntó que el sostén político de Europa se da por hecho, pero reclamó también la ayuda económica para impulsar al desarrollo de los pueblos árabes. "Queremos que suceda lo mismo que ocurrió en los países del Este cuando se tumbó el muro de Berlín", apuntó. El alcalde de Monastir recordó que aquellos estados que no recibieron ayudas experimentaron un retroceso hacia los gobiernos comunistas antiguos.
En el acto inaugural del foro, el alto representante de Naciones Unidas (ONU) y ex presidente de Portugal, Jorge Sampaio, abogó por que instituciones financieras como el Banco Europeo de Inversiones promuevan un plan "necesario para dar apoyo económico" a los países árabes en este proceso de "evolución democrática" que están iniciando. Sampaio aclaró que hay que apoyarles, respetando la diversidad cultural, con una mente abierta y con la convicción de que "no hay solo un modelo de democracia".
Para la directora de la Liga Árabe de Ciudades, Semia Akrout, la ayuda no sólo debe ser financiera, sino que la comunidad internacional también debe apoyar a estas naciones con su experiencia y con asistencia técnica. Además, insistió en que los países árabes viven "momentos extraordinarios, pero necesitan apoyo para llegar a una verdadera democracia".
Según el vicealcalde de la localidad tunecina de Monastir, la ayuda de un fondo financiero no es suficiente, sino que deben implicarse también las empresas y los gobiernos europeos con proyectos concretos. "Demandamos ayuda pública y privada. Lo que pasó en España y Portugal en la transición tras la dictadura es un ejemplo. Queremos tener el mismo proceso de ayudas", insistió Besber. El foro, inaugurado ayer en el Palacio de Ferias de Málaga, fue concebido como un espacio para que los gobiernos locales de ciudades europeas y árabes intercambiaran experiencias acerca de cómo enfrentar retos comunes, entre otros, la crisis económica. Sin embargo, la convulsión que viven los países árabes desde hace un par de meses ha desplazado a la economía municipal como tema principal debate del foro y ha puesto el acento en la búsqueda de la democracia y la libertad de esas ciudades.
Durante su discurso de bienvenida, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, aludió al diálogo, el conocimiento mutuo entre las ciudades euro-árabes y la cooperación como instrumentos eficaces para dar un impulso a esos municipios que afrontan un momento histórico. El regidor malagueño destacó que el poder local es el más cercano al ciudadano y "el más capaz" de darle respuesta a sus problemas y sus retos. Para De la Torre, es necesaria la autonomía de las ciudades, pero también la cooperación internacional entre los municipios de las orillas norte-sur del Mediterráneo y, en general, de los gobiernos locales euro-árabes.
El alcalde de Málaga reivindicó austeridad y ajuste presupuestario para los tiempos de crisis que corren, aunque insistió en que "cada país tiene su estructura" y "cada territorio sus prioridades". Para que se vieran claramente las diferencias, De la Torre recordó que en España en torno al 13% de los presupuestos están en manos de los ayuntamientos, mientras que en Dinamarca, ese porcentaje se eleva a más del 50%. Con los cambios en Túnez, Egipto y ahora la crisis de Libia, el Ayuntamiento de Málaga sopesó incluso si procedía suspender la realización del foro. "Pero se decidió que justamente tenían que estar porque el mundo local ejerce la diplomacia de las ciudades", apuntó el concejal de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Málaga, Julio Andrade. Pero la agenda, los ponentes, las presencias, todo cambió. La delegación egipcia no vino. La marroquí ha quedado algo diezmada. Libia no está presente, pero porque no estaba invitada. Al margen de las ausencias y los cambios, Andrade reivindicó el foro como un espacio de "hermanamiento" entre las ciudades euro-árabes. Además, defendió el papel de los gobiernos locales en los procesos políticos a los que se enfrenta el mundo árabe y opinó que "si hubieran tenido más autonomía, esos pueblos no hubieran estado tan mal".
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