Emasa vigilará las piscinas desde mayo para evitar su llenado con agua potable

El año pasado no se puso ninguna denuncia, aunque se clausuraron cinco contadores

R. Garrido / Málaga

23 de abril 2008 - 01:00

Los propietarios de las 2.500 piscinas que se calcula que hay en la capital malagueña se expondrán a multas de hasta 600.000 euros si deciden usar el agua potable para llenarlas este verano. La Empresa Municipal de Aguas de Málaga (Emasa) velará para que esto no ocurra mediante el control de los datos mensuales del consumo de cada una de estas viviendas, comunidades de viviendas u hoteles.

La campaña de vigilancia comenzará en apenas tres semanas y se mantendrá hasta que acabe el verano. El objetivo es hacer cumplir el decreto de sequía que está en vigor desde 2005 en Málaga capital y que prohíbe expresamente el uso de agua potable para cualquier otra actividad que no sea el abastecimiento de la población.

Los técnicos de Emasa utilizarán la información de la que disponen sobre la ubicación de las piscinas de la ciudad, gracias a las imágenes captadas vía satélite por la Agencia Andaluza del Agua, y los datos sobre el consumo de agua de estos clientes relativos a otros años para comprobar si se produce un gasto superior a lo normal.

Para ello, el gerente de la empresa municipal, José Luis Rodríguez, explicó que todas las facturas serán analizadas "porque si se ha producido un consumo extra para llenar una piscina se notará perfectamente".

En el caso de que se detecte una infracción, Emasa remitirá la denuncia correspondiente a la Cuenca Mediterránea Andaluza, que es la que tiene la capacidad de sancionar según el decreto de sequía.

Sin embargo, el año pasado no llegó a abrirse ningún expediente por este motivo en Málaga capital. Aunque Emasa sí clausuró cinco contadores individuales de piscinas cuyos propietarios habían usado para el llenado pese a la prohibición que existía para usar agua de la red.

Pero para poder controlar todas las piscinas privadas de la ciudad, Emasa ha tenido que salvar muchos obstáculos, ya que hasta que no entró en vigor el decreto de sequía no se solía especificar la existencia de estas instalaciones en el contrato de agua.

La empresa municipal se basó en los datos del Catastro para cuantificar el número de piscinas y catalogar a sus propietarios como clientes especiales para controlar su consumo de agua mensualmente entre los meses de abril y septiembre, por ser ésta la época de llenado.

Se calcula que las 2.500 piscinas que hay repartidas en la capital malagueña gastan una media de 170 millones de litros por temporada. O lo que es lo mismo, lo que consumen unas 3.000 personas al año.

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