Málaga

Enrique Mapelli: autor prolífico y hombre generoso

  • El malagueño, brillante conferenciante, se especializó en temas aeronáuticos

Enrique Mapelli.

Enrique Mapelli.

El pasado miércoles 22 de agosto falleció Enrique Mapelli López. Malagueño de nacimiento, dedicó su vida profesional al Derecho aeronáutico, una materia en la que se formó de la mano de Luis Tapia Salinas. Enrique Mapelli se licenció en Derecho por la Universidad de Granada (1946) y obtuvo el grado de doctor en Derecho por la Universidad Central de Madrid (1955). Durante sus años de formación amplió estudios en las Universidades de París y Estrasburgo. Con posterioridad, ingresó por oposición en el Cuerpo de Inspectores Técnicos de Transportes y prestó servicios como asesor jurídico de Iberia, Líneas Aéreas de España, compañía de cuyos Servicios Jurídicos fue director.

Como especialista en Derecho aeronáutico, D. Enrique asesoró al Gobierno de España tanto en la elaboración de anteproyectos legislativos como en pleitos internacionales relacionados con la actividad aeronáutica. Del mismo modo, participó en numerosas reuniones diplomático-políticas, asistiendo en múltiples ocasiones a las reuniones de la Comisión Latino Americana de Aviación Comercial (CLAC).

Estudió en Granada, Madrid, Estrasburgo y París y fue asesor jurídico de Iberia

Fue un conferenciante brillante y muy activo, presentando ponencias y comunicaciones en todos los foros de Derecho aeronáutico donde era requerido. Le conocí precisamente en una de estas sesiones científicas, en el año 2000, cuando vivía una etapa de madurez intelectual plena, que supo prolongar muchos años. D. Enrique presidía una sesión de un Congreso de Derecho aeronáutico. Era la primera vez que le veía en persona; conocía, claro está, su obra, que había estudiado. Me sorprendió que su forma de exponer oralmente y de dirigir el debate coincidiera totalmente con su forma de escribir. No siempre ocurre así. Enseguida me percaté de que todo en Mapelli era concisión, elegancia y claridad.

Mapelli fue autor prolífico, con una obra abundante y de importancia capital para quien se adentre en el Derecho aeronáutico y espacial. Entre sus obras destacan sus trabajos sobre el contrato de transporte aéreo (El contrato de transporte aéreo, 1968; Transportes aéreos especiales, 1982) y el Ensayo para un diccionario de derecho aeronáutico que escribió con Luis Tapia Salinas, así como su código de legislación aérea, que actualizaba periódicamente. Sin duda, Mapelli contribuyó de forma definitiva a la sistematización y al conocimiento del derecho aeronáutico.

Fue generoso con su tiempo y sus ideas. Creo que nos atendió a todos a quienes en España y América nos hemos acercado al derecho aéreo y espacial. Nos dedicó su tiempo, nos prestó ideas y animó en nuestros trabajos. Mapelli era además la educación personificada. Tuve ocasión de participar en la Jornada de homenaje que le rindió el Instituto Iberoamericano de Derecho Aeronáutico, del Espacio y de la Aviación Comercial, que él presidió desde 1989 a 1995. Además de las palabras afectuosas que nos dedicó a cuantos estuvimos en aquel acto, D. Enrique nos agradeció de nuevo, por correo esta vez, nuestra participación en el libro homenaje que le dedicamos. Junto a las palabras amables de rigor, recibí la separata de un artículo suyo sobre la Virgen de Loreto, patrona de la aviación. El transporte aéreo más importante del mundo, se titulaba el trabajo. Era un trabajo menor en su producción científica, un divertimento quizás, pero que le salió delicioso - como si fuera una de sus recetas malagueñas - y en el que, conjugando sus conocimientos del transporte aéreo y su erudición, Mapelli escribió un precioso relato de la tradición que relaciona el traslado de la casa natal de la Virgen María desde Nazaret a Loreto.

En fin, Enrique Mapelli fue un activo difusor del Derecho aeronáutico. Entre otras actividades en este ámbito, en 1964, junto con Luis Tapia Salinas, participó en la creación del Instituto Iberoamericano de Derecho Aeronáutico, del Espacio y de la Aviación Comercial, del que fue secretario general (hasta 1989) y, como he señalado, presidente. El Instituto es una asociación de derecho privado integrada actualmente por más de 150 juristas, (abogados, profesores universitarios, técnicos y altos cargos de la administración, asesores de compañías aéreas, diplomáticos), pertenecientes a todos los países de Iberoamérica, especializados en derecho aeronáutico y del espacio. Organismo consultivo de las Naciones Unidas, observador permanente de la Comisión Latinoamericana de Aviación Civil (CLAC) y de la Comisión de Naciones Unidas para la Utilización Pacífica del Espacio Ultraterrestre (COPUOS), representa un marco para la reflexión común sobre estos temas.

Cuando en 2014 mis compañeros del Instituto Iberoamericano me eligieron presidente quise saludar a D. Enrique. Me recibió en su casa de la calle Miguel Ángel. Tuvimos ocasión de charlar de Málaga y su gastronomía, de Derecho y, sobre todo, del Instituto, al que tanto tiempo y esfuerzo dedicó. Me hizo sentir recipiendario de una larga historia de tradición y conocimiento, y de un espacio compartido por juristas de todos los países de Iberoamérica. Un espacio único, me dijo, la voz de la doctrina iberoamericana en un sector del Derecho marcadamente anglosajón.

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