"A este Gobierno da la impresión de que le ha faltado nervio político"

Jorge Hernández mollar. Subdelegado del Gobierno central en Málaga

A escasas dos semanas de su jubilación "por imperativo legal", realiza un balance de su vida profesional y política, con una visión crítica del PP, al que le pide "valentía" para su renovación

Jorge Hernández Mollar posa para esta entrevista en los jardines de la Subdelegación del Gobierno, en el Paseo de Sancha.
Victoria R. Bayona Málaga

16 de agosto 2015 - 01:00

El 3 de septiembre Jorge Hernández Mollar cumple 70 años y "por imperativo legal" en su condición de funcionario público del Estado se jubila, por lo que también abandona el cargo de subdelegado del Gobierno para el que fue designado por el Partido Popular hace casi cuatro años. Nacido en Melilla, es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y su currículum en la política es extenso desde que se vinculó a ella a través de UCD en 1979. Entre otras funciones ha ejercido de senador y diputado nacional, además de parlamentario europeo en un nivel más internacional. Ahora analiza su carrera profesional y pública y el actual escenario político.

-¿Qué balance hace de su etapa como representante del Gobierno central en la provincia?

-Es un balance positivo desde el punto de vista de la gestión profesional y también desde el punto de vista político, en la medida que había planteado que se visualizara la representación del Gobierno en la provincia manteniendo un equilibrio en las relaciones con otras instituciones.

-Su relación en el ámbito de lo público no ha sido sólo provincial sino que a lo largo de su vida laboral ha pasado por la política nacional e incluso por la internacional, ¿con qué se queda?

-Son ámbitos diferentes con problemas y escenarios distintos. La responsabilidad en el ámbito internacional da amplitud de miras. La política nacional fue también una época durísima porque estábamos en una oposición frente a un Gobierno socialista muy consolidado como era el de Felipe González. Repasando, quizás con la que experiencia que menos me quedaría, es con la presidencia del PP en Melilla; es una política que deja demasiados sinsabores, la batalla interna es muy complicada. La política de partido quema mucho.

-A lo largo de su carrera pública, ¿se ha producido ese diálogo necesario entre instituciones, aunque sean de distinto signo?

-El diálogo entre las instituciones no es etéreo, es un diálogo entre personas y a mí no me asusta que un enfrentamiento político tenga a veces unos tintes de agresividad y dureza, la vida política es así. Pero por encima están los intereses de los ciudadanos. Y en la Subdelegación del Gobierno estoy muy satisfecho de la colaboración que tenido en general con todos los alcaldes de la provincia. Las relaciones con la Junta de Andalucía, bueno, pues con el delegado han funcionado con fluidez y en un ambiente que es el que tiene que ser. Hace unos días le decía no recuerdo si a un alcalde o alguien de la Junta: "Lo importante es que esta obra salga adelante, nosotros ponemos nuestra parte, vosotros la vuestra y luego nosotros vendemos que la hemos hecho nosotros, y vosotros que la habéis hecho vosotros. Pero lo importante es que esté hecha".

-Disminuir la tasa de paro era una de las prioridades que se marcó cuando fue nombrado, pero su marcha se produce sin el problema solucionado, aunque los indicadores vayan mejorando.

-Es un reto que el Gobierno se planteó como primer objetivo y creo que lo ha hecho muy bien. Nadie niega hoy que estamos en una época de crecimiento económico. Los datos cantan y es porque en políticas de empleo se ha mejorado. Al Gobierno se le podrán criticar muchas cosas pero lo que está claro es que los resultados de su gestión económica se están viendo.

-Cuando llegó, afortunadamente, el índice de delincuencia estaba en descenso, una tendencia que se ha mantenido hasta la fecha, pero se marcha en plena amenaza yihadista. ¿estamos preparados para afrontarla?

-Cuando uno trabaja con las Fuerzas de Seguridad del Estado, la sensación de seguridad que se tiene es mucho mayor porque trabajan en todo aquello que puede alterar el orden público y la vida de los ciudadanos. No hay una amenaza concreta en la Costa del Sol, pero sí hay una general y por eso estamos en el nivel 4, en el que debemos estar muy alerta, porque en cualquier momento, como en el resto del planeta, estos enemigos de la libertad y de la democracia, pueden atentar. Pero todos los puntos de riesgo en estos momentos están analizados y comprobados.

-Málaga además está algo más expuesta al peligro, por la posición estratégica que tenemos, ¿tiene capacidad y dispositivos suficientes para ello?

-Málaga tiene capacidad ahora mismo para poder afrontar cualquier tipo de riesgo. Eso sí, tenemos unas infraestructuras que hay mejorar para que las condiciones de trabajo sean más dignas; hay déficit en las infraestructuras de la Policía y de la Guardia Civil, en las comisarías y en los acuartelamientos. Y en esto sí que me voy con cierto mal sabor de boca.

-Cuando habla de mal sabor de boca, es una sensación que supongo también se le queda con los Baños del Carmen.

-Bueno, los Baños del Carmen [risas] es, no sé como sonará, una especie de cruz que llevo encima desde que llegué. Aunque algo ha mejorado, no me voy con la sensación de que no se ha hecho nada. Al principio desocupar era lo más importante y luego cuando se iba poner en marcha el rescate famoso, en el horizonte de 2018 que es cuando se acaba la concesión, pues surgen los nuevos adquirientes de la concesión y se añade un problema más. Pero se ha conseguido que figuren en los presupuestos 3,5 millones de euros para poder regenerar la zona de playa del espigón de levante que va desde los Baños hasta el antiguo tranvía. Y ahora queda una buena voluntad entre las partes, especialmente de la Junta de Andalucía, para llegar a un acuerdo con los adquirientes de la concesión. Ahora, como malagueño que disfruta de toda esta zona, porque vivo aquí cerca y me gusta pasear, cada vez que paso por los Baños del Carmen se me cae una lágrima, pero desde hace muchos años, así que vamos a ver si conseguimos que eso vea la luz.

-También se marcha sin ver el Museo de la Aduana.

-El Museo de la Aduana es diferente, a lo largo de todos estos años he visto cómo el Gobierno ha cumplido con sus obligaciones, que es invertir y terminar la inversión de más de 30 millones de euros en la obra. El alcalde en eso dar es nueva visión cultural de la ciudad a través de la cantidad de museos que se han abierto lo ha hecho muy bien, pero pienso que el museo de referencia puede ser el Museo de Bellas Artes.

-Ahora que se jubila, ya puede decir si cree que los subdelegados del Gobierno son necesarios o responde más bien a una figura arcaica.

-Pues me toca un punto sensible. La figura del delegado, es una opinión personal, habría que retocarla. Soy muy crítico con el nombre porque la palabra es, desde el punto de vista político, hasta peyorativa y produce además una cierta confusión institucional con el delegado de la Junta. Lo primero que haría sería cambiar el nombre de subdelegado -no me importaría que se llamara de nuevo gobernador civil-, y en segundo lugar reforzaría su papel. Hay que politizar aún más la figura del subdelegado, es una forma de reforzar la presencia del Estado en unos momentos en los que la figura del Estado en algunas comunidades se quiere debilitar.

-Hablando ahora de los presupuestos, no contemplan otra vez nuevos proyectos para la provincia e incluso el alcalde ha enviado una carta pidiendo inversiones.

-La famosa carta del alcalde... mire usted, es que en la vida pública todos los días hay que hacer cosas y decir cosas. Pero los alcaldes deben saber que cuando se dirijan al Gobierno es mejor que lo hagan siempre desde la Subdelegación del Gobierno, porque es el canal institucional que se debe utilizar porque aquí no dejamos nada en un cajón. Es bueno que todos los alcaldes, sobre todo los nuevos, que se les ve, sin que se ofenda ninguno, perdidos -están verdes-, vayan aprendiendo y pidiendo la colaboración de la Subdelegación.

-Volviendo a los presupuestos del Estado, no contemplan inversiones para nuevos proyectos, tónica habitual en los últimos ejercicios en la provincia.

-La provincia ha sufrido toda una curva de inversiones en algunas partidas que, efectivamente, luego han ido decreciendo; eso no se puede negar. Pero quien diga que el Estado no está invirtiendo miente, por lo menos se moja y le dicen a Málaga lo que le van a dar en proyectos concretos. Sin embargo, la crítica a estos presupuestos ha sido la más agresiva de los últimos cuatro años.

-Saltemos de lleno a la política, la aparición de nuevos y su entrada en el panorama político, ¿cómo lo valora?

-Los dos grandes partidos tradicionales tienen que tomar buena nota de por qué se ha diseminado el voto en partidos nuevos y reflexionar sobre qué es lo que ha ocurrido. Por otro lado, ya se está viendo que una cosa es prometer y otra gobernar. La señora Colau de Barcelona se queja de que ya no puede llevar a cabo todo lo que la gente le pide..., qué fácil es prometer sin conocer lo que se puede realizar, por lo que va a ser interesante ver qué reflejo tiene esto en unas elecciones generales. También es muy fácil ahora mismo que Ciudadanos juegue con unos y otros, ahora mismo está en una especie de limbo, donde todo lo que se hace es criticar, vamos a ver cuando toque el poder. Pero a mí lo que me preocupa es mi partido, he vivido con él todas las crisis habidas y por haber y confío en que saldrá también de esta situación porque tiene personas capaces, sabe gobernar. Lo único es que en el transcurso del tiempo da la impresión de que a veces se le atragantan las mayorías absolutas. Si me voy al periodo de Aznar, la primera parte de su gobierno fue muy buena y la otra se le atragantó un poco. Este gobierno tiene mayoría absoluta, ha hecho una gestión económica fenomenal y sin embargo da la impresión de que le ha faltado nervio político. Todo eso son cosas que tendrán que analizarse, hay que reflexionar y retocar el partido y hay que hacerlo con valentía, sin achicarse, para que volvamos a recuperar la confianza del electorado.

-Los casos de corrupción tampoco le han hecho ningún favor.

-Ojo, ni al PP, ni al Partido Socialista, vamos a ser objetivos, porque parece que nada más que hay corrupción en el PP. Eso está ahí, no lo vamos a negar, los dos grandes partidos han cometido grandes errores y en materia de corrupción, también. Los políticos no somos marcianos, reflejamos también una buena parte de la sociedad española, entonces vamos a ir un poco más allá de lo que es la corrupción en los partidos políticos y vamos a ver lo que está pasando en la sociedad.

-El alcalde, ¿cree que le ha llegado la hora también de jubilarse o lo animaría a seguir incluso un próximo mandato más?

-Dios me libre de hacer ningún juicio de valor sobre el alcalde, que es una persona extraordinaria. Yo no sería capaz nunca de hacer lo que él hace, a sus 73 años, de tener esa vitalidad, y de haber tenido el valor de volver a presentarse otra vez después de unas cuantas legislaturas; eso agota física e intelectualmente, nadie es Superman. Creo que es y ha sido un gran alcalde de Málaga y debe terminar siendo un gran alcalde de la ciudad.

-Celia Villalobos se ha postulado ya para encabezar la lista al Congreso por Málaga.

-Yo no hablo de personas, ya se lo he dicho, cada uno es libre de hacer lo que quiera. Solo pienso que en este momento el PP se tiene que refrescar, en personas y en ideas.

-Bendodo defiende los ocho años como máximo en el cargo, y eso es lo que dice que va a estar al frente de la Diputación.

-Es posible, creo que mucho tiempo en el cargo al final te termina cansando y agotando. Desde ese punto de vista yo he tenido la suerte de que no he estado más de una legislatura en un mismo puesto, salvando el Parlamento europeo, que han sido dos. A mí eso me dado mucha frescura, me ha ilusionado cada vez, porque me ha servido de aprendizaje y a la vez he estado ejerciendo mi responsabilidad con mucha emoción.

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