Málaga

"¡Libertad, libertad!", así reciben los inmigrantes a Salvamento Marítimo

  • "La alegría que les invade al vernos es tal que parece que volvieran a nacer", relata el patrón de 'Salvamar Alnitak'

Un grupo de inmigrantes desembarca en el puerto malagueño.

Un grupo de inmigrantes desembarca en el puerto malagueño. / marilú báez

Desde que el helicóptero detecta que una embarcación, con entre 50 y 60 personas a bordo, se aproxima a las costas hasta que se procede a su rescate apenas transcurren dos horas. Muchos inmigrantes llegan entumecidos, con dificultad para moverse y convencidos de que su final estaba en el mar. Han soportado frío y humedad, alternada con un calor extremo bajo un sol abrasador. Los tripulantes de la embarcación Salvamar Alnitak, que atiende las emergencias marítimas registradas en las inmediaciones del puerto de Málaga, son recibidos como héroes, esos que les abrirán las puertas a un nuevo futuro cargado de esperanza. "Parece que volvieran a nacer, la alegría que les invade es tal que son incontrolables. Tienen una reacción eufórica con nosotros. Se pasan todo el viaje cantando, bailando y gritando: ¡libertad, libertad!", cuenta el patrón de la embarcación, Alejandro Rubio.

Los rescates se desarrollan con normalidad pese a la tensión y el peligro que conlleva desembarcar a una ansiosa multitud de personas a bordo de una angosta zodiak -con un kit inflable- en la que apenas tienen posibilidad de ponerse en pie. "Suelen estar muy nerviosos. Todos quieren engancharse a nuestra embarcación. Con diferencia, es el momento más tenso de todo el servicio", confiesa el patrón.

El combustible que traen no les permitiría hacer ni siquiera la mitad del trayecto"

El temor de los tripulantes es no llegar a tiempo cuando reciben el aviso y que los inmigrantes hayan caído al agua, aunque en Málaga, hasta ahora, no han tenido que lamentar víctimas mortales. "Los hemos rescatado a todos, no ha habido ningún ahogado", asegura. Ya sí es frecuente que los pasajeros interceptados vengan provistos de un chaleco, que en caso de accidente les permitiría, al menos, mantenerse a flote "unos segundos". "Son de mala calidad y no podrían aguantar mucho si cayeran al mar pero es una medida de seguridad importante. Con esas embarcaciones, se la juegan", asevera el patrón.

Llega el momento de distribuir a los inmigrantes. Niños y bebés ocupan el interior. El resto viaja en la cubierta. Para evitar que queden a la deriva, los tripulantes también llevan a bordo el motor y el escaso combustible que contenía la patera, insuficiente incluso para haber cubierto la mitad del trayecto desde Marruecos. "Nunca habrían llegado a la península. Saben que van a ser rescatados antes", explica. Todo parece estar listo para el traslado. En apenas tres horas llegan al puerto. Una vez que tocan tierra, los inmigrantes, ya cabizbajos, acusan el cansancio acumulado desde que dio comienzo su travesía. La mayoría traen un teléfono móvil de última generación: es casi su única pertenencia. La Policía les permite hacer una llamada a su familia.

El responsable de Salvamar Alnitak recuerda que en Andalucía se puede llegar a socorrer en solo un fin de semana a entre 600 y 1.000 personas entre el Estrecho y el Mar de Alborán. "Pero no son casos tan mediáticos", afirma refiriéndose al popular barco de rescate de migrantes Aquarius. "La diferencia entre nosotros y otras zonas de Europa es que el estado español está más preparado, hay medios suficientes", subraya orgulloso.

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