Piruetas, saltos y zambullidas sin control. Los socorristas piden también prudencia en las piscinas comunitarias, considerada por algunos progenitores "la guardería veraniega", según se queja uno de los trabajadores. "Nos dicen que les echemos un vistazo a los más pequeños. No estamos para cuidar a los niños de 3 años mientras los padres juegan a las cartas con los vecinos. Tiene que haber responsabilidad de los usuarios", asevera Miguel Yuste, portavoz de la empresa Socorristas Málaga, que presta servicio a 40 piscinas.

El desacato a los encargados de velar por la seguridad de los bañistas se ha traducido en la imposición de partes para informar de las temeridades al responsable de la empresa y, en caso de que sea necesario, también a la comunidad. "Hacemos controles diarios y avisamos de cualquier irregularidad. Luego se realiza un informe con la situación que recoge las reacciones del socorrista y del bañista, incluyendo bloque, piso y puerta del propietario", explica un vigilante.

El procedimiento varía en función del reglamento interno de cada comunidad, pero se puede llegar a sancionar al dueño de la vivienda. "Debería ser multado siempre. Hay que llegar casi al extremo para realizar un parte de este tipo. En mi caso, no informo de que un bañista que ha venido por primera vez ha cometido una imprudencia si después sigue la indicación que le he dado", reconoce el socorrista, que indica que los informes por desobediencia suelen presentarse "tras varios avisos y protestas o por encararse" al encargado. "Muchos creen que cuando decimos: 'No juguéis a hundiros' es para cortar el rollo. Nos miran a ver si los hemos pillado", se lamenta.

Los trabajadores, en el caso de Socorristas Málaga, según su portavoz, no responden, como en otros casos, al perfil de jóvenes que aspiran solo a sacarse un dinero en verano. "Tienen más años de experiencia, son más veteranos y responsables a la hora de hacer respetar las normas. A veces, la pasividad hace que los accidentes se pronuncien más porque hay menos prevención", apostilla. El convenio recoge un salario mensual que se sitúa en los 700 euros, unos 4,30 euros la hora. "Lo normal son 8 horas, pero si se trabajan 10 seguidas, hacemos dos turnos y damos un día libre", explica.