Málaga

Voluntario a los 80 años: “Ayudas a los demás y también a ti mismo”

Antonio y María en el domicilio de ella.

Antonio y María en el domicilio de ella. / Javier Albiñana (Málaga)

La Fundación Harena fomenta desde 2009 el acompañamiento de mayores en Málaga para acabar con la soledad de aquellos que viven sin compañía. Esta labor la realizan voluntarios como Antonio Parrillas, que lleva dos años. Trabajó como carpintero, como fotógrafo en las puertas de las iglesias y como comercial pero ahora, ya jubilado, dedica su tiempo a los demás. El voluntario asegura: “ayudas y te ayudas a ti mismo”. Con 80 años no le faltan fuerzas para colaborar con cinco personas mayores de lunes a viernes, además de ir a colaborar los lunes y los jueves a un comedor social y los sábados a clasificar ropa en Cudeca.

El voluntario vive en un piso compartido desde que se separó de su mujer hace 10 años. Antonio considera que “no hay una cosa más solitaria que tú único entretenimiento sea sentarte en el bar y ponerte a beber”. Así que, si tuviese que dar un consejo sería el de compartir el tiempo que cada persona tenga disponible distrayéndose y ayudando a otras personas.

Antonio con su camiseta de voluntario y María de fondo. Antonio con su camiseta de voluntario y María de fondo.

Antonio con su camiseta de voluntario y María de fondo. / Javier Albiñana (Málaga)

Los viernes Antonio visita a María Domínguez (79 años), en su domicilio y cuando ella se encuentra con fuerzas, bajan a dar un paseo. Vive sola desde que falleció su marido hace siete años. María padece artrosis en ambas piernas y vive en un cuarto sin ascensor, en el barrio de Las Flores, lo que le impide salir sin la ayuda de alguien. 

Valoro muchísimo la compañía de Antonio si no fuera por él, no podría salir los viernes”, destaca María. El voluntario hace los recados que le puedan hacer falta a María, entre ellos el ir a la farmacia o a comprar algo necesario. Le pregunta por su estado de ánimo y se preocupa por su salud.

Antonio Parillas también acude todos los jueves a visitar a José Moreno, “de 80 años y medio”, como él mismo dice, ya que en diciembre cumple los 81. Después de 33 años con su pareja, ella enfermó de alzhéimer y dejó de reconocerlo. José se mudó hace cinco años al piso social que le concedieron y relata que “me siento solo, estoy solo las 24 horas, durante toda la semana”. 

José Moreno sufre vértigos. “No puedo salir de casa solo porque me mareo y ya me he caído varias veces”, afirma José. Cuando Antonio Parillas va a su casa, ambos dan un paseo. Los días que se quedan en la casa juegan al ajedrez o a las cartas. “Cuando viene el voluntario me siento acompañado durante unas horas y charlamos", añade José.

Antonio visita a otros tres mayores, entre ellos un matrimonio con los que juega al Scrabble y a la oca. El voluntario visita a Antonio, también una vez a la semana, el cual le espera abajo para ir a hacer la compra al mercado. Ambos hacen los recados y cuando llega el medio día se toman un "vinito" en la Antigua Casa Guardia y disfrutan de la compañía mutua. Antonio Parillas afirma que “siempre aprendo de ellos, desde la persona más encumbrada a la más humilde”.

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