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Profesores, padres y alumnos. Ayer todos quitaban barro en el colegio Madre Asunción del Limonar. El desbordamiento del arroyo contiguo dejó metro y medio de agua en el sótano y el patio lleno de lodo. "El agua abrió de par en par el portón por el que entran los coches. Entró como un tsunami y anegó todo el patio", relataba ayer el director pedagógico del centro, Manuel Luque. Una excavadora del Ayuntamiento de Málaga y otra máquina contratada por el colegio quitaban barro a espuertas, mientras más de un centenar de voluntarios ayudaban con palas, escobillones y fregonas para tratar de restituir la normalidad.
Durante toda la noche, los bomberos achicaron agua del sótano, pero ayer al mediodía aún quedaba medio metro que intentaba eliminar una empresa de desatoros. La zona inundada del colegio es de usos múltiples. Allí están el aula de informática, la de música, el salón de actos y una biblioteca. "Hay más de 40 ordenadores y algunos libros. Todo está inservible, todo para tirarlo", lamentaba Luque. "Las guitarras del aula de música estaban flotando", contaba una alumna que colaboraba en el improvisado dispositivo de limpieza. El sábado había una jornada de convivencia en el colegio. Cuando el arroyo se desbordó, los alumnos tuvieron que correr a coger las cosas que habían dejado en el sótano.
"Barro, piedras, madera. En el patio entró todo lo que traía el río. Lo peor era el barro. Había casi medio metro", relataba Marcos Tello, profesor de Primaria del centro. El arroyo que ha inundado el colegio -y que hace unos años arrastró al mar una docena de coches que estaban aparcados en su lecho- ayer iba de bote en bote. "Yo llevo unos 12 años. Y en ese tiempo he visto aquí tres inundaciones. Esta última ha sido parecida a la de 1989", contaba el docente. Las clases en el centro se han suspendido hoy para continuar las labores de limpieza (Tampoco habrá actividad en el concertado Santa Luisa de Marillac, en Huelin, por los daños que ha sufrido).
El patio del colegio del Limonar -con la ayuda de docentes, padres y alumnos- iba recobrando ayer poco a poco su aspecto habitual. Pero ayer por la tarde les quedaba lo peor: quitar el medio metro de agua que había en el sótano y devolver a esta zona de usos múltiples su aspecto habitual. Unos metros más abajo, en la intersección del Paseo del Limonar y el de Sancha, los vecinos de un edificio ubicado frente a la Subdelegación del Gobierno también achicaban agua. Llovía, pero ellos no detenían las labores de limpieza. El arroyo que anegó el colegio también se coló en su garaje. Les entró agua por la parte trasera del parking -la que da al arroyo-, por el Paseo del Limonar y por el Paseo de Sancha. "Estamos en mitad de una balsa y aquí nadie hace nada. Cada vez que llueve, el temor lo tenemos. Esta es la segunda vez que se inunda, ya ocurrió en 1989", relataba María Escola. Junto a los vecinos también había operarios de Limasa intentando restituir el entorno a la normalidad.
A la salida del garaje, en el Paseo de Sancha, varias cuadrillas de los Servicios Operativos del Ayuntamiento y Limasa quitaban barro de la calzada. A pesar de una lluvia intermitente, no paraban su labor. También había trabajadores de una empresa contratada por el Consistorio como refuerzo. Los empleados, veinteañeros, se afanaban en retirar el barro que taponaba las arquetas para que volvieran a funcionar. "Venimos de Serrato y El Burgo. Estamos trabajando desde antes de las 8:00 de la mañana", contaban. De fondo, a lo largo del paseo, podían verse tres excavadoras retirando fango.
Ayer también llovió, pero no en tromba, como el sábado. Policías locales, bomberos y trabajadores municipales concentraron sus esfuerzos en retirar ramas, achicar agua de garajes inundados, reabrir calles e inspeccionar los lugares siniestrados. Uno de los puntos más críticos fue en Ciudad Jardín, en la Avenida de las Postas. Allí, el embovedado de un arroyo se rompió e impidió que el agua se encauzara debidamente. Además, hubo desprendimientos de Monte Dorado y algunos coches quedaron semienterrados en piedras y fango. El alcalde, Francisco de la Torre, y el concejal de Seguridad, Julio Andrade, recorrieron la zona para seguir de cerca los trabajos de los operarios municipales.
A última hora de la mañana, el primer edil visitó Mangas Verdes. En la calle Moisés había un trozo de ladera desprendido. Los bomberos inspeccionaron el lugar, pero no estimaron que fuera necesario el desalojo. Solo aconsejaron que tres casas no utilizaran momentáneamente los patios, según explicó Andrade. En Piedra Horadada, en la barriada de Puerto de la Torre, 12 vivienda quedaron incomunicadas debido a la crecida del arroyo que pasa por la zona.
Otro de los puntos afectados por la tromba ha sido Los Asperones. Doce familias tuvieron que pasar la noche del sábado al domingo en el colegio de la barriada y otra en un hostal que le pagó el Ayuntamiento debido a que la lluvia afectó sus casas. Técnicos de la Junta y el Ayuntamiento evaluarán hoy el estado de sus casas, para determinar si sus ocupantes pueden volver o no a ellas. Estas personas han sido las únicas en la provincia que requirieron ser realojadas.
Los trabajadores municipales de la capital trabajaron intensamente ayer domingo para reabrir al tráfico los accesos a La Fresneda y Santa Águeda, en Campanillas, afectados por las intensas lluvias. La Junta de Andalucía informó que también se registraron incidencias en centros hospitalarios de la ciudad de Málaga, como Materno, Clínico, Civil, San Juan de Dios o Parque San Antonio.
Aunque la peor parte de las inundaciones se la llevó la capital, las intensas lluvias dejaron incidencias en 17 municipios. Entre ellos, Casabermeja, Almogía, Canillas de Aceituno, Monda, Alhaurín de la Torre, Alcaucín, Comares, Vélez y Villanueva del Rosario .
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