Los aparcabicis instalados en la Universidad se muestran desiertos
El Consistorio gastó 360.000 euros en unas estructuras poco utilizadas por los usuarios


Costaron 360.000 euros, pero su uso es más que cuestionable. Tres aparcabicis compró el Ayuntamiento de Málaga hace más de un año con cargo al segundo plan Zapatero para dar respuesta a la creciente demanda de usuarios de las dos ruedas. Pero el fin para el que fueron adquiridos no parece estar cumpliéndose, al menos como debiera. Y ello a pesar de que, tras cambiarse la localización inicialmente prevista, están situados desde hace algunas semanas en puntos de indudable atractivo: dos en el campus universitario de Teatinos (junto a la Biblioteca General y en el pabellón de deportes) y en las proximidades del Palacio de los Deportes José María Martín Carpena.
"No se usan porque no están cerrados", comenta Alonso González, responsable del colectivo Ruedas Redondas. Su testimonio apunta directamente a la ausencia de medidas de seguridad que impidan a cualquiera entrar en estas instalaciones para coger las bicis que allí aparcan los usuarios. Algo que entra en conflicto con la idea inicial del Consistorio. Cabe recordar que el ex concejal de Movilidad, Juan Ramón Casero, llegó a asegurar, cuando una de estas estructuras se colocó en la Avenida de Andalucía, que no se abriría hasta que se fijase una medida "contra aquellos que son amigos de lo ajeno".
La realidad, sin embargo, es que estas instalaciones no tienen medida alguna. "Les dijimos al Ayuntamiento que había sistemas de tarjetas y cámaras para garantizar la seguridad de las bicis", insiste González. Algunos estudiantes de la Universidad coinciden con este testimonio y subrayan que generalmente estos aparcabicis están vacíos.
El actual responsable de Movilidad en el Ayuntamiento, Raúl López, explica que en una primera fase el área quiere valorar el funcionamiento de estas estructuras para profundizar en ellas. "Estamos viendo qué ocupación tienen, en qué horas se suelen usar", comenta, al tiempo que aludió a la existencia de "temas jurídicos" que incidían sobre la decisión de poner o no una especie de llave para acceder al aparcabicis. "No tiene protección antirrobo porque no es hermético; no es una caja de seguridad, aunque aporta más protección que dejarla al aire libre", añade. López aclara que es este modelo justamente el que se encontró cuando llegó al departamento y es el que se ha implantado.
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