Málaga

Esta batalla la gana Pablo

  • El joven marbellí con leucemia anuncia el hallazgo de un donante de médula ósea "Me tengo que volver a enfrentar a las quimios y la incertidumbre", confiesa el impulsor de la campaña 'Reto un millón'

El perder una batalla no significa ser derrotado en la guerra. De eso bien sabe el joven marbellí Pablo Ráez, guerrero por excelencia al que le diagnosticaron leucemia con 18 años y tras un primer trasplante volvió a recaer en la enfermedad. Su historia parece comenzar a ver los primeros destellos de esperanza: "Tengo un donante". Con estas directas palabras anunciaba ayer en su perfil de Facebook el hallazgo de una persona con un alto porcentaje de compatibilidad que será su donante.

Entre la luz de esta noticia, que transmite "tranquilidad" a la vez que "miedo", también hay partes difíciles: "Me tengo que volver a enfrentar a más quimios muy fuertes, a más medicamentos, a un aislamiento en las cámaras de trasplante, me vuelvo a enfrentar a la incertidumbre de no saber cuánto tiempo estaré ahí metido o como irá el trasplante o incluso si habrá un rechazo", manifestó el joven. "Es curioso como esta noticia para todo el mundo puede ser tranquilizadora, emotiva o muchos sentimientos de felicidad por mí. Sin embargo pocos pueden pensar en el miedo que puedo sentir yo. Es algo muy duro", añadía.

Ráez mantiene su positivo mensaje, el cual lo convirtió en la cara visible de la concienciación para la donación de médula ósea después de publicar una carta titulada Siempre fuerte, siempre. Desde la habitación del hospital y a través de sus redes sociales animaba a la población a contribuir a la causa: "Hay que concienciar para salvar a miles de personas, no sólo a mí", rezaban algunos de sus mensajes.

Esta campaña, que se volvió viral en apenas unas horas y tiene como objetivo alcanzar el millón de donantes de médula ósea en España, ha conseguido que se dispare como nunca el número de donantes: "Hay que concienciar a todas las personas que puedan de lo importante que es ser solidario. Hay que seguir donando, porque no donáis por mí, donáis por vosotros, por un mundo mas solidario, por vuestros hijos, amigos..", añadió en su mensaje.

Con 18 años le diagnosticaron leucemia y, tras varias sesiones de quimioterapia, se trasplantó la médula que su mismo padre donó. Tras superar la enfermedad y después de 10 meses limpio volvió a recaer. Los primeros días de esa etapa volvieron a teñirse de negro para Pablo. "No quería ingresar, pero fue inevitable dada la rapidez de la enfermedad", explicó el joven, quien iba relatando con un optimismo digno de admiración y su simbólico gesto con los puños alzados a través de su perfiles en Facebook, Twitter e Instagram las fases del proceso; convirtiéndose en un ejemplo de lucha e inspiración los pacientes que se enfrentan a una situación similar.

Después 63 días hospitalizado en el Regional, el pasado 21 de septiembre le dieron el alta y comenzó a recuperarse en casa. "Es la alegría más grande que he tenido estos días. Necesito volver a la normalidad", confesó. Una bocanada de aire fresco que continúa con la noticia del hallazgo de su donante. Aun así, este proceso no es fácil. Cuando un enfermo es susceptible de un trasplante de médula ósea los hematólogos inician una búsqueda primero nacional -porque es más rápida- y luego, si no hay un donante compatible en el propio país, a nivel internacional. La búsqueda, pues, no entiende de fronteras ya que los registros de todas las naciones se interconectan para hallar una solución terapéutica a un enfermo que, generalmente, suele padecer una leucemia o una enfermedad grave de sangre. La única frontera es la compatibilidad.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios