"El becario de la Academia de España en Roma no va a mirar por la ventana y pintar, el arte ahora es otra cosa"

MAITE MÉNDEZ | NUEVA DIRECTORA DE LA ACADEMIA DE ESPAÑA EN ROMA

La catedrática de Historia del Arte de la UMA se marca entre sus objetivos difundir el papel de esta institución con más de un siglo y medio de historia que en breve empezará a dirigir y que ha impulsado a grandes artistas

La Universidad de Málaga formará a sanitarios en África a través de la nueva Cátedra Salud Global Solidaria

Méndez, esta semana, en el Centro de Málaga. / JAVIER ALBIÑANA

La catedrática de Historia del Arte de la UMA Maite Méndez (Jaén, 1964) ha sido designada para situarse al frente de la Real Academia de España en Roma. Con sede en la Plaza de San Pedro en Montorio, esta institución dependiente del Ministerio de Exteriores cuenta con más de un siglo y medio de historia tras de sí, en el que se ha centrado en la formación artística y humanística de creadores, restauradores e investigadores, con la finalidad derivada de lograr una mayor presencia cultural española en Italia, un mejor entendimiento de las culturas de ambos países y una mayor vinculación cultural entre Europa e Iberoamérica. Durante este tiempo, además, ha sumado una lista de directores de prestigio. El más reconocible, Ramón María del Valle-Inclán (1933-1936). Pero también de becarios, entre los que se puede destacar a Tomás Bretón, García Donaire, Rafael Moneo, o Manuel Vilas, por mencionar algunos.

Pregunta.Vaya momento para tejer lazos con Roma. ¿Cuándo se incorpora?

El nombramiento salió en el BOE hace dos semanas. Ahora tienen que empezar los trámites. Ni yo misma lo sé muy bien, en realidad. Pudiera ser que para dentro de un mes o así me instale.

P.La lista de ilustres que ha pasado por la institución es inabarcable. ¿Le supone una presión extra?

Por la Academia ha pasado muchísimo talento desde los pensionados y becarios, que son los nombres que han ido teniendo los aspirantes aceptados a lo largo del tiempo, hasta los directores. Me supone un grandísimo honor y un privilegio llevar un centro de este prestigio cultural, con un papel tan destacado en la cultura española y en la relación de esta con la italiana. Además, como historiadora del arte, aunque no me dedique sólo a temas italianos, empecé investigando a un pintor italiano, a Giorgio de Chirico, en mi tesis doctoral. Y, de hecho, en ello trabajé cuando fui becaria allí en el curso 92/93. Siempre les digo a mis alumnos que la historia del arte no se puede entender bien si no se conoce la cultura clásica grecolatina.

P.La Academia nació hace ahora más de 150 años para "fomentar el genio nacional", pero sigue siendo una gran desconocida para el público general. ¿Cómo explicaría su función a aquellos que no la conozcan?

Su función es dar apoyo a la formación, la investigación y la producción artística de los becarios. Es más, las becas que se dan llevan importes dirigidos a la manutención, alojamiento, estudio y desde hace unos años disponen de un importe para la creación artística o investigación en el caso de teóricos, como pueden ser historiadores del arte, filósofos o escritores. Esta, digamos, es su función principal. Secundariamente, la Academia es un centro de difusión de la cultura española en Italia y de relaciones entre ambos países y Latinoamérica. Y luego realiza funciones esenciales, pero también secundarias, como actividades culturales, llevar a cabo un programa editorial, gestionar la biblioteca y el archivo histórico. Los becarios dejan obras que hay que cuidar, conservar, digitalizar, difundir. La Academia posee un gran patrimonio mueble en este sentido. Las exposiciones temporales, que comprenden una muestra anual, son igualmente una ocupación principal, junto a la organización de conciertos, el cine... Por otro lado es verdad que es poco conocida a nivel general, esta es una de las cosas que quiero impulsar: su difusión más allá del gremio.

P.Es decir, que pese a todo, el recogimiento, el estudio y la reflexión, incluso el mecenazgo, continúan siendo las únicas fieles compañeras de viaje del artista y el humanista

La Academia proporciona espacio, tiempo y fondos, que es lo que cualquier artista o investigador precisa. Esto es muy importante para su situación actual, que además ha empeorado con la pandemia, sobre todo en el plano económico, que es muy precario. Lo que corregiría levemente, si me lo permite, es lo del recogimiento. La Academia tiene un afán de recogimiento porque es un lugar donde trabajar, pero también existe contacto muy fuerte con el entorno: los residentes interactúan mucho con Roma. Y no solamente con la Roma monumental e histórica, que es a veces su objeto de estudio, sino con la Roma contemporánea, mediante colectivos de artistas e instituciones formales e informales. Se trata, quizá, del centro histórico más extraordinario del mundo: más allá de las murallas aurelianas existe una ciudad efervescente, dinámica, con los problemas y virtudes que tienen las urbes actuales.

P.¿Cuáles serán las líneas maestras que marquen su dirección?

En general, dar un mayor apoyo al trabajo de los becarios, detectar sus carencias, y seguir el programa editorial, cultural y expositivo. Como es lógico heredaré proyectos en marcha que aún no conozco porque no me he incorporado. La Academia entra ahora, además, en un punto de inflexión. Por el 150 aniversario se hizo un concurso para la rehabilitación y ampliación de la sede, que empezará durante mi mandato. Se trata del único Bien de Interés Cultural (BIC) fuera de España. Los aspectos fundamentales que quiero desarrollar están reflejados en un plan estratégico trienal, que es uno de los aspectos que cuentan más para el nombramiento. El puesto es de libre designación, pero combina una suerte de concurso con un sistema selectivo. Al ministro de Exteriores le llegan finalmente tres candidatos tras ser cribados por el patronato de la Academia, y a este previamente le llega un número limitado de solicitantes. También hay una evaluación de currículum, de méritos profesionales, una prueba oral y escrita, y el plan estratégico que comentaba.

P.Son pocas las cosas que siguen en un mismo sitio después de un siglo y medio... Entenderá que también haya a quienes les choque que una institución del siglo XIX siga funcionando prácticamente bajo unas señas muy reconocibles.

Las academias son toda una institución cultural en Italia y Roma. La francesa se remonta hasta el XVII. Pero ya no funcionan como siglos atrás. Cuando se funda la española, en 1873, con Salmerón, en la Primera República, se encontraba muy ligada a la Academia de Bellas Artes de San Fernando y se regía por un sistema muy académico. Además, se cultivaban sólo las bellas artes. El pensionado llegaba para obtener una formación que consistía en ver monumentos, esculturas, arquitectura y pintura. Lo que sucede es que en este siglo y medio el concepto de arte ha cambiado por completo. El becario no viene a mirar por la ventana y pintar un cuadro de la muerte de Agripina, eso no tiene nada que ver con lo que fomentamos, aunque queden artistas clásicos. A principios del XX las vanguardias transformaron el concepto del arte, a partir de ahí sus límites se han ido ampliando mucho más, también con el paradigma que todos conocemos, la Fuente de Duchamp, que establece un nuevo orden visual. Las academias han ido avanzando en paralelo: la nuestra está a la altura de la contemporaneidad, no es algo anacrónico.

P.Será la primera directora, a lo sumo la segunda si contamos a su predecesora, que tendrá que convivir con un fenómeno global sin precedentes como la Inteligencia Artificial. ¿Están preparados para afrontar eso?

Entiendo la IA como una herramienta que ha venido a ponerse al servicio de los artistas. Aunque hay que distinguir. Una cosa es el arte que hagan por su cuenta porque le metemos unos datos, que en muchos aspectos es poco creativo, se ven resultados pobres, con apariencia de publicidad, porque es lo que más hay en la red y se basan en ello; y otra es usarlo como medio, para lo que puede ser muy válida. Será bienvenida siempre y cuando aporte resultados de calidad.

P.¿Diría que son buenos o malos tiempos para las artes?

El primer párrafo de Historia de dos ciudades de Dickens empieza diciendo "era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos" y así continúa, contradiciéndose, hasta el final. Depende desde qué punto de vista se mire. Son tiempos complicados para los artistas, por la precariedad, esto es algo que necesita un respaldo desde lo público; por otro lado, los tiempos complicados siempre han dado lugar a un arte muy rico. En un mundo lleno de incertidumbre, violencia e incluso disgustos [ríe] el arte nos enseña a ver las cosas de otra forma, a ser críticos y encontrar sosiego ante una realidad muy disparatada y acelerada.

P.¿Y cómo ve la situación en Málaga? La pujanza tecnológica es indiscutible, pero cuesta más señalar grandes avances culturales más allá de habernos convertido en la ciudad de los museos, un hito del que hace ya varios años

Pienso que Málaga tiene que repensar su modelo para que los resultados reviertan en sus creadores y agentes artísticos. Ir hacia uno que hunda más las raíces en la cultura, que no se quede sólo en lo epidérmico, en el reclamo turístico. Gran parte de lo que se mueve en la cultura contemporánea es cultura del espectáculo. En Málaga hay muchísimo talento para sentar las bases de este cambio. Luego, la ciudad de los museos tiene una dimensión positiva. A mí, que llevo más de 20 años en la universidad y enseño arte del siglo XX y XXI, me ha permitido mostrar a mis estudiantes en directo obras que normalmente se ven nada más que en diapositivas. El Monumento a la Tercera Internacional, la Torre de Tatlin, es parte de la colección del Pompidou. Es algo que pudimos ver en directo. Por otro lado, en la actualidad tampoco habría costado mucho ir a París a verlo.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último