Un bulevar a ninguna parte
Tras la terminación de la primera fase, la avenida del ferrocarril queda estancada ante la imposibilidad de liberar los terrenos necesarios para avanzar en la obra, sin que haya un calendario

El bulevar sobre el soterramiento de las vías del AVE se empantana. El hasta ahora proyecto estrella del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, para el presente mandato, categoría que pasan a ocupar el cubo del puerto y el parque del Benítez, pasa a un segundo plano ante la incapacidad municipal para conseguir los suelos sobre los que avanzar en una obra cuya primera fase estará concluida antes de finalizar el presente ejercicio. La realidad de los hechos es incuestionable y pone en duda la previsión con la que el Ejecutivo municipal afrontó una infraestructura que, entre sus objetivos clave, está el de servir de nuevo acceso al centro urbano.
La materialización de este fin, que marcó en buena medida la pugna durante años del regidor con los anteriores responsables del Ministerio de Fomento por la propiedad de los terrenos del soterramiento del AVE, tiene ante sí un horizonte temporal incierto pero que se atisba muy lejano. Son varias las ocasiones en las que al ser preguntado, De la Torre rodeaba de incertidumbre el desarrollo de la avenida del ferrocarril, pero es con la presentación del presupuesto municipal para 2014 cuando se constata que el bulevar pasa a ser un parche en el escenario.
Ni un solo euro hay en las cuentas locales para dar continuidad lo ya materializado, que ha obligado a invertir en los dos últimos ejercicios del orden de 12 millones de euros. Pero, ¿el bulevar ideado por el equipo de gobierno del PP era eso? No. El proyecto original, vendido a bombo y platillo a los vecinos de los dos distritos más poblados de la ciudad en los meses previos a las últimas elecciones, dividía en varias fases su ejecución.
Las bondades de la infraestructura quedaron reflejadas en un vídeo de 10 minutos que el Ayuntamiento elaboró para subrayar el efecto transformador de la misma. En las imágenes captadas se proyectaba la nueva zona oeste de la capital, con las grandes torres de los antiguos suelos de Repsol y San Rafael levantándose en las márgenes del bulevar.
Transcurridos dos años desde ese hito, sólo la primera etapa de los trabajos, con 624 metros de longitud (a los que sumar otros 180 desde Sillita de la Reina hasta Camino de San Rafael), tiene en el punto de mira su terminación. Esta acción permitirá suturar la cicatriz que históricamente supusieron las vías del tren, permitiendo un punto de conexión norte-sur entre el Camino de San Rafael y las barriadas de Dos Hermanas y Nuevo San Andrés. Incluso, tras una modificación sobre la marcha de la intervención, las empresas adjudicatarias, Vera, Detea y Construcciones Lasor, asumieron ampliar la obra a coste cero, extendiendo parcialmente la avenida hasta enlazarla con la Avenida Juan XXIII. La maniobra buscaba corregir una imprevisión clara, dotando la vía de un punto de salida hacia el Este.
Sin embargo, siendo ésta una de las finalidades de la acción, no era la fundamental. La clave para dar sentido a esta especie de nueva Avenida de Andalucía es precisamente convertirse en uno de los principales viales de entrada a la ciudad desde la ronda oeste, permitiendo de este modo liberar de tráfico los otros puntos de acceso. Y ello no se sabe cuándo será posible conseguirlo.
¿Por qué? Dos inconvenientes hay sobre la mesa. El primero es que para ejecutar en su integridad la avenida del ferrocarril, no sólo a lo largo sino sobre todo a lo ancho (garantizando la sección completa necesaria) es preciso ocupar terrenos sobre los que actualmente hay instaladas naves industriales de propiedad privada y las cocheras de la Empresa Malagueña de Transporte (EMT). La crisis económica, en ambos casos, hace imprevisible que los espacios queden liberados en el corto plazo.
En el primero de los casos, porque no parece que los privados estén en condiciones de costear una mudanza de sus instalaciones a los terrenos planteados en su día por el Consistorio. Y en el segundo, porque el proyecto municipal para dotar a la EMT de otras dependencias, cerca de Cortijo de Torres, carece de consignación presupuestaria alguna.
El segundo gran inconveniente es que para cumplir con la verdadera finalidad del bulevar es preciso un enlace con la autovía, infraestructura que durante años ha venido rechazando el Ministerio de Fomento. La única posibilidad de garantizar esa rotonda de entrada, como admitió el pasado martes el alcalde, es que la ronda pase a ser gestionada por el Consistorio, algo que descarta en el corto plazo por el coste de mantenimiento que ello supondría.
Nadie en el seno del equipo de gobierno del PP sabe precisar cuándo será factible visualizar lo que el video propagandístico emitido tres meses antes de los comicios locales contenía: un gran bulevar de 2,4 kilómetros, con una superficie total de 148.296 metros cuadrados, la mitad de los cuales estaban pensados y destinados al peatón, y un gran parque lineal de 1,5 kilómetros de longitud por 90 de ancho. La mayor transformación de la ciudad "en los próximos treinta años", decía la voz en off del vídeo. ¿Se cumplirá la predicción temporal?
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