Entre charangas y basura se instala la Navidad

El balance tras cuatro jornadas de huelga se contaba ayer no sólo por toneladas de basura sino también por la indignación de los hosteleros y comerciantes del centro histórico, que ven cómo se esfuman sus previsiones de ingresos en estas fechas navideñas por el aspecto que presenta la ciudad. El alcalde, Francisco de la Torre, se dispuso a paliar la acumulación en los puntos más críticos, mientras los hosteleros se organizaban para evacuar la basura de sus calles. Las charangas y el devenir de los ciudadanos permanecían impasibles ante todos estos hechos; la basura se esquivaba, se aligeraba el paso y con la nariz tapada, el mal trago pasaba en breve sin conseguir estropear el ambiente navideño.

Algunas calles del centro consiguieron mostrar ayer un mejor aspecto que días atrás, con una reducción casi a cero de los residuos. Si el edificio del Patronato de Turismo de la Plaza del Siglo sirvió días atrás de muro de contención para que los bares y restaurantes de la zona depositasen su basura, ayer amaneció la zona completamente limpia. Otras, sin embargo, no corrieron la misma suerte, como fue el caso de la calle Fresca, que se limpió una vez que el alcalde decretó la contratación de empresas privadas para actuar sobre punto con una gran acumulación.

Por eso muchos comerciantes se mostraban críticos con la situación que se ha generado. No entendía cómo desde que empezó la huelga, los servicios mínimos no han pasado ni una sola vez por las calles de sus comercios y si lo han hecho, no se han llevado todos los residuos. "Llevan cuatro días sin llevarse la basura y el aspecto que da no es el más adecuado. Los malagueños sabemos que es por la huelga, pero los turistas se llevan una impresión mala de la ciudad", aseguraba Alejandro Vergara, propietario de El Templo del Vino, justo al lado del mercado de Atarazanas. Frente a su tienda, los contenedores soterrados casi ni se ven, aunque la escasez de bares por la zona ha hecho que por el momento el olor no sea tan desagradable como lo es en otras zonas de ocio del centro.

En la calle Carretería, a la altura de su cruce con Andrés Pérez, los contenedores estaban algo más vacíos, aunque el aspecto a su alrededor era el de residuos y bolsas esparcidas. La propietaria de Ultramarinos Ana, Ana Gámez, comentaba que los camiones habían pasado recogiendo los depósitos pero sin operarios para retirar la basura del suelo, "por lo que está toda la suciedad por las aceras, dando una mala imagen a una calle que se considera principal".

La situación a la que se enfrenta el encargado de la un bar de la calle Santa Lucía era si cabe peor, porque cada día lo primero que hace cuando llega a trabajar es recoger toda la basura que han ido depositando junto a su terraza y la traslada lo más cerca posible de los contenedores soterrados que hay frente a ella. Después Juan Mir limpia la zona y comienza a montar las sillas y mesas de su local, La Taberna de Álvaro: "No sé cuánto llevo gastado en lejía y aún así los clientes ya no quieren sentase en la terraza", lamentaba. Pero es que a pesar de su esfuerzo, la acumulación en los contenedores cada día es mayor, porque la única recogida que realizan los servicios de limpieza es "con un camión pequeño y se llevan unas cuantas bolsas".

Conviviendo con los olores de las calles más cercanas, a la vez que se ven obligados a limpiar a diario la zona de su local, los propietarios de la cafetería El último mono se quejaban de la poca colaboración a la hora de depositar la basura. "Cada vez que voy al soterrado de la Plaza del Siglo me encuentro los contenedores vacíos y la bolsas alrededor, por lo que si todos pusiéramos de nuestra parte, la huelga sería más llevadera", matizaba Víctor Pérez.