Fin a los coches de caballo en Málaga: el Ayuntamiento revoca las 25 licencias
El Consistorio pagará 125.380,48 euros por la amortización de cada permiso, unos 3 millones de euros en total
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El Ayuntamiento de Málaga ha puesto fin a los coches de caballo como medio de transporte turístico en la ciudad. A partir de este lunes, estos vehículos, que durante décadas formaron parte del paisaje del centro histórico, ya no podrán circular tras la revocación de las 25 licencias aún en vigor.
El anuncio lo ha hecho el propio alcalde, Francisco de la Torre, a través de un vídeo publicado en el perfil oficial de Instagram del Ayuntamiento de Málaga, en el que explica que la decisión se ha tomado “pensando en el bienestar y la seguridad de los animales”.
La medida, ejecutada por el Área de Movilidad, culmina un proceso que se inició hace años y que el alcalde ya adelantó durante el Debate del Estado de la Ciudad, el pasado mes de enero. El Ayuntamiento regulaba este servicio de transporte turístico bajo la ordenanza municipal de 2015, que establecía una vigencia máxima de veinte años para las licencias, con fecha de expiración prevista en octubre de 2035.
De las 55 licencias que existían en 2018, un total de 30 ya fueron rescatadas y amortizadas de forma voluntaria entre 2016 y 2020, previa compensación económica. La revocación actual afecta a las 25 restantes, que se han extinguido de manera definitiva.
El Consistorio justifica esta decisión por “la incompatibilidad de la actividad del servicio de paseo en coches de caballos con el desarrollo de la ciudad en condiciones de seguridad y salubridad, tanto para los usuarios de la vía pública como para los propios animales”.
Esta revocación conlleva una indemnización para los titulares de las licencias, que ya ha sido abonada. Según el informe de valoración elaborado por la entidad R&L Auditores en febrero de este año, el importe fijado para la amortización de cada licencia asciende a 125.380,48 euros, lo que supondría un gasto total para el Consistorio de unos 3 millones de euros.
Con esta medida, el consistorio da por concluida una etapa histórica en la ciudad y apuesta por un modelo de turismo más sostenible. “Málaga ha evolucionado y ahora hay muchas formas sostenibles de recorrer la ciudad. La mejor de todas, disfrutar de un paseo por nuestras calles”, ha añadido el alcalde en el vídeo.
La retirada definitiva de los coches de caballo supone el cierre de una imagen tradicional del centro, especialmente presente en zonas como la plaza de la Marina o la calle Larios, donde los carruajes compartían espacio con los visitantes.
Una medida que ya despertó polémica entre los cocheros
El debate sobre el futuro de los coches de caballos no es nuevo y ya generó una profunda división entre los profesionales del sector y el Ayuntamiento cuando comenzó a plantearse su retirada el pasado enero. En su momento, varios cocheros expresaron a este periódico su malestar y preocupación ante una decisión que, ahora, se ha hecho efectiva.
Domingo, que con 36 años llevaba más de dos décadas subido al coche de caballos, defendía entonces la continuidad del oficio y lamentaba la posible prohibición. “Es nuestra vida y nos la quitan”, decía. Padre de cuatro hijos, explicaba que solía comenzar su jornada a las siete y media de la mañana y la prolongaba hasta la tarde, con días de más o menos trabajo según la afluencia de turistas. “El negocio está flojo. Si hubiera trabajo, esto estaría lleno de coches”, resumía mientras cuidaba de su caballo en la cuadra.
Como él, otros profesionales insistían en que no había maltrato animal y reclamaban indemnizaciones, empleos y compensaciones si finalmente se ponía fin a la actividad. “Si se acaba, que nos indemnicen por las licencias, que nos den trabajo y compensen por las obras que hicimos en las caballerizas”, pedía entonces Pepe, otro cochero veterano.
Antonio destacaba que esta actividad “es un patrimonio” que “no se puede quitar así como así”, recordando que en algunas familias habían sido hasta cuatro generaciones las que se habían dedicado al oficio.
Joran, de 26 años, explicaba que de las cinco paradas que llegó a haber solo quedaba una, y que aunque él tenía otro empleo, esos días sustituía a su padre. “Mi familia lleva mucho tiempo en esto. Antes éramos nómadas, íbamos a ferias como la de Sevilla”, relataba.
Los cocheros apuntaban además a que la supresión de los carruajes podría estar relacionada con los planes municipales de peatonalizar zonas próximas al puerto, donde tradicionalmente esperaban a los turistas.
Entre los visitantes, también había opiniones divididas. Algunos, como Abel, un turista de Salamanca, consideraban positiva la búsqueda del bienestar animal, aunque reconocían el encanto del paseo. Otros, como Samanta, de Croacia, lamentaban que desapareciera una actividad que, aseguraba, “es una buena cosa para Málaga”.
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