Economía

Málaga se marca el reto de construir rascacielos y eliminar burocracia

  • Promotores, arquitectos y agentes confirman el resurgir inmobiliario en la provincia y exigen a las Administraciones mayor celeridad y certidumbre a la hora de conceder las licencias

Cayetano Rengel, Violeta Aragón, Silvia Sánchez, Francisco Sarabia y Francisco Pomares en la sede de 'Málaga Hoy'.

Cayetano Rengel, Violeta Aragón, Silvia Sánchez, Francisco Sarabia y Francisco Pomares en la sede de 'Málaga Hoy'. / reportaje gráfico: javier albiñana

Crecer en altura y eliminar trabas burocráticas, hasta el punto de que las Administraciones cambien control por supervisión, son dos de los grandes retos que se marca Málaga como ciudad para la próxima década. Así se puso de manifiesto en un desayuno informativo organizado por Málaga Hoy y patrocinado por Aedas Homes -una promotora nacional que cotiza en bolsa y que en la Costa del Sol cuenta con seis importantes proyectos en Málaga capital, Estepona, Marbella, Fuengirola y Mijas con 400 viviendas- al que asistieron Francisco Pomares, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Málaga; Silvia Sánchez, directora territorial de Aedas Homes en la Costa del Sol; Violeta Aragón, secretaria general de la Asociación de Constructores y Promotores de Málaga; Francisco Sarabia, decano del Colegio de Arquitectos de Málaga; y Cayetano Rengel, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Málaga. En un intenso y ameno debate los participantes trataron sobre diversos temas como el momento actual del sector inmobiliario, la existencia o no de una nueva burbuja, los problemas burocráticos, el boom de las viviendas turísticas y la problemática del alquiler o los retos futuros de Málaga, entre otros.

Rascacielos para ser una City

La estrategia urbanística futura para la próxima década que defiende el actual concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Málaga, Francisco Pomares, es la de construir edificios en altura tanto para uso residencial como de oficinas. "Hay que seguir creciendo frente al estancamiento. En los próximos diez años veo una ciudad transformada hacia lo vertical, con proyectos como Martiricos, Repsol o Torre del Río que van a ser una revolución porque Málaga está llamada a convertirse en una City [zona financiera de grandes urbes] frente a la saturación de otras ciudades europeas", comentó Pomares, que defendió que "hay que superar los miedos a no cambiar nada y a no construir en altura". El concejal opinó que, pese a las posibles reticencias iniciales, "en cuanto estén hechas las dos primeras torres todo el mundo querrá una en su barrio". Pomares detalló que muchos compradores ya no quieren comprar chalés, que requieren un alto mantenimiento, "sino viviendas de lujo en bloques". El concejal precisó que es habitual en otras grandes ciudades, pero con construcciones realizadas de tal forma que haya tanto espacio entre ellas que no haya sensación de agobio o falta de espacio. "Cuando estás en la zona del Bernabéu en Madrid hay grandes rascacielos pero no tienes sensación de agobio, mientras que en Carretera de Cádiz no son tan altos pero sí la hay", recalcó.

Francisco Sarabia, decano de los arquitectos malagueños, defendió ese modelo de construcción en altura -algo habitual en ciudades como Nueva York, Chicago, Tokyo, París o Londres- ante la falta de suelo y subrayó que en el caso de los proyectos planteados en Málaga "los edificios de los que se habla no son ni altos, lo son para esta ciudad, pero no si se compara con otras". "El progresismo en urbanismo va por ahí porque así no se consumen tantos recursos", dijo.

El momento de Málaga

Todos los participantes destacaron el resurgir del sector inmobiliario en Málaga, especialmente en la capital y en la costa porque en el interior sigue parado. "El sector goza de una salud estupenda tras años de crisis y pasar una larga travesía por el desierto. Málaga tiene dos motores, el de la costa y el de la capital, y eso le ha ayudado a que la recuperación sea mayor. Los ojos de los inversores se están poniendo automáticamente en Málaga y estamos en un momento dulce y, si no se pierde la cabeza y se gestiona bien, puede ser sostenible en el tiempo", señaló Silvia Sánchez, directora territorial de Aedas Homes.

"Se nos equipara a Madrid y Barcelona, aunque la mejoría del sector inmobiliario se concentra en la costa y en Málaga capital porque los municipios del interior no están notando en nada la recuperación", añadió Sarabia. Violeta Aragón, secretaria general de la ACP, fue en la misma línea. "El sector está mejorando en determinadas zonas. No hay una recuperación total porque hay empresas a las que no les ha llegado", expuso. "El cambio fue en 2015. Estuvimos años con suelos sin desarrollar, pero en 2015 se consiguió dar una imagen de recuperación económica y una mayor fiabilidad para invertir", dijo Pomares, quien detalló que "pasamos de dar 900 licencias de obra en 2015 a 1.600 en 2016, mientras que el 2017 fue imparable y en lo que va de 2018 ya van 1.400 licencias. En cuatro años vamos a tener 6.000 viviendas nuevas y es algo tremendo, con un impacto económico superior a los 550 millones de euros". El concejal fue incluso más allá y afirmó que "Málaga vive su mejor momento desde finales del siglo XIX". Cayetano Rengel, presidente del Colegio de Agentes Inmobiliarios, indicó por su parte que "antes la locomotora era Marbella y ahora es Málaga capital".

¿Hay burbuja?

El constante aumento del precio de la vivienda y el tirón del alquiler turístico ha vuelto a provocar el debate en la sociedad sobre si se está a las puertas de una nueva burbuja inmobiliaria. Los expertos que participaron en el desayuno informativo organizado por este diario y Aedas Homes coincidieron de forma tajante en que no hay burbuja y no se espera que se genere a corto plazo. "No hay burbuja inmobiliaria y no tiene nada que ver la situación actual con la anterior", recalcó Silvia Sánchez, quien explicó que "ahora solo se hacen proyectos viables y antes de iniciar uno se hacen preventas para garantizar que va a funcionar". "Málaga está en el punto de mira de todos los inversores y se ve una mayor profesionalización en el sector, por lo que se frena cualquier burbuja porque las cosas se están haciendo con mucha más cabeza", comentó Rengel. Sánchez añadió que otra diferencia fundamental es la obtención del crédito "porque antes era todo con financiación ajena y ahora no, tanto a los promotores como a los compradores". "El sector ha cambiado radicalmente. Ni la financiación ni la forma de venta es la misma y ya no se obtienen financiaciones del 100%", subrayó Aragón.

Falta de suelo

Diversos informes han denunciado en las últimas semanas que la falta de suelo está impidiendo un mayor crecimiento del sector inmobiliario en Málaga tanto desde el punto de vista residencial como logístico. Hay pocas parcelas disponibles y eso, además de reducir el número de proyectos, acrecienta el precio del suelo, lo que luego se traduce en el coste de la vivienda final. "No hay suelo y Málaga tiene perspectivas de seguir creciendo. Hay estudios que dicen que Málaga va a ser la ciudad que más crezca en España en 15 años y no estamos preparados por esa falta de suelo", destacó la secretaria general de la ACP. "La escasez de suelo finalista es un problema acuciante y todos estamos deseando meter mano a suelos en planeamiento, pero los plazos nos echan a todos para atrás", comentó Sánchez, quien recordó que "durante la crisis ha habido bancos con mucho suelo en los que perdieron mucho tiempo cuando podían haber avanzado en su planeamiento porque el coste es mínimo. Los bancos desahogaron activos pero no los desarrollaron". Francisco Pomares discrepó y afirmó que "tenemos un 70% de suelo parado, por lo que suelo hay, pero hay que ayudar a los promotores".

La lentitud de las administraciones

Es uno de los temas que dan dolor de cabeza a los promotores porque les dificulta todo el periodo de maduración del proyecto y, si le retrasan la entrega de las viviendas, les hacen quedar mal con los clientes y someterse a posibles peticiones de devolución del dinero. "Los trámites administrativos tienen que mejorarse", dijo Violeta Aragón, quien exigió que "hay que conseguir unos plazos ciertos y saber el tiempo exacto de cada trámite". Los promotores quieren saber si para obtener una licencia se va a tarda un mes, tres o seis para adecuar sus pasos y su inversión y no encontrarse con sorpresas. "Los índices de rentabilidad son los que priman en el sector y para ello hay que tener plazos razonables y ciertos. La administración tiene que priorizar y optimizar sus recursos porque nosotros sabemos cuánto tiempo se emplea en la construcción pero no el que vamos a tardar en los trámites urbanísticos", comentó Silvia Sánchez, quien añadió que "el plazo de entrega es una garantía para los compradores y se va de las manos porque hay muchos trámites y mucha burocracia y, al final, eres un promotor serio o no en función de eso, de cosas que no dependen de ti".

El concejal de Urbanismo de Málaga no solo no escurrió el bulto sino que reconoció esa lentitud. "Los tiempos son tremendos si se suman todos los procesos, se alargan tiempos innecesarios y es inaceptable que se tarden tres meses, por ejemplo, por un asunto arqueológico", dijo Pomares, aunque también precisó que "las obras son las obras y pocos son los que cumplen el plazo que pone en la licencia". El concejal de Urbanismo apuntó que "es responsabilidad de todo el sector porque para cualquier trámite hay 11 jueces que te miran el examen (carreteras, aviación, agua, impacto ambiental...), es desgarrador pero el sector inmobiliario tenía que haber estado más unido contra eso y ahora es más complicado echar marcha atrás".

Francisco Sarabia afirmó que han pedido a la Junta de Andalucía el silencio administrativo positivo, es decir, que si la Administración no responde a algún requerimiento en tiempo y forma se entiende que lo da por válido. "Eso arreglaría todo porque la ley autonómica limita mucho el crecimiento. Ha centrado todo en la ciudad ejecutada y no se plantea crecimientos, algo que puede ser razonable para algunas ciudades pero no para Málaga", dijo el decano de los arquitectos, quien criticó el "intervencionismo" de la Junta. Violeta Aragón también defendió ese silencio positivo y que haya declaraciones responsables, mientras que Pomares pidió "más libertad e independencia" para los ayuntamientos. En cualquier caso el concejal subrayó que "la Administración tiene que hacer un cambio, desde las leyes hasta los funcionarios, y pasar del control a la supervisión. La sociedad quiere que la Administración sea más inteligente y que confíe más en la responsabilidad de los ciudadanos".

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