Málaga

La alerta por coronavirus paraliza la vida de dos entrenadores malagueños: no pueden entrar ni salir de China

  • Juan Antonio García vive en Ulanhot y quiere regresar a España cuanto antes; Juan Carlos Zumaquero regresaba este jueves a Dalián, pero le prohibieron volver

Céspedes, esta misma mañana en la autovía de Ulanhot.

Céspedes, esta misma mañana en la autovía de Ulanhot. / M.G.

Juan Antonio García y Juan Carlos Zumaquero tienen varias cosas en común: son malagueños, profesionales del fútbol y residen en China. El primero llegó el pasado mes de septiembre a Ulanhot para  trabajar en una especie de "selección del Gobierno" reclutando a niños en los colegios; el segundo acaba de renovar su contrato en uno de los proyectos deportivos de la LaLiga en el país asiático. Sin embargo, sus coyunturas ahora, con la aparición del coronavirus, no pueden ser más antagónicas.

Mapa de China. Mapa de China.

Mapa de China. / M.H.

García se encuentra "recluido" en su ciudad, ubicada en la Mongolia interior. La región no le es extraña ya que esta es su segunda etapa en el país, tras vivir algo más de un año allí en 2015. "Todo iba genial", con el equipo, en el trato del Gobierno y con sus tres compañeros, dos catalanes y un gallego. "Hasta que apareció el coronavirus". 

Desde el pasado día 21, su vida se resume en estar 23 horas en casa y un fuera,"para respirar". "Esta es ahora una ciudad fantasma. No hay tráfico ni gente en las calles, puedes contar a las personas con los dedos de las manos", narra por teléfono. En su ciudad, no se ha registrado ningún contagio pero las medidas de seguridad son estrictas: "Cuando salimos a la calle, tenemos que usar mascarillas y encontramos a agentes de la policía que nos paran y nos toman la temperatura. Hay un miedo espantoso".

Juan Antonio García, en uno de sus entrenamientos. Juan Antonio García, en uno de sus entrenamientos.

Juan Antonio García, en uno de sus entrenamientos. / M.G.

García ha tomado la decisión de volver a España por los medios que sea. "Es un momento complicado, queremos regresar", afirma tajante. "Estar aquí es muy complicado. Estamos solos y no hay nadie libre de contagio. En los supermercados ya falta comida y nuestras familias están muy preocupadas", asevera. La demora en su regreso está causada por la empresa para la que trabaja, que les advirtió hace una semana de que si abandonaban el país no cobrarían.

Tras consultas legales sobre la legislación china, el malagueño ha conseguido que la entidad recule y tiene de margen hasta este domingo para comunicarles cómo solucionarán su situación. "Quiero regresar a Málaga, dejar el proyecto. Estamos viviendo una situación límite que puede matarnos", asegura. 

Precisamente, desde la capital de la Costa del Sol está viviendo la alerta del virus Zumaquero. Él salió de Dalián, a la orilla del mar de Bohai, el pasado 17 de enero para celebrar el Año Nuevo chino y está viendo cómo sus vacaciones se están dilatando sin fecha de fin. "Soy un afortunado por estar aquí, aunque al mismo tiempo siento pena por el motivo. Hay compañeros en China con los que estoy manteniendo el contacto y me dicen que no pueden moverse de casa. Yo he tenido la suerte de que me ha pillado aquí", explica. 

Juan Carlos Zamaquero, en sus entrenamientos. Juan Carlos Zamaquero, en sus entrenamientos.

Juan Carlos Zamaquero, en sus entrenamientos. / M.G.

Según lo previsto hace unas semanas, este jueves debía partir de nuevo para el país asiático pero LaLiga, con quien trabaja, le comunicó este pasado miércoles que la vuelta estaba cancelada y no hay fecha de regreso. La ciudad en la que habita está separada de Wuhan, foco del virus, por unos 1.500 kilómetros, "la distancia que hay entre Madrid y Ámsterdam", ejemplifica.

"China es un país que funciona y llegará el momento en el que levanten el veto y me digan de volver, pero ahora no tiene sentido, las propias autoridades han confirmado que el transporte público no funciona por lo que ni siquiera podría trasladarme del aeropuerto a mi casa. Todo está suspendido", narra desde Málaga.

El equipo local de Wuhan llegó este pasado miércoles a la capital levantando una fuerte expectación que García se afana en apaciguar. "No hay riesgo. Si alguno hubiera manifestado una décima de fiebre, no habría viajado. Wuhan es una ciudad inexpugnable ahora", recalca. 

La extensión de China es, aproximadamente, 19 veces la de España. Teniendo esto en cuenta, resulta difícil imaginar cómo, desde la segunda semana de enero, el coronavirus ha puesto en cuarentena a los más de 1.400 millones de habitantes de un país que representa el 18% de la población mundial.

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