La desaladora y las aguas regeneradas, la solución a los problemas hídricos de la Axarquía
En un desayuno de redacción organizado por Grupo Joly y patrocinado por Magtel, expertos del sector agrícola aseguran que en la comarca hay agua porque lo que necesitan son infraestructuras
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La comarca de la Axarquía es una de las zonas de Málaga que se está viendo más afectada por la sequía. Los regantes no tienen acceso al agua del pantano de la Viñuela, puesto que está al 9,2% de su capacidad y en él tan solo quedan 15 hectómetros. Los agricultores de la zona están haciendo lo posible por mantener sus cultivos aunque las cosechas de esta temporada serán mucho menores a las de otros años. La solución a los problemas hídricos que presenta esta zona tienen una solución y es la construcción de una desaladora y las aguas regeneradas.
Así lo afirmaron Arturo Buenaventura, director de Hidráulica y Medio Ambiente de Magtel; Enrique Colilles, director general de TROPS; Juan Antonio Reyes, director de Reyes Gutiérrez; José Ricardo Campos, presidente de la Junta Central de Usuarios del Sur del Guaro; y José Carlos Gil, presidente de la Junta Central de Regantes la Axarquía, en un desayuno de redacción organizado por Grupo Joly y patrocinado por la empresa Magtel. En el encuentro celebrado en el Hotel Only YOU Málaga, moderado por Javier Cintora, subdirector de Málaga Hoy y titulado Recursos hídricos en la Axarquía, se debatió sobre la situación hídrica que atraviesa la comarca, las previsiones de producción que esperan este 2023, la gobernanza del agua de la zona y las soluciones a medio y largo plazo que pueden sacar a la Axarquía de la crisis que atraviesa.
La construcción de una desaladora en la Axarquía se encuentra en plena tramitación. Tres son las empresas que le enviaron a la Junta de Andalucía el proyecto para llevar a cabo este proyecto. Todavía se desconoce cuál será la compañía elegida por la administración pública, pero Juanma Moreno, presidente de la Junta, aseguró que este mes de junio informaría del resultado. Por otro lado, el Gobierno Central aprobó en un real decreto-ley la construcción de una desaladora en Málaga y Moreno indicó que ésta iría en la Axarquía, junto a la que la Junta quiere llevar a cabo. No obstante, los expertos de esta mesa señalaron que lo lógico sería construir solo una desaladora en esta comarca que cubra todas las necesidades que tiene la zona y no dos.
En este sentido, Arturo Buenaventura, director de Hidráulica y Medio Ambiente de Magtel, una de las empresas interesadas en construir la desaladora, indicó durante este encuentro que han continuado avanzando en su proyecto y que se encuentra “muy maduro”. Según Buenaventura, si finalmente su propuesta es la elegida, podrían llegar a tenerla para 2026. Desde Magtel llevan trabajando desde 2020 para ofrecer esa opción de desalación en la Axarquía y tienen “el proyecto avanzado”. Solo les falta que “la administración mueva ficha para comenzar el proyecto”.
Asimismo, incidió en que ellos van con sus propios fondos privados, pero que “no queremos ser los dueños” e invitó a los regantes y cualquier empresario o persona que forme parte del sector a participar en este proyecto. Magtel ha seguido haciendo estudios, ha pedido autorización a Costas y ya tiene redactado el estudio de impacto ambiental. Por ello, Buenaventura considera que a pesar de que el Gobierno central aprobó una desaladora en Málaga, “la Junta debería tener la capacidad de seguir adelante” con este proyecto que ya tenían previsto.
Buenaventura también incidió en que desde Europa “ya están mirando qué está pasando con el agua en Málaga”. Por ello, lo que se debe hacer en la comarca es solucionar la incógnita sobre quién gestiona el agua para que haya “una transparencia” y se pueda indicar que “aquí se gasta este agua, con un precio”. Así estará “todo claro y no habrá duda y cuestión sobre los orígenes de cómo se hace el uso del agua de la Axarquía”.
En esta misma línea, Enrique Colilles, director general de Trops, otra de las empresas que está interesada en construir la desaladora de la Axarquía, aseguró que ellos también han seguido trabajando en el proyecto, el cual considera que si se lleva a cabo resolvería los problemas hídricos de la Axarquía. Con respecto a cuándo sabrán quién construirá la desaladora, Colilles sostiene que “probablemente tendremos que esperar a las elecciones generales”. Eso sí, apuntó en que más que falta de agua, los problemas que se deben resolver en la Axarquía son la falta de infraestructuras y que el agua sea más barata para los agricultores. Estos obstáculos se deben a que “no hemos hecho los deberes ni el sector agroalimentario, ni las administraciones”, porque, a su juicio, actualmente deberían existir las suficientes infraestructuras hídricas que permitieran producir el triple de productos y en el triple de hectáreas.
Muchas familias no tendrán ingresos por la caida de las cosechas
Esa falta de infraestructuras hídricas, que no de agua, ha hecho que las cosechas de este año caigan. Según los datos aportados por el director general de Trops, la cosecha de mango va a ser el 30% inferior a lo habitual y la de aguacates va a bajar entre un 30% y 40%. Como consecuencia muchas familias no van a tener ingresos o incluso serán negativos. El sector de la agroalimentación tiene una importancia vital en el empleo en la comarca, según Colilles, que añadió que la Axarquía “no viviría sin la agricultura”. Además, si ésta desapareciera, también lo haría el turismo rural. Por tanto, la solución para que este no desaparezca es crear más infraestructuras hídricas y también apostar por la tecnología para abaratar el precio del agua.
“Si hay tecnología para tener el agua barata, hay que aplicarla”, sostiene Colilles. De igual forma, incidió en que “el precio es clave” porque si el metro cúbico de agua está a un euro y medio “apaga y vámonos”. Además, también remarcó que los agricultores tampoco deben conformarse con tener el agua a 80 o 90 céntimos. Por ello, apuntó que deben conseguir que se apliquen las tecnologías “para no depender de Madrid”, ya que esto les beneficiará. El problema se encuentra en que esas tecnologías “están prohibidas en España, por eso hay que conseguir que se cambie la ley para aplicarlas, siempre y cuando no perjudique a nadie”.
Por su parte, Juan Antonio Reyes, director de Reyes Gutiérrez, coincidió con Colilles en que el futuro del sector es esa desaladora y conseguir que el agua sea lo más barata posible. En la Axarquía hay unas 17.000 hectáreas aproximadamente y los agricultores en los últimos años han contribuido en la economía de Málaga, ya que vieron los cultivos tropicales como una gran vía económica, por lo que han ido creciendo, “pagando impuestos”, sin recibir respuesta de las administraciones, haciendo que el público tenga una “mala imagen” del sector agrícola. Si esto sucede, según Reyes, se debe a que estas personas “no son conscientes de que somos los que hacemos los productos".
Por otro lado, remarcó que “nadie me dice quién gobierna sobre el agua” y, a su juicio, “el agua debería estar legislada de cualquier forma diferente a la actual”. Para Reyes, las administraciones son “elefantes muy pesados que ven cualquier cosa como un mundo”. Por ello, considera que para seguir avanzando en términos hídricos, se debe poner “un ejecutor” para que los proyectos salgan adelante, como el de la desaladora, el cual incidió en que “hay mucha gente interesada en que avance y parece que ahora está todo enmarañado y no se decide nada”.
Lo que está ocurriendo en la Axarquía es una situación de la que llevan avisando los regantes desde 2015, según José Ricardo Campos, presidente de la Junta Central de Usuarios del Sur del Guaro. De esas 17.000 hectáreas que hay en la comarca, las que están en una situación más crítica son las que dependen exclusivamente de la Viñuela. Asimismo, remarcó que en el Plan Guaro solo se están regando aproximadamente 6.400 hectáreas de las 8.300 que hay por debajo de cota, es decir, están a menos de 140 metros del nivel del mar.
En cuanto a la situación de la Viñuela, Campos remarcó que en 2005 llegó a tener datos más bajos que los que se recogen actualmente. Tal fue aquella sequía que “se pusieron tubos para sacar agua para beber”. Asimismo, aseguró que esa situación podría llegar a repetirse pronto si todo sigue igual. Con respecto al trabajo de las administraciones, apuntó en que “los problemas se arrastran de las anteriores legislaciones”. Por tanto, lo que considera que deben hacer ahora es “mirar hacia delante, pero no olvidar lo que nos han hecho” porque lo que la Axarquía necesita son infraestructuras.
José Carlos Gil, presidente de la Junta Central de Regantes la Axarquía, estuvo de acuerdo con el discurso de Campos y ratificó que en la comarca “hay agua, lo que no hay son infraestructuras para aprovecharlas”. Además, también añadió que todo son consecuencias de la “dejadez de la administración, pero también de la poca unión entre los regantes”.
De igual forma, declaró que esta “mala gestión del agua”, no se debe solo a las administraciones nacionales y regionales, sino también a las locales. Los ayuntamientos deberían hacer un seguimiento de las tuberías de aguas regeneradas para que no tengan más de un uno de conductividad de sal, pero no lo realiza, según Gil. El agua no debe contener sal porque sino no serviría para regar a los cultivos. “En esta guerra perdemos todos”, señalaba Gil, que también apuntó que la agricultura es “un motor primario” que se mantuvo en funcionamiento durante la pandemia y que cada vez obtiene menos beneficios por la subida de los precios.
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