La Policía Nacional le seguía la pista desde el pasado mes de febrero, cuando sumó a su historial delictivo nuevos atracos cometidos en la misma farmacia, la de la rotonda de Camino de Suárez. El detenido como presunto autor de tres robos a punta de cuchillo perpetrados en solo 10 días llevaba un mes encerrado en la vivienda en la que residía, en la avenida Miraflores de los Ángeles. Allí se había atrincherado tras sospechar que la Policía le pisaba los talones. Y para ello contó con la colaboración de la familia, que le proporcionaba ropa, comida, medicinas y hasta le ayudaban con las tareas de limpieza.
Una vez que los agentes lograron identificarle después del último asalto, el supuesto atracador era vigilado desde cerca, según fuentes cercanas al caso consultadas por este periódico. Tenía en vigor una orden decretada por la autoridad judicial para su detención e ingreso en prisión por un robo anterior. Las pesquisas dieron sus frutos el viernes al mediodía. El hombre al que la Policía dio captura es un español de 44 años al que le atribuyen la autoría de tres robos violentos. En todos empleó el mismo modus operandi. “Entra con un cuchillo, intimida, pide el dinero de la caja y amenaza con pinchar. ¿Qué haces? Se lo das porque no sabes quién es ni cómo va a reaccionar. Venía completamente cubierto”, explicaba entonces impotente la titular de la farmacia, Claudia Ruiz-Capilla.
Las vigilancias hicieron sospechar a los agentes que el asaltan-te al que buscaban podía esconderse en una de las viviendas próximas a la farmacia que había sido atracada hasta en tres ocasiones. Tras solicitar una orden judicial de registro descubrieron que el supuesto autor residía a solo un par de minutos del establecimiento del que, según la responsable, había logrado llevarse “un buen sueldo”. Una vez en el interior de la casa, los policías encontraron el cuchillo con el que había intimidado a las trabajadoras durante los atracos y la ropa deportiva que vestía.
Las imágenes captadas por las cámaras de seguridad recogían el momento en el que un encapuchado accedía a la farmacia con un arma blanca y tras hacerse con el botín salía corriendo. Su rastro se perdía por una callejuela. El primero de los robos se registró el día 11 de febrero. Solo dos días después la escena volvía a repetirse. El último atraco ocurrió el viernes día 22 mientras las empleadas despachaban a una clienta, que cuando se percató del asalto se resguardó detrás del mostrador. La titular de la farmacia había llegado a poner los hechos en conocimiento de la concejala del distrito Bailén-Miraflores, Elisa Pérez de Siles. Ayer, mostraba su satisfacción en declaraciones a este periódico y aplaudía la labor policial. “Llevaban tiempo detrás y hasta que no han dado con él no han parado. Me comunicaron su arresto el viernes”, relató la mujer, que ya duerme más tranquila.
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